Pasaje destacado
"Con el hambre se desató la larga lista de odios y miedos. Nos descubrimos deseando el mal al inocente y al verdugo. Éramos incapaces de distinguirlos. Comenzó a hincharse en nuestro interior una energía desorganizada y peligrosa. Y con ella las ganas de linchar al que sometía, de escupir al militar estraperlista que revendía los alimentos regulados en el mercado negro o al listo que pretendía quitarnos un litro de leche en las largas filas que se formaban los lunes a las puertas de todos los supermercados.
Los días se parecían más a la intendencia de una guerra que a la vida: algodón, gasas, medicamentos, camas sucias, bisturís sin filo, papel higiénico. Comer o curarse, nada más. Los que vivían luchaban a dentelladas por las sobras. En aquella ciudad sin desenlaces, peleábamos por un sitio para morir. Nos deforestaban. Nos mataban como a perros. El nivel de la cloaca había subido muy por encima de nuestras cabezas. Nos había sepultado. A él, a mí y al resto. Ya no éramos un país, éramos una fosa séptica."
Los días se parecían más a la intendencia de una guerra que a la vida: algodón, gasas, medicamentos, camas sucias, bisturís sin filo, papel higiénico. Comer o curarse, nada más. Los que vivían luchaban a dentelladas por las sobras. En aquella ciudad sin desenlaces, peleábamos por un sitio para morir. Nos deforestaban. Nos mataban como a perros. El nivel de la cloaca había subido muy por encima de nuestras cabezas. Nos había sepultado. A él, a mí y al resto. Ya no éramos un país, éramos una fosa séptica."