Pasaje destacado

Esos ojos que había olvidado ya, que le habían dejado de visitar en la oscuridad de su cuarto, estaban de nuevo ahí delante, y aunque quedaba muy poco de la belleza que su memoria le atribuía a esa mujer, no podía olvidar las horas que había pasado mirándolos con asombro, la manera en que habían hecho el amor sin retirar los ojos hacia ninguna otra parte del cuerpo, sin cerrarlos, gozando de ese mirarse en silencio, de ver el deseo en su cara, de sentirse mirado mientras gozaba".