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1 de octubre de 2021

Reseñas 2x1: "DÍAS SIN HAMBRE" de Delphine de Vigan y "DISTANCIA DE RESCATE" de Samanta Schweblin

Cubierta de la novela de Delphine de Vigan, autobiográfica, anorexia adolescente
“Come para salvar su cuerpo, porque no quiere morirse. Conoce ahora de fuentes científicas el umbral que no puede traspasar sin que peligre su vida. Basta llegar hasta ahí y mantenerse en ese peso, en equilibrio entre el plato y la basura. Delante de ella, un plato vacío. ¿Por qué ha llegado a ese punto?

En el espejo, se miraba sin verse, se felicitaba de las ojeras, de la delgadez como de una victoria. El cuerpo que se vacía y parece poder vaciarse sin fin. No podía imaginar el sufrimiento que la esperaba cuando no quedara otra cosa que roer que su alma. Ha vaciado el cuerpo de toda vida, ha apurado los límites, hasta quedarse sin fuerzas."




Cubierta de la novela de Samanta Schweblin, autora argentina, Premio Tigre Juan en 2015
“Yo siempre pienso en el peor de los casos. Ahora mismo estoy calculando cuánto tardaría en salir corriendo del coche y llegar hasta Nina si ella corriera de pronto hasta la pileta y se tirara.

Lo llamo «distancia de rescate», así llamo a esa distancia variable que me separa de mi hija y me paso la mitad del día calculándola, aunque siempre arriesgo más de lo que debería”
"DÍAS SIN HAMBRE"

La prosa de Delphine de Vigan (Francia, 1966) no es nueva para mí, ya leí no hace mucho “Basada en hechos reales”, una novela que me gustó y me dejó con ganas de repetir. A veces los libros te buscan, no los buscas tú a ellos y eso me ha ocurrido con “Días sin hambre”, que me di de bruces con él en el momento idóneo, en el mejor momento para abordar el tema de la anorexia. Porque cuando algo te toca de cerca, parece que te apetece saber más sobre ello, leer sobre ello. ¡Qué terrible palabra!!! Anorexia. . . ¡qué terrible enfermedad! sufrida no solo por quién la padece, sino también por padres, hermanos, familia al completo.
Al llegar a casa, Laure se miró en el espejo del cuarto de baño, no vio nada, ni la muerte en su rostro ni sus hombros puntiagudos como picos helados. Había dejado de verse. Era demasiado tarde. Se había vuelto inaccesible al miedo y a la rebeldía. Se sentía bien. Mucho más ligera. No quería morirse, sólo desaparecer. Esfumarse. Disolverse.

De Vigan se estrenaba en el mundo literario con esta novela autobiográfica publicada por vez primera en año 2001 , pero lo hacía bajo seudónimo (Lou Delvig, se hizo llamar), para evitarle sufrimiento a su padre. Porque “Días sin hambre” es la propia historia de la autora vivida en la adolescencia, pero está contada en tercera persona, estableciéndose de esa forma cierta distancia entre la narradora y la protagonista, una protagonista llamada Laure, pero que en realidad es Delphine de Vigan a los 16 años.

Compartiendo con el lector su intimidad, su privacidad, la autora construye un relato valiente y estremecedor sobre el tiempo que estuvo ingresada por voluntad propia en el hospital (ella supo reconocer que necesitaba ayuda), siendo alimentada a través de una sonda nasogástrica y en tratamiento psiquiátrico, por una anorexia nerviosa que casi se la lleva al otro barrio.
La sonda impone lo imposible, lo inaceptable, calorías por cientos, insidiosas, un licor saturado destilado gota a gota en su lastimado vientre. Pero la sonda no conlleva gesto alguno, sabor alguno, placer alguno. La sonda no crea dependencia. Hace el trabajo sucio, casi en silencio.


Una historia en la que solo se cuentan los hechos, los sentimientos, los miedos tanto a curarse como a no curarse, los autoengaños que intentan burlar a los demás y también a su propio cuerpo, pero sin profundizar en las causas ni en cómo se llegó hasta ahí, aunque sí pincela algunas de las razones por las que dejó de comer. Todo ello sin utilizar un argot científico, psicológico, ni médico. Una historia sencilla que pudiera ser la de cualquier chica adolescente con ese trastorno alimentario, que además da fe de los estrechos vínculos que se crean en el encierro hospitalario. Relaciones estrechas entre pacientes, entre los familiares que pasan allí los días, las semanas, los meses, acompañando a hijas, sobrinas, nietas. También entre enfermos y enfermeras y médicos (Laure crea un vínculo muy especial con su doctor, podría decirse que medio se enamora de él)

Laure se encariña con quienes la rodean. Poco a poco reconstruye a su alrededor una familia, formada por parientes pobres y primos lejanos, que deambulan en pijama y contemplan la ciudad a través de los ventanales.


Es curioso como aquí, la psicosis maniaco-depresiva que padecía su madre muerta Lucile, aparece de fondo en el argumento y, según he leído, en su siguiente novela también autobiográfica, la que la encumbró de forma definitiva (“Nada se opone a la noche” publicada diez años más tarde), se nombra el internamiento por la anorexia de la hija. Dos novelas que parecen complementarse, narrando fragmentos de vida de la autora.

No quiere curarse porque sólo sabe existir a través de esa enfermedad que la ha elegido, esa enfermedad de la que hablan en los periódicos y en las conferencias, una búsqueda ciega y oscura que comparte con otras, anónimas y titubeantes cómplices de un crimen silencioso contra sí mismas.


Resumiendo: “Días sin hambre” es un retrato de cómo se vive, se siente, se sufre desde dentro la anorexia, esa odiosa enfermedad que es una auténtica lacra en nuestra sociedad actual, tan difícil de tratar y de curar. Y a pesar de ello, a pesar de saber que hay recaídas, que no hay que bajar la guardia nunca después de la recuperación, he sentido esperanza. He sentido esta obra, he sentido este testimonio, optimista y esperanzador.

El frío es interior, un frío que le impide permanecer inmóvil. Un abrazo que se asemeja al de la muerte, lo sabe, la muerte dentro de ella como un bloque de hielo. No necesita morirse para renacer.


Mi nota es la máxima:






"DISTANCIA DE RESCATE"

En La Cadena Ser haya una sección, 'Te receto un libro', dentro del programa Hoy por Hoy de los viernes, en la que un escritor conocido prescribe libros para los que mandan sus dolencias. Es una idea que me encanta y siempre lo escucho, cuando puedo en directo, y sino, a través de los podcasts que cuelgan en la app. En este último programa, la escritora colombiana Pilar Quintana (tenéis la reseña de su novela Los abismos, que fue Premio Alfaguara, aquí) se puso la bata blanca de libróloga. Una oyente le pidió alguna pócima para comprender mejor la soledad de la maternidad, el lado oscuro de la misma, ese lado que nunca nos cuentan, que no se cuenta. Quintana, le recetó esta novela por haberle resultado perturbadora y por definir según ella a la perfección lo que es la maternidad. Y yo me quedé con la copla y la leí en una tarde (es cortita 128 páginas), más bien la devoré aprovechando que estaba disponible en la biblioteca.

“Distancia de rescate” (2014) es la primera obra de la escritora argentina Samanta Schweblin, (Buenos Aires, 1978) por la que ganó el Premio Tigre Juan en 2015, un galardón literario que se concede a la mejor obra narrativa en español publicada en los doce meses anteriores a la convocatoria del certamen. Y sí, me ha resultado perturbadora, pero no cómo esperaba. Porque todo en esta novela es peculiar, para empezar la forma como está escrita, el estilo, con varias voces narrativas. La más sorprendente, la voz de Amanda en segunda persona, que agonizante en un hospital y a través de flashbacks le cuenta a un niño, a David, lo ocurrido desde que ella y su hija pequeña Nina llegaron de vacaciones al pueblo, instalándose en una casa cercana a la de David y su madre Carla.

David le hace preguntas a Amanda para identificar “el punto exacto en el que nacen los gusanos” (esa frase repetida la he entendido como una metáfora de cuando tomaron contacto con el veneno que las ha enfermado a ella y a Nina) y para ello, David guía el relato de Amanda hacia donde él quiere llegar, a “lo importante”, el descubrimiento del momento en el que Amanda y Nina se intoxican. 

Al principio no tienes ni idea de quién es David, ni que pinta conversando con Amanda en su lecho de muerte, pero enseguida se descubre que es el hijo de Carla, vecinos ambos de Nina y Amanda en la casa que eligieron para pasar unos días en el campo. Le cuenta las buenas migas que hicieron los cuatro y el relato estremecedor que Carla le contó un día, confesándole que tiempo atrás, para salvar a su hijo de una muerte por intoxicación al haber bebido agua del río contaminado, lo lleva a la “casa verde”, la casa de una curandera que realiza migraciones de almas en los niños afectados por los agrotóxicos. Y migró una parte del espíritu de David a otro cuerpo, para que pudiera sobrevivir, y a su vez, David recibió un espíritu desconocido en su cuerpo. 

Amanda le explica también qué es y porqué es tan importante para ella “la distancia de rescate”, la distancia variable que la separa de su hija, ese hilo invisible que se tensiona y la une a ella para protegerla, para no perderla nunca de vista, ese hilo que nos conecta a nuestros seres queridos y que nos permite acudir en su ayuda si lo necesitan. Pero ¿Qué ocurre si se estira demasiado? ¿Qué ocurre si el riesgo no se detecta a tiempo? Pues que se rompe el hilo, como les sucedió a estas dos madres con sus dos hijos.
«Contame más sobre la distancia de rescate.

Varía con las circunstancias. Por ejemplo, las primeras horas que pasamos en la casa quería tener a Nina siempre cerca. Necesitaba saber cuántas salidas había, detectar las zonas del piso más astilladas, confirmar si el crujido de la escalera significaba algún peligro. Le señalé estos puntos a Nina, que no es miedosa pero sí obediente, y al segundo día el hilo invisible que nos une se estiraba otra vez, presente pero permisivo, dándonos de a ratos cierta independencia.

Entonces, ¿la distancia de rescate sí es importante?

Muy importante».

Esta novela es rara de narices, pero curiosamente me ha transmitido sensaciones muy dispares. Al principio no entiendes qué te están contando, no tienes ni idea de por donde van los tiros, pero llegas al final, y tampoco es que lo hayas comprendido todo al cien por cien, no tienes claro que has tenido entre manos, qué has leído. Pero, a pesar de ello, y de las variadas interpretaciones que se puedan hacer sobre el argumento, reconozco que la he disfrutado mucho. Me he sentido a ratos fascinada, embriagada, hechizada, y en otros momentos absorta e incrédula, pero siempre enganchada a esta rareza, sin poder parar de leer. Y cuando paras, porque has llegado al final, necesitas releerla detenidamente porque tienes la sensación de haberte perdido cosas. 

Hay muchos temas de fondo que se tocan aquí: hay denuncia social que parece querer retratar el estatus del campo argentino en la actualidad, con el tema de los amplios terrenos fumigados con pesticidas para el cultivo intensivo de la soja transgénica y todos los problemas de salud graves que conllevan, como niños que nacen con malformaciones, y un pueblo en general enfermo por la exposición y sus secuelas de por vida. Y hay  metáforas, alegorías, ambigüedad en la narración.

Resumiendo: “Distancia de rescate” es a mi entender una novela de denuncia por la toxicidad de los transgénicos y la contaminación medioambiental, del medio natural y sus horribles consecuencias en la salud de las personas. Pero, contada a modo de rompecabezas, es, sobre todo, una historia de madres e hijos y de la protección o sobre protección que las madres necesitan proyectar hacia sus hijos, de los miedos inherentes a la maternidad y de la solidaridad entre mujeres.

Una novela que os recomiendo, aunque quizás no a todo el mundo guste. Me he enterado después, indagando, de que ha sido adaptada a la gran pantalla por la cineasta Claudia Llosa hace nada, en 2021, una película que quiero ver. 

Mi nota es la máxima:

34 comments:

  1. Hola Marian!
    Delphine de Vigan es una de mis escritoras preferidas. Lo he leído todo de ella, y para mí el mejor es Nada se opone a la noche. Quizás porque fue lo primero que leí de ella y me marcó. La autora ha tenido una vida nada fácil y creo que escribir sobre ello debe de ser como una terapia. Sea lo que sea, tiene una escritura maravillosa.
    Sobre Samanta, me alegro de que te hayas atrevido con ella, he leído Kentukis y Siete casas vacías y las dos me gustaron bastante (La última son relatos y la primera es difícil de calificar porque parece novela pero en realidad son relatos, o relatos que al final se conectan y se convierten en novela...yo qué sé cómo explicarlo jajaja). Lo digo porque sé que no eres muy de relatos. Eso sí, como dices, ambas son rarísimas!! Tengo muy pendiente Distancia de rescate.
    Un besito!!! :)

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    1. no quería decir atrevido con ella, sino animado con ella jajaja

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    2. ¡Hola María!
      Igual con Samanta sí que hay que atreverse, jaja, porque es una lectura que igual a todo el mundo no gusta, por su rareza. Es que es rara en todos los aspectos en cómo está escrita y en lo que cuenta. Pero ya sabes que a mí las rarezas me fascinan (no todas, la verdad, solo las que me enganchan y tienen una prosa que merezca la pena y es el caso), porque yo también soy rara y nunca se por donde voy a salir literariamente hablando, a veces me sorprendo a mi misma. Igual me animo con la que no es de relatos, te he entendido lo que querías decir (que igual los capítulos parecen relatos sueltos que no tienen que ver y luego confluyen y están relacionados)
      Respecto a De Vigan, sé que es una de tus preferidas, ahora ya está también entre las mías. Seguro que me leeré Nada se opone..., más adelante.
      Un besito!!

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  2. Hola Marian.
    Pues nos traes dos bichos. De Días sin hambre pues no sé, no empecé con buen pie con De Vigan pero quiero darle otra oportunidad y esta novela sería una buena oportunidad. Leer libros de enfermedades o de hospitales y médicos no me gusta pero si están contados desde el punto de vista más humano y de la persona ya la cosa cambia. Este tema es muy duro y como dices no afecta solo a quien la padece. Es muy difícil asumir el no poder ayudar o que esa persona no se quiera dejar ayudar. Entender la patología mental es algo que se nos escapa. Me gustaría leerlo aunque ahora no es el momento.
    Respecto al otro, lo que más me gusta es esa sensación de perdida durante la lectura, el vaivén de sensaciones y confiando al mismo tiempo en que la autora sabe a dónde va. Sin embargo tanto el tema maternidad como el medioambiental me dan pereza. Por cierto, maternidad cuando se trata de todavía niños porque cuando los hijos son ya adultos, me encanta, hay historias buenísimas al respecto.
    De momento me llevo el título de Vigan para tiempos más propicios.
    Besines y mucho ánimo con la situación.

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    1. ¡Hola Norah!
      ¿Cual leíste de De Vigan que no te gustó? me pica la curiosidad, jeje. Tampoco me atraen especialmente el teme hospitales y enfermedades (aunque a veces sí me engancho a algo, como ahora que estoy con la serie "Madres" de Amazon Prime, en la que una de las protagonistas también es anoréxica, de hecho me la ha recordado todo el tiempo), pero este caso es distinto, como bien tú dices y me ha encantado leerlo porque al final resulta esperanzador, saber que esta autora superó esta enfermedad tan dura sobre todo para los padres, aunque también sufren tíos, abuelos...
      Respecto al segundo, sí, la autora sabe a donde va y a donde nos quiere llevar. La maternidad también me da pereza, salvo cuando está abordada desde un punto trágico, dramático, o cuando se remarca sus muchos inconvenientes y los sufrimientos que conlleva, que haberlos aylos. Entiendo lo que dices de que prefieres argumentos en los que los niños son grandes y han crecido. Aquí, de todas formas los niños no tienen importancia en el peso de la trama, solo David que escucha a Amanda, pero parece un niño-grande por su madurez, es más bien tema entre madres y amigas y el tema de lo que está pasando desde hace mucho tiempo en los campos argentinos, en los que hay niños malformados por todas partes. La denuncia se entrevé, la sacas del contexto.
      Cada lectura a su tiempo, igual que Días sin hambre me llegó cuando la necesitaba, tú encontrarás el momento para leerla, o no..., no tiene porque apetecerte si ya no te gustó la autora
      ¡¡Besines y muchas gracias!!!

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    2. Hola. Pues creo que intuyo por dónde va lo del campo argentino, creo que también pasaba o pasa en ciertas zonas de la América profunda en USA. El libro de Vigan que me dejó yo diría que cabreada, fue precisamente Basada en hechos reales, porque no me aclaró el misterio, porque a veces tenía la sensación de que escribían dos personas distintas, una que es brillante y genial y otra que viene a rellenar los huecos. Fue una sensación rara. Pero sigue siendo de esas autoras que me atrae y por eso no le había hecho la cruz. De hecho me han recomendado fervientemente, Las gratitudes.
      Besines

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  3. ¡Hola! Veo que han sido unas grandes lecturas para ti. El que pones en primer lugar me llama más. Un besote :)

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    1. ¡Hola Marya! me alegra que alguno te haya llamado más la atención
      Un besote!

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  4. ¡Hola!

    No conocía Distancia de rescate, pero es un libro que sin dudas me llevo apuntado porque no he encontrado un libro donde retraten correctamente los trastornos alimenticios.

    Pd: no conocía tu blog, pero sin dudas ya tienes un nuevo seguidor.

    ¡Nos leemos!

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    1. ¡Hola Erick!
      ¡Bienvenido a mi blog!! Distancia de rescate es un libro ante todo muy real, porque lo cuenta alguien que lo vivió que lo sufrió y lo cuenta en forma novelada, en tercera persona inventándose el nombre del personaje protagonista que en realidad es ella misma de adolescente. Así que si te interesa el tema, te lo recomiendo, porque además la prosa de la autora merece ser conocida y disfrutada
      Besos

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  5. La primera le he leído. Desde Nada se opone a la noche, me quedé colgada de Delphine de Vigan y he leído varias novelas suyas, esta entre ellas. Me encanta cómo escribe, cómo siente y las historias que cuenta, tanto las autobiográficas como las que nada tienen que ver. Me quedan un par de ellas de las primeras, pero están más que apuntadas.
    La segunda no me atrae demasiado. Lo de que la termines sin saber bien lo que has leído y el tema sobre transgénicos y demás, no me apetece mucho ahora. Aunque tiene otras cosas que me llaman la atención, pero no se puede apuntar todo.
    Un beso.

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    1. ¡Hola Rosa!
      a mi también me encanta como escribe De Vigan, es maravillosa. Yo solo he leído dos suyas, pero seguiré con ella.
      Respecto a la segunda, igual no me he expresado del todo bien, no es que no sepas lo que has leído, solo que hay cosas que no se comprenden del todo, porque hay metáforas, alegorías y que admite varias interpretaciones, aunque la verdad es que dándole y dándole vueltas y leyendo interpretaciones por ahí, creo que al final lo comprendí todo. Curiosamente a mi ese detalle no me ha importado en absoluto, creo que el estar acostumbrada a Murakami, ya me hace estar familiarizada con este tipo de argumentos. Entiendo que no te atraiga. A mi me ha flipado la novela y seguiré con la autora a ver que tal
      Un beso

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  6. De De Vigan me leí "Nada se opone a la noche" y la verdad es que sales muy tocada de la experiencia. No me extraña que en la adolescencia tuviera problemas, como ya apuntaba en la novela que te digo.
    De Swebling he leído bastante y esta es de las que me más me ha gustado. Para mí es una novela de terror y sentimeintos, que mezcla la maternidad y el miedo de una manera muy visceral. Ella dice que no es terror, que es "gótico andino". Sea cual sea la etiqueta que le pongas, se trata de una novela muy potente.
    Un beso enorme y feliz fin de semana.

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    1. ¡Hola Rocío!
      que bien, no recordaba que habías leído la Distancia de rescate y que te había gustado mucho, de hecho dices que es la que más te ha gustado de las suyas. Yo, francamente de terror tampoco diría que es, aunque sí se siente el miedo de esas madres a perder a sus hijos o a que les pase algo malo, lo que viene siendo la maternidad, sus sufrimientos implícitos
      Muy potente, sí, me ha fascinado
      Un beso enorme para ti también y buen finde

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  7. Hola, Marian. Conozco a las dos escritoras, he leído varias cosas suyas. Me parecen propuestas muy interesantes, me atrae más la primera porque a Schweblin la prefiero como autora de cuentos (te recomiendo "Siete casas vacías") y si encima dices que la novela es un rompecabezas que no sabes muy bien por dónde va, pues probablemente sea más defecto que virtud. En todo caso, apuntadas.
    Un abrazo.

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    1. ¡Hola Gerardo!
      conozco Siete casas vacías, y sé que es sobre todo conocida por escribir cuentos, pero me pasa lo contrario que a ti, que prefiero seguir leyendo sus novelas, como Kentukis que la tengo en mente
      Te diría que no la descartes por lo de que sea un poco rompecabezas, y lo de no saber bien por donde va es sobre todo al principio, después lo vas atando, aunque al final hay que darle vueltas , a mi eso me ha gustado. Pero lo mejor de la novela es que todo eso me ha dado igual, porque es hechizante, es mágica y desde el principio me mantuvo pegada, la leí del tirón y eso pocas veces me pasa. No te la pierdas si te gusta la autora, Gerardo, hazme caso
      Un abrazo

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  8. ¡Hola, Marian!

    Pues sí. Los TCA son un verdadero infierno para las propias niñas -cada vez más niños también, para sus padres y para los propios psiquiatras que siguen investigando sin acabar de conseguir reducir los plazos medios de este tipo de trastornos. Todo lo que se haga en literatura, cine o teatro ayudará a combatir la lacra. Me apunto también esa versión cinematográfica de Distancia de rescate que creo recordar ahora que va para Netflix.
    Un gran abrazo.

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    1. ¡Hola Miguel! cierto todo lo que dices sobre los TCA y esta es una buena novela para que la lean todos los que la están sufriendo de una manera directa o indirecta.
      Distancia de rescate parece que se estrenará en unos días y estaría genial que fuera para Netflix, como dices, ahí la veré, tengo mucha curiosidad
      Un beso fuerte

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  9. Me encanta lo de rara de narices. Ese tipo de libros o bien encantan o bien todo lo contrario. En mi caso suelen ser como un imán, aunque sea para salir de dudas. Tengo además a Samanta Schweblin pendiente desde hace ya demasiado tiempo.
    En cuanto a Días sin hambre, ya lo he leído y me gustó mucho. Sí que pienso que, aun teniendo entidad por sí misma, es un buen complemento a Nada se opone a la noche. De hecho, para mí, ambos libros se retroalimentan. Incluiría también a Basada en hechos reales. Para mí, sin serlo, constituyen mi muy particular trilogía de Vigan. Me alegra saber que te ha gustado esta lectura y más que te haya llegado en el momento propicio.
    Besos

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    1. Me pasa igual, que los libros raros, o me encantan o los abandono. Este me ha flipado. Si tienes pendiente a Schweblin desde hace tiempo, te animaría con esta novela, aunque su libro de relatos "Casas vacías" dicen los que la han leído que también está genial y como a ti te gustan los relatos..., pues igual también lo disfrutas mucho.
      Pues de tu trilogía particular de De Vigan, me falta solo Nada se opone a la noche, los otros dos ya cayeron. A ver si me animo.
      Besos

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  10. ¡Hola, Marian! De las dos lecturas que mencionas, la que más ha llamado mi atención es Días sin hambre. Y aunque toca un tema tan duro y delicado, es bueno conocer más sobre esta enfermedad, para así poder ayudar a las personas que la sufren. Muchas gracias por las reseñas. ¡Un besito!

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    1. ¡Hola Marita!
      sí, es verdad que cuanto más se sepa sobre la enfermedad mejor se puede ayudar a los que lo padecen. Lo bueno de la lectura es que además de ser muy real, transmite optimismo al final y luego investigas y ves que la autora parece que superó la enfermedad
      Gracias a ti por pasarte
      ¡Un besito!

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  11. ¡Hola!

    Pues no he leído ninguno de ellos, pero sí que he leído buenas opiniones, así que a ver si me animo a darles una oportunidad.

    Un abrazo

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    1. ¡Hola!
      las dos son buenas novelas, anímate a leerlas
      Besos

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  12. Hola, amiga Marian.

    Las dos escritoras se adentran en temas de hondo calado; De Vigan con la anorexia (que padeció, como apuntas), y Schweblin con ese lado más oscuro de la maternidad y también la cuestión medioambiental. Los temas son muy atractivos y además estan abordados por escritoras que son garantía de buena literatura, aunque sus estilos puedan ser muy diferentes, lo que es estimulante.
    No las he leído pero siempre las he tenido en el punto de mira. Schweblin me atrae en su faceta de cuentista, relatos, más que en la novela... no sé, intuyo que ahí tiene más potencial (y me encanta el género) pero solo es mi intuición. A De Vigan la veo una escritora muy visceral, sensitiva, cada libro suyo parece una catarsis, como si se vaciara en ellos, y eso me resulta muy atrayente, esa escritura, estilo intimista, me seduce mucho.

    Como siempre, lo has expresado de maravilla.
    Un beso.

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    1. Quería decir "están", con acento (me lo comí).

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    2. ¡Hola Paco!
      si siempre las has tenido en el punto de mira (fíjate que pienso que no es el tipo de lecturas que sueles elegir), lo único que puedo decirte es que te animes a leerlas. Entiendo que tu intuición igual no te falla, Schweblin es más reconocida por sus relatos, pero claro, a mi el género no me atrae mucho y solo he leído esta, lo único que puedo decir es que me ha fascinado la novela (no te preocupes por el acento, entendía que se te pasara, si es que tú y yo somos muy perfeccionistas, jeje
      ¡Un beso!

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  13. Mira que la prosa de ambos me gusta, así como los temas que comentas, pero va a ser que no termino de animarme con ninguno de los dos, pues parecen obras de personajes y ahora busco algo más dinámico. Recomendarte el de "Tienes que mirar", de Anna Starobinets sobre la maternidad y el abordo. Sublime.

    Un saludo,
    Laura.

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    1. ¡Hola Laura!
      antes que nada gracias por la recomendación. Siempre me dices lo mismo, que no te gustan las novelas de personajes y nunca he entendido exactamente a que te refieres, todas las novelas que reseño te parecen obras de personajes y me gustaría entenderte. Todas las novelas tienen personajes ¿no?
      Si me lo pudieras explicar te lo agradecería, siempre me quedo con la duda (me pregunto, ¿la obra que me has recomendado no es de personajes?)
      Un saludo

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  14. ¡Hola, Marian!
    No he leído a ninguna de las dos autoras, a Delphine de Vigan la conocía pero a Samanta Schweblin no.
    Y pensar que esta pandemia ha disparado los casos de anorexia en niños y jóvenes. Te soy sincera, le tengo miedo a esa enfermedad, son tanto los factores que pueden provocar el desencadenamiento de trastornos de la alimentación en los jóvenes... ¡qué terrible!
    Sin duda un mal que afecta al bienestar físico y mental del enfermo y de todo el núcleo familiar. ¡Mucho ánimo, Marian!
    Me apunto "Días sin hambre" y también "Distancia de rescate", pues de esta me llama la atención lo que cuentas, una novela rara y que te ha transmitido sensaciones tan dispares, pareciera casi una historia de terror :(
    A ver cuando pueda hacerme con ellas ;)
    Un gran y fuerte abrazo.

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    1. ¡Hola Mariana!
      muchas gracias por tus ánimos, sí es una enfermedad terrible, que da miedo, leer Días sin hambre me ha ayudado mucho porque transmite mucha esperanza.
      En cierta forma Distancia de rescate sí transmite algo de terror, un terror peculiar y sí, como decía es rara de narices, jeje
      Si al final te haces con ellas a ver que te parecen
      Besos

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  15. La primera se ve dura de cojones. Y lo digo porque he conocido a personas con esta enfermedad y me llegaron a contar cosas que yo ni imaginaba y... Uff, telita. Como bien dices, es algo que padece la persona enferma, pero también la familia y el entorno.
    La segunda novela veo que toca distintos palos, pero es extraña como ella sola.
    En cualquier caso, ambas perturbadoras.
    Por cierto, me encanta esa idea de recetar libros a la gente. ^^

    Feliz finde ;)

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    1. ¡Hola Ray!
      Sí, la primera es durilla, aunque también es verdad que me ha venido bien leerla, lo he agradecido y la recomendaría a todo aquel que tenga a alguien cercano con la enfermedad porque es esperanzadora.
      Y la segunda..., pues rara de narices y deliciosamente perturbadora, pero una novela genial que merece la pena si no les haces ascos a las rarezas.
      Lo de recetar libros es una idea muy chula, no me pierdo el programa, se sacan muy buenas ideas de lecturas.
      Feliz finde para ti también y besos

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