"He etiquetado los recuerdos como si vinieran de una región particularmente peligrosa: el Lugar Oscuro.
Detenerme demasiado en la imagen de mi madre intentando arreglar de nuevo la cafetera rota, o en la de Michelle bailando en camisón, con los calcetines subidos hasta las rodillas, haría que mi mente se hundiera en el Lugar Oscuro.
Persistentes manchas de color rojo estallando en la noche. El hacha inevitable, rítmica, moviéndose mecánicamente como si estuviera cortando leña. La escopeta de caza disparando en el pequeño vestíbulo. Los chillidos de cuervo aterrorizado de mi madre, con media cabeza arrancada, pero aún intentando salvar a sus hijos"
Detenerme demasiado en la imagen de mi madre intentando arreglar de nuevo la cafetera rota, o en la de Michelle bailando en camisón, con los calcetines subidos hasta las rodillas, haría que mi mente se hundiera en el Lugar Oscuro.
Persistentes manchas de color rojo estallando en la noche. El hacha inevitable, rítmica, moviéndose mecánicamente como si estuviera cortando leña. La escopeta de caza disparando en el pequeño vestíbulo. Los chillidos de cuervo aterrorizado de mi madre, con media cabeza arrancada, pero aún intentando salvar a sus hijos"
Ben, el hijo mayor, fue inculpado después de que la chiquilla, a pesar de su corta edad y su evidente confusión testificara en su contra, declarando haberlo visto todo.
"No. Aquella noche vi lo que vi, pensé, mi mantra de siempre. A pesar de que no era cierto. Lo cierto era que no vi nada. ¿Vale? Bueno. Técnicamente no vi nada. Sólo lo oí. Sólo lo oí porque estaba escondida en un armario mientras mi familia moría, por la sencilla razón de que yo era una pequeña cobarde".
Veinticuatro años después, Libby se ha convertido en una adulta deprimida, incapaz de comprometerse con nada, de salir adelante, con reiteradas dificultades económicas.
Una llamada telefónica, "la llamada del Kill Club", le pondrá en contacto con un grupo de socios dedicados a investigar, por amor al arte, crímenes no resueltos. Todos coinciden en defender la inocencia de Ben, así que de esa forma, y a cambio de dinero, se verá removiendo de nuevo la mierda del pasado, investigando y buscando al presunto verdadero asesino.
Pero aunque el dedo acusador sigue señalando a Ben, y también a su padre (Runner), que los visitaba de vez en cuando y después siempre los volvía a abandonar, las cosas no son siempre como parecen...
¿Llegará Libby hasta el final? ¿Averiguará lo que pasó realmente esa sangrienta noche de invierno? ¿Conseguirá exculpar con sus hallazgos a su hermano y sacarle de la cárcel?