Pasaje destacado
"¡Cuántos años! ¡Qué nostalgia! ¡Qué dolor!... Ver la imagen de la última noche en que todo nuestro Clan estuvo reunido y saber que ahora somos un clan disperso. ¿Qué nos pasó? ¿Por qué tenía que pasarnos? ¿Se puede culpar a alguien? ¿Sirve de algo culpar a alguien?... Unos por allá, otros por acá, otros en el cielo, como los pobres Fabio y Liuba, alguno más en camino de la Gloria, y Elisa...
¿Dónde estará mi dulce Elisa????? Elisa, vida mía, quizás leas esto mientras sin mí recoges flores... Sé que estás viva. Lo sé. Creo que ya podría perdonarte todo. Todo. Sé que voy a entender tus razones, incluso si no las entiendo. ¿Y sabes por qué? Porque siempre te quise y todavía te quiero. "
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"La vida iba rápida, como los aviones a Londres, y nosotros nos habíamos puesto a correr para no perder el ritmo, para no caer de aquella cinta que corría y corría. Nos caímos, sí. Nos caímos por querer correr más que la vida. Nos la pasamos. Nos tropezamos hacia delante y cuando lo supimos era ya demasiado tarde para incorporarse. Estábamos en el suelo, llenos de agujetas, repletos de dolor y delgadez. No había cura ni paliativo y muy pocos recibimos caricias.
Hoy solo somos un recuerdo al que no le dio tiempo a usar la memoria que para la vida adulta nos dieron nuestros mayores. Los consejos concretos, los religiosos, los sociales no nos hubieran servido. Los absolutos, los vitales, los generales quizá nos habrían salvado."
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"YO FUI SANTA. El cielo nunca me lo reconoció, quizás porque no haya en él quien se encargue de certificar tales cosas o, simplemente, porque nadie lo habite, nadie lo conforme... Puede entonces que las esperanzas de los hombres no hayan sido, por siempre, más que ilusiones supersticiosas. En cambio, aquí abajo en la tierra, como los menesterosos siempre han necesitado pensar que su existencia tenía algún sentido, fueron muchos los que creyeron en mí.
Yo fui, durante algún tiempo, excusa para que sus temores más íntimos no se confirmasen, para no verse forzados a aceptar su insignificancia. Fui el apoyo de muchos a quienes la verdad nunca les permitió tener sueños. Sí, yo fui santa y lo fui por casualidad y también por supervivencia."
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"John Earle está en el suelo. Boca arriba, sobre la calzada roñosa. Cristales rotos, pestazo de diésel. Cuando caes, caes. Poco probable que te levantes solo. Los agentes de policía se han ensañado con él con una fuerza tan inusitada, tan impensable, tanta furia y tanto odio, con los puños enguantados y el cuerpo entero.
John Earle se queda inmóvil de la conmoción, físicamente paralizado. ¡Nunca, en toda su vida, han tratado a Whitey McClaren de tan malas maneras, con semejante falta de consideración! Un hombre al que otros hombres admiran y quieren. . ."
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"Nuestro sentido del valor de lo existente se determina por el entorno en el que crecemos. Y creo que aprendemos a juzgar a los demás basándonos en un estándar que nos impone la primera persona con la que entramos en contacto, que en la mayoría de los casos es nuestra madre.
Por lo menos, yo me baso en los valores que me transmitió mi madre para juzgar a otras personas, y nunca he conocido a nadie tan extraordinario como ella. Lo que significa que no lamentaría la muerte de ninguno de los que me rodean…, incluido mi padre, por desgracia. Es agradable y alegre, está bien para ser dueño de una tienda de electrodomésticos en una ciudad de provincias, pero eso es todo. Pese a que no lo odio, no encuentro ningún valor en él para que merezca seguir vivo."
