"Hace tiempo que Mathilde ha perdido el sueño. Casi cada noche la despierta la angustia, a la misma hora, sabe en qué orden va a tener que contener las imágenes, las dudas, las preguntas, se sabe de memoria el recorrido del insomnio, sabe que va a darle vueltas a todo desde el principio, cómo empezó, cómo se agravó, cómo llegó a ese punto, y esa imposible vuelta atrás. Todo esto no puede estar pasando sino en un sueño, todo esto no es más que una pesadilla de serie B, un escalofrío en medio de la noche que no significa nada.
Llegará un momento en el que se despertará, o se preguntará por la diferencia entre la realidad y el sueño, o comprenderá que sólo era eso, una larga pesadilla, o sentirá ese intenso alivio que sigue a la vuelta a la consciencia, incluso si su corazón late todavía hasta salirse del pecho, incluso si está empapada en sudor en la oscuridad de su habitación, un momento en el que será liberada.