
Bajo la ducha, siente deseos de arañarse, de partir su cuerpo en dos. Se golpea la frente contra la pared. Querría que alguien la agarrara y le estampara el cráneo contra la mampara de cristal. En cuanto cierra los ojos, oye ruidos, resuellos, gritos, golpes. Un hombre desnudo que jadea y una mujer gozando.
Querría entregarse a una jauría, y que la devoren, la chupen, la traguen entera. Que le pellizquen los pezones, le muerdan el vientre. Querría ser una muñeca en el jardín de un ogro.
Querría entregarse a una jauría, y que la devoren, la chupen, la traguen entera. Que le pellizquen los pezones, le muerdan el vientre. Querría ser una muñeca en el jardín de un ogro.
Adèle parece tener una vida perfecta. Trabaja como periodista, vive en un bonito apartamento en Montmartre con su marido Richard, médico especialista, y con su hijo de tres años, Lucien. Sin embargo, bajo esta apariencia de cotidianidad, Adèle esconde un inmenso secreto, la necesidad insaciable de coleccionar conquistas. En el jardín del ogro es la historia de un cuerpo esclavo de sus pulsiones, una novela feroz y visceral sobre la adicción sexual y sus implacables consecuencias.