Conoce a Dewey leemáslibros, el gato que inspiró el título de mi blog


26 de septiembre de 2025

“AMONIACO” de Carlos Augusto Casas


   Pasaje destacado
Portada de la novela La próxima vez que te vea te mato de Paulina Flores, Editorial Anagrama"Hay gente que genera mierda y hay gente que la limpia. Yo pertenezco al segundo grupo. Sin embargo, por un instante de locura, me asomé a lo que significa formar parte del primero. Y me gustó. Me hizo sentir… especial. Mataría por experimentarlo de nuevo. Nunca un verbo estuvo mejor utilizado. Las ganas regresan. El deseo de volver a notar el poder dentro de mí. Ser otra vez una diosa. Maligna. Pero diosa. Quitarle toda aquella felicidad y quedarme con un poquito. ¿O es que no me lo merezco? ¿No nos lo merecemos todos?

A veces hay que salirse del camino que te marcan, ignorar las señales de prohibido, para que el viaje resulte interesante. El mío lleva años siendo demasiado aburrido. La rutina me ha convertido en un ser anodino. En ese momento miro mis manos y me doy cuenta de que lo que estoy fregando es un cuchillo."

Carlos Augusto Casas (Madrid, 1971) es un escritor y periodista que comenzó su carrera en Diario 16 y se especializó en el periodismo de investigación desarrollando su labor en cadenas de televisión como TVE, Antena3, Cuatro, Telecinco y La Sexta. Además dirige en la Editorial Cuadernos del Laberinto la colección de novela negra y policiaca Estrella Negra. Su primera novela, “Ya no quedan junglas adonde regresar” (2017), recibió varios Premios: el Premio Wilkie Collins, el Premio Tuber Melanosporum, el Premio Novelpol, el Premio Ciudad de Santa Cruz y el Premio Tormo Negro. También fue finalista del Premio Silverio Cañada de la Semana Negra de Gijón. “Amoniaco” es su quinta novela publicada (Marzo de 2025), y mi estreno con el autor.

Los puntos fuertes de la novela

 El comienzo:  no es que sea un comienzo de vértigo pero hay algo que sorprende e incita a seguir con la lectura, y es la calidad literaria del autor, algo que no esperas en este tipo de novelas. Así empieza. . .    
Era un día tonto. Como todos. Completando una semana tonta. Un mes tonto. Un año tonto. Una vida tonta. Las sonrisas no viajan en metro. Son las ocho de la mañana. La hora de los decepcionados. Apoyada en uno de los laterales del vagón, intento deshacerme de la desagradable pesadez que la falta de sueño provoca en mi cuerpo. Estoy cansada. Siempre estoy cansada. Cansada de estar cansada. Bostezo mientras me entretengo contemplando al resto de los pasajeros. Inútiles y tristes como clavos torcidos tras recibir demasiados golpes. Errores con forma humana como yo. Somos víctimas del gran engaño. La esperanza es una mentirosa compulsiva que nunca cumple sus promesas. Y aun así nos aferramos a ellas. Qué otra cosa podemos hacer. El autoengaño es el Prozac de los pobres. La existencia reducida a una larga espera. A la vana ilusión de que suceda algo que lo cambie todo. Aunque sepamos que mañana será igual que hoy, y que ayer, y que pasado mañana. Otro día tonto. Otra vida tonta como la mía. Nada pesa tanto como una vida vacía

 La trama a grandes rasgos sin spoilers: Isabel trabaja limpiando casas. Su familia, marido y dos hijos no le aportan gran cosa, siente su vida monótona, decadente, sin alicientes y está cansada de sentirse un ser inferior, insignificante, harta de hacer siempre lo que le dicen los demás, de cumplir con las normas y tener que aguantar los caprichos, desprecios y humillaciones de sus empleador@s. 
La sensación de sentirme humillada me sigue corroyendo las tripas a medida que avanza la mañana. Una carga de profundidad que solo explota al llegar al fondo. Y no sé cómo librarme de esa comezón. Lo mejor es que me concentre en el trabajo. Total, qué otra cosa puedo hacer. Qué más da, una nueva ofensa más o menos. El tiempo hará que lo olvide, como sucede siempre. El tiempo es como el amoniaco, acaba con toda la suciedad. En el autobús, camino de la siguiente casa que debo limpiar, aún siento una ligera quemazón de indignación. El odio ya remite. Aunque me doy cuenta de que se está acumulando dentro de mí. No desaparece, solo se esconde. Aguardando. Sumando deudas en la columna de mi ego que nunca se pagarán. Mi autoestima está en números rojos.

Por todo ello Isabel va acumulando dentro mucha rabia y deseos de venganza hacia todos los que, al contrario que ella, son felices. Hasta que un día todo ese odio interno estalla y llevada por un impulso irreprimible, mata a su primera víctima.
Veo todos los golpes que he recibido durante mi existencia caer sobre mí. Uno tras otro. La paliza me recuerda cada humillación, cada error cometido, cada oportunidad perdida, cada injusticia, cada sinsabor. Demasiados años tragando el amargo aceite de ricino de la marca Resignación. Demasiados años ejerciendo de felpudo de los demás. Ha llegado la hora de vomitarlo todo afuera. Y siento que estoy a una mala idea de perder la razón. Y la mala idea llega, haciéndome añicos. Afilados añicos. Dentro de mi cabeza algo hace clic, hace bang, hace ¡buuum!. Es ahora cuando sobre mi frente se marca a fuego la palabra «basta». No agacho la cabeza como siempre, no me pliego, no me arrugo, no me hago un gurruño ni me dejo pisar. Permito que me lleven los demonios. Sí, que me lleven adonde ellos quieran. La locura es como un precipicio, solo necesitas que te den un pequeño empujón para caer en él.

Sorprendentemente la experiencia le gusta, eso de poder ser una especie de Robin Hood que a través del asesinato roba la felicidad a l@s que más tienen, Amoniaco, como se hace llamar, se convierte en una adictiva satisfacción para ella, una curiosa forma de sentirse alguien importante, valiosa, poderosa. 
Todos tenemos algún vicio secreto con el que poder aguantar la mierda que nos cae encima a diario. Fumamos, bebemos, jugamos con el móvil, nos drogamos. El mío es robarles la felicidad a los que más tienen, equilibrar un poco la balanza.” Y da comienzo su doble vida: por un lado su faceta de asistenta tonta, insignificante y conformista que a todo dice que sí, la Isabel de siempre, y por el otro, la degolladora asesina conocida como Amoniaco, aficionada a los documentales de asesinos en serie que desea hacerse famosa y que hablen de ella en los medios. “¿Que si me arrepiento de habérmela cargado? Para nada. Es más, siempre que puedo, revivo el momento en el que le corto el cuello. Recordar el instante en que veo a aquella zorra tendida a mis pies. Derrotada. Rendida. Humillada ante mí… Me hace sentir implacable de nuevo. Y me encanta.

Tenemos dos hilos argumentales que se van alternando en la narración: en el primero, “Amoniaco”a veces aludiendo de forma directa al lector y en primera persona del presente, nos hace partícipes de sus asesinatos, pensamientos y sentimientos ante el mal reparto de la riqueza tanto monetaria como psicológica en el mundo. Y el segundo hilo de la trama, con capítulos sobre Eloísa, una de las policías encargadas de resolver el caso, en los que un narrador omnisciente nos cuenta en tercera persona y en pasado, como ve ellas las cosas, lo que sucede a su alrededor y los avances en la investigación. ¿Cómo acabarán las correrías de nuestra inteligente limpiadora-asesina? ¿Conseguirán atraparla o saldrá impune de sus fechorías?
Con esta ya son cuatro las víctimas del degollador que está sembrando el terror en la ciudad de Madrid. Se podría decir que estamos ante el asesino en serie más prolífico de los últimos años…».

 Los personajes: son muy buenos y se profundiza bastante en ellos. Los tres principales son mujeres: la asesina y las dos policías que llevan el caso. Os hablo un poquito de cada una. . .

▶︎ Isabel, o "Amoniaco" tiene cincuenta años, un marido por el que siente asco y desprecio, Julián, que pasa bastante de ella en todos los sentidos, pinta casas y bebe mucho, y dos hijos según ella vagos e inútiles, Noelia y Mario.
Una loca que prefiere dar miedo a dar pena. Una loca que se siente mejor mordiendo que obedeciendo. Una loca a la que le gusta asesinar más que ver la televisión. Una loca que elige dar portazos antes que pasar de puntillas por la vida. Una loca que escoge la sonrisa de los cuchillos a la de la gente. Una loca que se convirtió en una asesina antes que no ser nadie. Una loca a la que matar le ha devuelto la vida.
▶︎ Noelia, tiene dieciséis años, es mala estudiante, anda siempre tumbada en el sofá mirando el móvil. Desprecia y trata muy mal a su madre. Y el mayor, Mario, veintitrés años, ha dejado a medias la formación profesional y pasa el día jugando a videojuegos y buscando trabajo desde el sillón de casa.
Las hormonas adolescentes la han convertido en un ser eternamente furioso y descontento. Ahora mi sola presencia le molesta, le irrita que tengamos que compartir espacio. Y me lo demuestra siempre que puede. El desprecio se ha transformado en su lengua materna

▶︎ La desagradable Inspectora Valle, Charo Valle, del Departamento de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía, es un personaje literariamente muy potente. Desde el principio me cae mal, no la soporto por su soberbia, crueldad, y ausencia total de empatía. Es amiga de la violencia y su hobby preferido es salir por las noches a buscar alguna excusa para pegar a alguien. Ella misma detuvo a su propio marido, Santiago, que ahora está en la cárcel, por su pertenencia a un grupo que traficaba con pornografía infantil. Es conocida entre los agentes como la Wonder Woman por su porcentaje de casos resueltos del 97 por ciento, y envidiada entre las mujeres por su belleza y carácter fuerte. 
Era una de esas mujeres cuya hermosura nacía de su personalidad. Transmitía seguridad y determinación en cada uno de sus gestos, en su forma de moverse y de hablar. Todo en ella resultaba armónico, atractivo, con estilo. Tenía unos ojos color miel enormes, de esos que lo absorben todo. Una melena castaña salvaje domesticada en una peluquería cara y el rostro lleno de ángulos, como un poliedro.

▶︎ Eloísa es la otra mujer policía con más de uno noventa de estatura y aspecto masculino. Al comienzo de la historia pertenece a la Unidad de Prevención y Reacción de la Policía Nacional más conocida como “los Bronce”, pero tras solicitar un traslado, comienza a trabajar con la Inspectora Valle, idea que al principio le hace mucha ilusión pero que ya desde el comienzo irá cayendo por su propio peso. Separada, su ex, Santiago, la dejó por un hombre. Es un personaje también muy bueno, aunque tampoco me ha caído demasiado bien (pero ya sabéis que me encantan los personajes detestables en las tramas porque me aportan un interés adicional que consigue engancharme más a las novelas). Por un lado, es inevitable sentir empatía hacia ella porque recibe constantes burlas y motes despectivos de sus compañeros a causa de su aspecto físico, pero también es muy violenta y de las que descarga su rabia y frustración con los más débiles e inferiores. 
Tkachenko. Así la llamaban. Como aquel mastodóntico jugador de baloncesto de la Unión Soviética. Con frecuencia, la crueldad se disfraza de burla para pasar desapercibida, oculta tras la máscara del humor. A Eloísa le entraron ganas de darse la vuelta, de devolver los golpes, de aplastar las caras de todos aquellos gilipollas. Pero un día más, el miedo le tapó la boca a la rabia.

 Los temas que se tocan: hay varios, pero yo destacaría el de la violencia y el maltrato psicológico en el mundo laboral, más concretamente y en este caso en la Policía Nacional, con jefes machistas y homófobos 
Putos tiempos de maricones… Sí, coño, sí. ¡Qué cara de susto ponen algunos! He dicho «maricones». ¿Qué pasa? ¿No les ha quedado claro? ¿No les gusta cómo hablo? ¿Mi forma de expresarme les ofende? ¡Me suda la polla! ¿Queda claro? Y me importa tres cojones que algún pandereta grabe mis palabras y les vaya con el cuento a los de arriba. No sería el primero. Otros ya lo intentaron antes. Vender a un superior acusándole de cometer los pecados de moda: machismo, racismo, homofobia, violencia verbal…, el mejor atajo hacia un ascenso. Déjenme que les dé un consejo: nunca me van a echar por mucha mierda que salga de mi boca.

También las rivalidades internas entre la Policía Nacional y los Municipales (hecho de todos conocido, la corrupción entre políticos y gente poderosa e influyente, esos que se autodenominan “el sistema” porque pueden manipular y tapar lo que no interesa que se sepa a su antojo, callar bocas incluso a la propia policía. 

Además, en la novela se pone en evidencia el hecho de que cada cual intenta dominar, despreciar al que se tiene por debajo, y ese a su vez, seguro que tiene a alguien también por debajo al que puede hacerle lo mismo. Y al final, las putadas (perdón por la palabra, pero no he encontrado otra que suene mejor para expresar lo que quiero expresar) van de eslabón a eslabón en una cadena en la que nadie se libra. . .
Casi estaba segura de que la mujer era una teniente fiscal, el otro tipo un comisario general, y el de al lado un magistrado… Peces gordos, peligrosos, de los que nunca salen a la superficie, de los que viven en las oscuras profundidades abisales. Y nadie conoce sus nombres.¿Quiénes eran esos cuatro? La inspectora Valle se apoyó en el techo de su vehículo antes de contestar. De pronto parecía agotada.—El Sistema —dijo—. Ellos son el Sistema.

 La prosa: de las buenas, sublime, que como he dicho más arriba sorprende desde el primer párrafo, porque no es muy habitual encontrar estas formas de escribir en novelas policiacas, tampoco en thrillers. Mirad. . .
Era un día gris. Como todos. Completando una semana gris. Un mes gris. Un año gris. Una vida gris. La boca del metro nos escupe a la calle como gargajos. Soy un salivazo más. Uno de los miles y miles de ceros a la izquierda que se extienden por la ciudad fantasma en la diáspora matutina. Soy otro payaso con la sonrisa pintada para simular ser feliz. Soy el hámster dando vueltas en la rueda para olvidar que está en una jaula. Soy una mancha gris, como el resto. Solo somos manchas grises en las páginas blancas de la historia.

Resumiendo: “Amoniaco” es una novela negra sorprendente que me ha tenido pegada a sus páginas todo el tiempo por su trama adictiva, brutal. Bien escrita, con una pluma afilada e incisa. Una novela que transmite mucha tensión desde el comienzo, y un final muy bueno, a la altura, que me ha gustado mucho. 

Admitámoslo, existen vidas de primera y vidas de segunda. El mundo siempre ha sido así y seguirá siéndolo

¿Os recomiendo esta novela? Por supuesto, por varios motivos: por todos los puntos destacables que os he contado arriba, pero también porque además de ser muy completa en todos los aspectos, es una lectura sobre la venganza que tiene además un toque de crítica social muy interesante ¡No os la perdáis! 

Mi nota esta vez es la máxima, para variar, dicho sea irónicamente: 




2 comments:

  1. Hola, Marian.
    Qué ganas de volver por aquí también.
    Este libro lo tengo apuntado en los de a lo mejor sí. Me llamó la atención cuando lo vi en el blog de Rosa pero es demasiado realista para mí ahora aunque ella cree que me puede gustar.
    Creo que es fácil comprender cómo se siente Amoniaco, aunque cómo lo resuelve sea más que cuestionable.
    Si hay algo que llevo tan mal como los finales abiertos, es que los asesinos se vayan de rositas, así que espero que este no sea el caso. Me da igual el grado de desesperación vital que tuviera esta mujer. Solo me vale si son asesinatos "justos".
    Y sí, hay vidas de primera y de segunda y yo diría que incluso de tercera y pocas posibilidades en muchos casos de poderlo cambiar.
    Por cierto, he empezado el de Paulina Flores.
    Besotes

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  2. Una reseña de lo más detallada que nos incita leer la obra. Los pasajes del libro, los temas tratados... ya el título es todo símbolo.
    Gracias, lo anoto.
    SAludos.

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