Conoce a Dewey leemáslibros, el gato que inspiró el título de mi blog


Mostrando entradas con la etiqueta André Aciman. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta André Aciman. Mostrar todas las entradas

5 de mayo de 2018

“LLÁMAME POR TU NOMBRE” de André Aciman, mucho más que una bonita historia de amor homosexual


“Él era más yo de lo que yo lo había sido nunca, ya que desde que se convirtió en mí y yo me transforme en él, en la cama hace tantos años, iba a seguir siendo para siempre, mucho después de que hubiésemos tomado caminos muy distintos en la vida, mi hermano, mi amigo, mi padre, mi hijo, mi marido, mi amante, yo.

Durante las semanas que habíamos estado juntos aquel verano, nuestras vidas casi no se habían tocado, pero habían cruzado a la otra orilla, donde el tiempo se detiene y el cielo llega a tocar el suelo y nos entrega un muestrario de lo que nos pertenecía de forma divina desde que nacimos.

Miramos hacia otra parte. Nos lo dijimos todo. Sin embargo siempre lo hemos sabido, y no mencionar nada al respecto ahora lo confirmaba aún más. Habíamos encontrado las estrellas, tú y yo. Y esto sólo se consigue una vez”
Esta es la historia de Oliver, un aspirante a escritor con 24 años que decide pasar el verano en la villa de en un pueblo al norte de Italia donde cada verano, un profesor de universidad (el padre de Elio), ofrece alojamiento y asesoramiento a estudiantes y futuros escritores, a cambio de ayuda en sus quehaceres culturales. Y de Elio, un chaval de tan solo 17 años, en plena adolescencia y despertar sexual.

Elio es un chico muy culto para su edad, pero inexperto en temas de enamoramientos. Pronto empieza a sentir cosas por Oliver, indicios de lo que más adelante se convertirá en su primer y gran amor.
 Había deseado a otros chicos de mi edad con anterioridad y me había acostado con chicas. Sin embargo, hasta que él se bajó del taxi y se adentró en mi hogar, nunca me habría parecido ni tan siquiera remotamente factible que alguien tan contento consigo mismo hubiera querido compartir su cuerpo tanto como yo anhelaba ofrecer el mío.
Al principio, lo pasa fatal, porque está convencido de que no es correspondido. De que Oliver, ese chico terco, frío, imperturbable, que se despide de la gente de una forma tan peculiar (diciendo “luego” en vez de “adiós”) le ignora, que él es invisible ante sus ojos. Y sufre con sus ausencias, preguntándose a cada momento que habrá querido decirle con esto o con aquello, buscándole el significado a cualquier gesto o mirada.
«¡ LUEGO!» . Una palabra, una expresión, una actitud. Nunca había escuchado a nadie utilizar «luego» para despedirse. Me resultó arisco, seco y despectivo, dicho con la velada indiferencia de alguien a quien le daría igual no volver a verte o no saber nada de ti'.
Pero la pasión acumulada y reprimida llega un momento que tenía que estallar y estalla y por fin pueden permitirse darle rienda suelta a su deseo, al amor que surge entre ellos, hondo, potente, poderoso. El tiempo pasa inexorablemente y ambos saben que lo que empieza acaba, que el verano acabará en septiembre. Y de repente comienza la cuenta atrás, la vida a contra reloj, disfrutando y saboreando cada momento juntos, pero al mismo tiempo agobiados por el sufrimiento inevitable de la separación que saben no tardará en llegar y la triste incertidumbre de no saber si volverán a verse algún día.
Me di cuenta de que vivíamos con el tiempo prestado, que el tiempo es siempre prestado y que la empresa de préstamos nos cobra prima justo en el momento en el que estamos en la peor situación para pagar y necesitamos pedir más prestado.

¿Que pasará con ellos? ¿Seguirán juntos para el resto de sus vidas o será de esos amores imposibles que el destino se empeñará en recordarles siempre?