Conoce a Dewey leemáslibros, el gato que inspiró el título de mi blog


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26 de julio de 2018

"TIGRES DE CRISTAL" de Toni Hill, un relato de niños culpables y venganzas torcidas.


“Fue entonces cuando comprendí que, al menos yo, tenía que contar la verdad. También es cierto que ignoraba lo que pasaría después. No podía prever el pacto que se estableció entre todos; era incapaz de adivinar que el resultado de mi confesión, de lo que sabía y de lo que vi, se manipularía en nombre de la amistad y de la misericordia.

Ahora, después de tanto tiempo, pienso que fue el espíritu de esos años lo que se impuso al final, pero en ese momento yo solo buscaba aliviar mi conciencia, contar qué le había ocurrido a Joaquín Vázquez, el Cromañón, y luego olvidarme de todo para que la vida volviera a ser como antes.”
El reencuentro entre dos personas que compartieron en el pasado un oscuro secreto y la autoría de un crimen, nunca puede salir bien, es imposible que salga bien. Pero a pesar de presentirlo, de ser consciente de ello, Víctor no puede evitar quedar con Juanpe (al que todos llamaban “el Moco” cuando eran pequeños) después de 37 años sin verse, cuando el destino vuelve a juntarlos.
Un encuentro ya inevitable del que, está seguro, no saldrá del todo indemne, Víctor se repite el mantra que ha estado rondándole la cabeza desde que volvió a pensar en todo eso: Éramos unos críos, no fue culpa mía. Una frase que, lo sabe, es solo cierta a medias. Éramos unos críos. Sí, solo unos críos.
Las imágenes mentales tanto tiempo enterradas, afloran de nuevo, salen a la luz, es inevitable. Los recuerdos de lo ocurrido aquel fatídico 15 de Diciembre en el barrio “Satélite de Barcelona", se planta ante ellos como una losa dura, insalvable, cargada de culpa y de acusaciones, de excusas vacuas. Porque ambos saben que de los dos culpables, solo ha pagado uno: Juanpe el que cargó con todo y fue enviado al correccional después de haber sido delatado por alguien.
O quizá sí: tal vez, tantos años después, la balanza se incline hacia el lado de los buenos momentos compartidos, de las risas, de los Tigres de Malasia y del verano que pasaron juntos en el pueblo. Se aferra a todo eso, él también, para borrar lo que llegó después.
Victor no es que saliera de rositas, pero casi… fue enviado por sus padres al campo con su abuelo, sobre todo por precaución, después de haber matado ambos de una paliza a Joaquín Vázquez “El Cromañón”, aquel chaval corpulento y cruel que había convertido la vida del Moco en un infierno.
Hice… hice lo que pude para ayudarte —susurra—. No sirvió de mucho. —Al final sí —afirma Juanpe con una sonrisa—. Le dimos su merecido. No, no te pongas estupendo conmigo. Ambos sabemos que es así. —Nunca pretendimos matarlo.
Y ahora, treinta y siete años después, Víctor está felizmente casado, tiene una hija, un buen empleo y una buena vida, es en definitiva un triunfador, pero Juanpe sigue siendo un pobre diablo, nunca ha dejado de serlo, un hombre sin futuro y con un presenta turbio y peligroso, porque como suele decirse . . . "unos nacen con estrella y otros estrellados”
A veces uno piensa que Dios entregó al nacer a tipos como Juanpe una baraja de cartas en la que faltaban los cuatro ases.

¿Habrán conseguido olvidar lo ocurrido aquel verano? ¿Y la culpa, donde habrá quedado la culpa?¿Descubrirán quien delató a Juanpe en su día?.