“Todos tenemos en la cabeza dos almendras. Están metidas en algún rincón del cerebro más o menos a la altura de las orejas. Tanto por la forma como por el tamaño, son iguales a estos frutos secos, por eso se las llama «amígdala», que significa «almendra» en griego. El nombre exacto es «cuerpos amigdalinos» o «amígdalas cerebrales». Cuando estas amígdalas reciben un estímulo exterior, se enciende una lamparita roja. Dependiendo del tipo de estímulo, se despiertan sentimientos como el miedo, el enfado, el agrado o el asco.
Sin embargo, las almendras de mi cerebro parecen tener un desperfecto, ya que no se enciende del todo esa lamparita roja.”