Pasaje destacado
"Me hechizó nada más verla en el bar X., igual que me atrajo hace veinticuatro años. Probablemente estamos unidos por seudoquímicas que solo vinculan temporalmente, como ella dijo. Sin embargo, es la única mujer con la que he hecho el amor apasionadamente. La echaré terriblemente de menos. Caen las cenizas de mi cigarrillo. Mis ojos se empañan de lágrimas y oigo la nana de mi abuela:
«De nuevo esta noche tu almohada está bañada en lágrimas.
¿Con quién sueñas? Ven, ven a mí.
Me llamo Azami y soy la flor que mece la noche.
Llora, llora en mis brazos. Aún queda lejos el alba»."
Pasaje destacado
"Lo que tuvo mi madre fue un conflicto demasiado pronto. Se quedó embarazada a los dieciséis. Y a los ocho meses quiso tirarse por un puente. Ahí estábamos: ella y yo dentro de ella. Con los coches pasando por debajo. Durante un segundo las dos estuvimos muertas. Soltó una de las manos y se inclinó hacia delante. Ahí estuvimos muertas. Algo instintivo y mamífero la hizo balancearse hacia atrás y fue cuando empezamos a estar vivas. «Me diste una patada», me contó mucho después, «y pensé que era mi corazón que había vuelto a latir. Pero ya ves, solo eras tú».
No deja de resultarme fascinante que nuestra relación se iniciara antes de que yo naciera. Ya en ese puente las dos gestamos nuestros roles. El ratón y el gato. El coyote y el correcaminos. He tenido que darle muchas patadas después para que respirara, para que vomitara, para que abriera los ojos y me diera de comer."
Pasaje destacado
"Podría decirse que M. «desapareció de la faz de la tierra», «se esfumó», «desapareció sin dejar rastro». ¿Era cierto? ¿Es cierto? Porque nadie está desaparecido de verdad. Todos están en alguna parte, aunque no sepamos dónde. Incluso los muertos, sus restos. En alguna parte.
Mi hermana no está desaparecida, mi hermana está en alguna parte. Escondida, tal vez. O disfrazada. Solo para fastidiarnos. Para fastidiarme a mí. Incluso si Marguerite ya no está viva tiene que estar en alguna parte.
Al menos sus esbeltos huesos. Una melena de pelo rubio plateado claro cayéndole de forma seductora por los hombros. Los restos de los dientes perfectamente perlados, quizá. Esa última mueca de tierra negra compacta con aspecto de triunfo."
Pasaje destacado
"El viejo se inclinó para hacer un bonito remolino de nata sobre mi helado con sus ojos azules abiertos como platos, concentrados en la esponjosa espiral y el sifón rozándole la mejilla en un gesto elegante y preciso, con la mano muy cerca de la cara. Y justo en el instante en que el viejo se disponía a erguirse de nuevo, el sifón explotó. Bum. Me acuerdo del ruido. El ruido fue lo primero que me aterrorizó. Rebotó contra todas las paredes de la Demo. Y mi corazón se saltó dos latidos.
Luego vi la cara del amable viejecito. El sifón se le había metido dentro, como un coche que se empotra en la fachada de una casa. Le faltaba la mitad. Su cráneo calvo estaba intacto, pero su cara era una mezcla de carne y huesos con un solo ojo dentro de su órbita. Lo vi perfectamente. Me dio tiempo. El ojo pareció sorprendido. El viejo siguió en pie dos segundos, como si su cuerpo hubiera necesitado un momento para darse cuenta de que ahora estaba coronado por una cara en carne viva. Luego se desplomó."