
"Entonces vio a Facundo bailando en un rincón oscuro, solo, con un vaso en la mano, ese rostro de increíble blancura, esos ojos brillantes.
Siempre que Narval trataba de imaginarse cómo sería la persona más hermosa de la Tierra, siempre que había tratado de pensar cómo se vería la auténtica belleza, si existiera, se la había imaginado así, con el color de piel de Facundo, su perfil, su boca, su cuerpo; aunque hasta entonces estaba seguro de que, si alguna vez encontraba a alguien así, sería una mujer. Pero el chico que bailaba bajo las luces amarillentas y mortecinas parecía estar más allá de todo sexo".
Siempre que Narval trataba de imaginarse cómo sería la persona más hermosa de la Tierra, siempre que había tratado de pensar cómo se vería la auténtica belleza, si existiera, se la había imaginado así, con el color de piel de Facundo, su perfil, su boca, su cuerpo; aunque hasta entonces estaba seguro de que, si alguna vez encontraba a alguien así, sería una mujer. Pero el chico que bailaba bajo las luces amarillentas y mortecinas parecía estar más allá de todo sexo".