Conoce a Dewey leemáslibros, el gato que inspiró el título de mi blog


17 de diciembre de 2024

“LA MEMORIA INFIEL” de Carmen Amoraga


   Pasaje destacado
Portada de la novela La memoria infiel de Carmen Amoraga, Editorial Espasaoks"Parir no te convierte en madre, eso es verdad. No basta con alimentar a los hijos con comida o con cuidarles cuando están enfermos. Los hijos tienen que saber que son lo más importante para sus padres, y muchos no lo saben. Yo nunca lo supe. O más bien, yo supe todo lo contrario. Mi madre me dio la vida, me dio de comer cuando tenía hambre y Apiretal cuando estaba enferma. Me vistió, me obligó a estudiar lo que era obligatorio y no me impidió apuntarme a la academia cuando me empeñé en aprender peluquería. Nunca me pegó por más que dijera que me iba a dar un tortazo.

No hacía nada diferente a lo que hacen otros padres. Pero la mía no me quería. Eso lo sé. Lo sé porque me lo hacía saber, constantemente. Nunca me dijo: no te quiero, vete de aquí, pero no hacía falta, porque todo el tiempo me reprochaba mi existencia."

Carmen Amoraga es una periodista, política y escritora valenciana (Picanya, 1969) consagrada como una de las grandes voces de la narrativa española actual. Su primera novela fue galardonada con el II Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla (“Para que nada se pierda”, 1997) y después ha conseguido el Premio Nadal (“La vida era eso”, 2014), Premio de la Crítica Literaria Valenciana (“La larga noche”, 2003) y ha sido finalista del Premio Planeta (“El tiempo mientras tanto”, 2010). 

“La memoria infiel” (Espasa, 2024) es la segunda novela que leo de la autora. A comienzos de este mismo año leí “El corazón imprudente”, (publicada a finales de 2023) y os adelanto que esta última me ha gustado también mucho.
  
Los puntos fuertes de la novela

✔ El comienzo atrapa, incita a seguir leyendo:  
Ha sonado el teléfono. Hace días que no me llaman. Lo he cogido pensando que alguien querría que fuese a limpiar a su casa porque he dejado carteles por media ciudad. Pero no. Una mujer me ha preguntado si yo soy yo y casi sin dejar tiempo para que diga que sí, que soy Salomé Olano, a bocajarro, me ha dicho que mi madre murió ayer. Ha rectificado enseguida. En realidad, no sabe cuándo ha ocurrido, ha dicho. Puede haber pasado en cualquier momento, no ayer necesariamente. Pero su cadáver lo encontraron hace poco más de veinticuatro horas. Una vecina contactó con la policía porque hacía un par de días que no la veía y los lamentos de su perro se oían a través de la puerta. No parecía llevar mucho tiempo ahí, en el suelo de la cocina. El perro estaba bien, pero nervioso. Mi madre también estaba bien. La mujer ha rectificado de nuevo. Bien para estar muerta. Me habían buscado por todas partes, para decírmelo y para que yo les diga qué quiero hacer con su cuerpo. Saben que soy su única hija, su única familia, que solo me tenía a mí.

✔ La trama está ambientada en Valencia: una llamada telefónica de alguien desconocido le anuncia a Salomé el fallecimiento de su madre, Ana, con la que hace casi veinte años que no mantiene ningún tipo de relación, ningún contacto, y dicha noticia desencadena inevitablemente una serie de acontecimientos que le revolucionarán la vida, su actual, insulsa y aburrida vida. 
Hace casi veinte años que no veo a mi madre, no sé qué aspecto tenía antes de morir ni cómo era su vida antes de que le pasara lo que fuera que le pasó en la cocina de esa casa que fue nuestra y en la que ha muerto, sola. Llevo casi veinte años sin hablar con mi madre, sin hablar de mi madre, sin pensar en mi madre Yo decidí irme, alejarme, no volver a tener contacto. Decidí que mi única oportunidad para ser una persona normal era vivir lejos de ella.

Y no es que la madre la maltratara, o que no se ocupara de sus necesidades básicas, no, pero ella siempre pensó que no la quería, nunca le supo transmitir ese amor de madre del que suele decirse es el más auténtico y verdadero en la vida de una persona. 
Dicen que el amor más incondicional es el de los padres a los hijos. Cuántas veces lo habré oído. Pero no es verdad. Hace poco escuché en la radio la historia de un niño de once años que llevaba viviendo solo desde los nueve. La incondicionalidad está en el amor de los hijos a los padres cuando son pequeños. Luego crecen, y ese sentimiento que era indestructible y generoso, que se daba a manos llenas a cambio de migajas, se vuelve débil y se rompe.

Es Isabel de la funeraria la que le anuncia, le cuenta que a Ana se la han encontrado muerta en el suelo de la cocina, tras escuchar los vecinos varios días ladrar sin parar a su perro Pepe. 
Para mí estaba muerta, no existía, no era nada. No fue una buena madre, no se portó bien conmigo, no hizo lo que hacen las madres con los hijos, no me cuidó, no me protegió y no me quiso. ¿Conocía yo a mi madre? ¿La conocía mejor que nadie? Porque para mí era un ser mezquino, una pésima madre, una mala persona. ¿Cómo se entierra a alguien así? ¿Cómo me despido de alguien de quien ya me despedí hace años? Mi madre y yo ya morimos hace tiempo.

Salomé deja a su hijo Javi al cuidado de sus vecinos Consuelo y José Luis, y marcha para Miraval a hacerse cargo del funeral y a arreglar los trámites de la herencia, ya que ella es la única heredera. Allí se reencuentra con Sebastián, un hombre con el que solo se acostó una vez, en París cuando tenía dieciséis años, y también con la que fue su mejor amiga, Marisol, a la que abandonó sin explicaciones de la noche a la mañana el día que decidió dejarlo todo, alejarse de su madre y cambiar de vida una vez cumplidos los dieciocho. Marisol y Sebas fueron pareja y tienen varios hijos, pero ahora llevan tiempo divorciados.
¿Te acuerdas de Sebas, el de clase? —Da por hecho que sí—. Pues me casé con él, es el padre de los niños. Aunque eso ya lo sabes, ¿no? Nos viste aquel día, en Valencia. —Le digo que sí—. Nos separamos hace cinco años. Por eso estoy ahora aquí, pero es temporal. En realidad, deberíamos habernos separado antes, o no habernos casado nunca, no sé.

Desde que supo la noticia, Salomé no consigue sentir pena por la muerte de su madre por más que excave en los recovecos de su mente, por más que busque momentos buenos con ella en las profundidades de su ¿fiel?, ¿infiel?, memoria 
Solo quiero colgar, darle la merienda a Javi y descubrir si en algún lugar de mi cuerpo, de mi alma, de mi corazón, de mi memoria, de lo que sea, si en algún lugar, hay algo que sienta dolor o lástima por la muerte de mi madre

Poco a poco iremos conociendo todos los detalles de su pasado en Miraval, el abandono del padre cuando ella era aún un bebé y la adicción de su madre a la bebida, hechos que seguramente pudieron condicionar el desarrollo de su complicada personalidad adulta. Y descubriremos, iremos percibiendo que las cosas igual no son como parecen, ya que los recuerdos, la memoria puede jugarnos muy malas pasadas, y ser muy. . . “infiel” 

✔ Los personajes: tanto los que sí desprenden emotividad como los que carecen de ella, me han parecido bastante buenos, la autora sabe construirlos y transmitirnos a través de ellos.

▶︎ Salomé es la protagonista alrededor de la que giran todos los demás personajes: es una mujer con la autoestima por los suelos, ahora en paro, tiene 37 años, pero se siente vieja, ya no le interesa el sexo ni las relaciones personales, se ha creado una coraza que impide que la vida le dañe pero que también impide que la vida le acaricie, un escudo tras el que se parapeta. 
No he querido. No he sido querida. No he perdido nada. Tampoco he ganado.

Nunca se ha sentido querida por nadie (¿demasiado victimismo quizás?) pero quiere que la quieran, aunque teme al rechazo. Se esfuerza en ser una buena madre, en ser para su hijo Javi la madre que ella nunca tuvo y su objetivo desde que se marchó de casa fue siempre intentar por todos los medios no imitar, no copiar la vida de su madre, aunque en ocasiones claramente no lo consiga
Yo ya sé que mi hijo no es mío y que no es mi enemigo y que no tengo que quererle solo si se porta bien ni que chantajearle con amor para que haga lo que yo quiero que haga. Ya sé que el amor incondicional es la mejor de las vacunas, el mejor de los paracaídas para los desastres que nos tiene preparados la vida. Ya sé que tiene que saber que a su alrededor hay amor. Y él lo sabe también 
Está convencida de que su padre, Fernando, las abandonó por su culpa (de eso la acusaba la madre) cuando ella era un bebé, por eso casi no lo recuerda. Pero en realidad Fernando era un padre que no quería responsabilidades, que se cansó de las responsabilidades de tener una mujer y sobre todo, una hija. Salomé creía tener todo claro respecto a su madre, pero ahora que está muerta, duda, se siente culpable, hace autocrítica, se plantea cosas, su propio comportamiento, porque como se expone en diversas ocasiones durante la lectura, la realidad puede no parecerse ni ser exactamente como la recordamos.
Mi madre se muere y pone mi vida patas arriba, cambia de orden mis sentimientos. Anteayer la odiaba y no quería ni parecerme a ella. Hoy no sé si me hubiera caído bien la mujer en la que se había convertido. Hasta que recibí la llamada, la culpa de todo era suya, y ahora me cuesta no verla si me miro a un espejo, y me siento culpable. De haberla dejado. De no haberla sabido querer

▶︎ Ana, la madre: a ella la conocemos a través de los recuerdos de Salomé y también a través de lo que otros personajes le cuentan. Lo que percibe el lector desde el comienzo es que Ana no fue o no supo ser una buena madre, que aunque la estuvo buscando y contrató un detective para saber de su paradero y conseguir su número de teléfono, nunca se atrevió o no le dio la gana dar el paso y contactarla.

▶︎ Consuelo, la vecina: casada con José Luis que está enfermo y ahora no puede darle lo que ella necesita. Es un ser entrañable, buena gente, extremadamente generoso sobre todo en lo que respecta a Consuelo. Se conocieron en un club de alterne y ambos adoran a Javi, el hijo de Salomé, adoran hacerse cargo de él cuando su madre no puede cuidarle. Salomé no la considera su amiga, porque está convencida de que en realidad no la quiere, ya que Consuelo es una mujer ruda, poco sensible que no anda sobrada de tacto al decir las cosas, pero a la que no le falta humanidad 
Para ella, solo soy la madre de Javi o un chocho que hace que todo parezca una broma aunque nos esté riñendo o esté enfadada por algo, pero nos cuida. Son lo más parecido a una familia que tenemos Javi y yo, y nosotros intentamos corresponder. A Javi le sale natural. Yo me esfuerzo, pero me pasa como a Consuelo, que no sé ser cariñosa, y mis gestos de cariño acaban diluyéndose en mi temperamento frío

▶︎ Marisol, su única y mejor amiga del pasado: trabajaba en una carnicería, estuvo casada con Sebas y tiene tres hijos con él, aunque según ella, él nunca la quiso ni sintió lo que realmente hay que sentir por una pareja. 
Así nos hemos querido, como dos personas mayores y solas que se juntaban para tener compañía. Pero es que no éramos viejos, o al menos no éramos viejos al principio. Yo me daba cuenta de que él no me quería como yo a él y, pensaba: bueno, esto será lo normal... Y de repente, con tres hijos, una vida que no te acaba de gustar, te preguntas si es esto lo que te espera el resto de tu vida. Porque yo, Salomé, no sé, veo a la gente en la tele, veo a las clientas en la carnicería, bueno, las veía, y me parece que la vida es algo más. Yo oía hablar de mariposas en el estómago, y lo máximo que yo había notado en la vida eran gases.

Marisol sigue dolida con Salomé, pero al mismo tiempo está encantada de haberla recuperado y va a hacer todo lo posible para que su amistad vuelva a ser la que un día fue
La verdad es que has sido una hija de la grandísima puta. Eras lo único que tenía, la única que sabía todo lo que me pasaba, lo bueno y lo malo, y me dejaste aquí, tirada. No he vuelto a tener una amiga como tú, no me fiaba de nadie, y hasta llegué a pensar que te fuiste por algo que yo hice o dije o no hice o no dije.

▶︎ Los vecinos de la madre en Mirabal, Miguel y Charo: curioso matrimonio. . ., dos personas muy distintas entre sí, totalmente opuestas en todos los aspectos que también me han transmitido sensaciones totalmente opuestas. Miguel es el personaje que más me ha gustado, con el que más he empatizado y Charo el que más he detestado, la típica vecina toca narices que se mete en todo. Miguel es dulce. amable, desea contarle a Salomé muchas cosas sobre Ana porque eran buenos amigos, y Charo en cambio, la recibe de uñas, desde el principio no la aguanta, aunque la antipatía es mutua. 

▶︎ Sebas: no sabremos demasiado de él, solo que estuvo en su día enamorado hasta las trancas de Salomé, por más que fueran muy jóvenes, adolescentes, y solo se acostaran una vez. Tomó una decisión equivocada, errónea, al casarse con su mejor amiga, con Marisol.     

▶︎ Rafa es el casero de Salomé: la casa que le alquila era de sus padres y él pretende mantenerla tal y como está, sin ningún tipo de reforma o cambio. No se fía de ella y se presenta allí a menudo invadiendo su privacidad con excusas para poder comprobar in situ que todo está ok. Poco a poco parece que van intimando y la relación entre ellos al final resulta ser bastante curiosa. 

✔ La prosa: ya comenté en su día cuando reseñé “El corazón imprudente” que la autora escribe bien, que es hábil narradora y se ve que sabe de lo que habla. La prosa, aunque no destaca por ser especialmente poética, es de lectura agradable y de las que te incitan a subrayar párrafos y frases significativas y bonitas.
Yo no quería parecerme a ella. Por eso me fui, porque me convencí de que la distancia sería el remedio que impediría que yo fuese infeliz, que bebiera, que tuviera un hijo, que no le quisiera, que le hiciese sentir minúsculo, insignificante, menos que nada, que mi mirada podrida le corrompiese hasta volverse un ser infeliz que bebiera, que tuviera un hijo al que no podría querer. Me fui para romper ese espejo en el que no quería mirarme, para deshacer esa cadena antes de que la cadena llegase a formarse. Pero no quiero decirlo en voz alta, porque ahora que se ha muerto me da miedo que sea un motivo ridículo, pequeño.

✔ Los temas que se tocan: el asunto de base es la maternidad, las relaciones madres/padres e hijos, y el amor/desamor en cualquiera de sus vertientes. Luego ya de una forma algo más secundaria, se abordan las relaciones familiares en general, las de pareja en particular, la amistad de la buena, esa que no se rompe ni desgasta con el tiempo por más que este pase, esos amores intensos del pasado que pueden regresar con igual o mayor intensidad que antaño,  la posibilidad de poder reconciliarnos con el pasado, la culpa, los remordimientos por no haber sido o no ser buenos padres, buenos hijos. Temas peliagudos que nos plantean preguntas, entre otras. . . ¿es posible llegar a perdonar una infancia, una adolescencia infeliz? ¿son los recuerdos tal cual los recordamos, o son fruto de las malas pasadas que nos juega nuestra mente?
Al final me borró de su agenda, dejó de hablar de mí, olvidó que tuvo una hija, igual que yo olvidé que tuve una madre, hasta que hace un momento ha sonado el móvil y una mujer que no sabe nada de mí me ha dicho que ya no la tengo, que no la tendré. Nunca más.

Resumiendo: "La memoria infiel" es una novela que refleja bien la contradicción que puede suponer el hecho de ser madre, que a veces no es lo mejor del mundo que te puede pasar y que tiene también su lado negativo, ese que casi nunca se verbaliza. Una lectura con varios giros, alguno que me olía, otros imaginados o esperados, con un final que me ha gustado y que deja todo más o menos cerrado.
La memoria a veces es infiel y los recuerdos a veces no son fieles a la realidad. Y a veces se puede pasar toda una vida sintiendo cosas equivocadas por motivos equivocados, y saberlo, aunque no lo parezca, es una liberación.

¿Os recomiendo esta novela?
Por supuesto, por varios motivos:
por todos los puntos destacables que os he contado arriba, pero también porque es una novela mayormente de emociones y sentimientos, que encierra una historia como la vida misma, con personajes que se enfrentan al pasado como pueden, y sobre todo porque pone sobre la mesa la cuestión de la fidelidad de la sangre, el eterno debate sobre si la sangre es o no lo único importante por más que una relación con alguien de la familia no te aporte o incluso te dañe. Yo lo tengo claro en esos casos, para mí no es lo importante, hay otros lazos mucho más auténticos que se pueden construir con otras personas que no son de tu familia pero que te demuestran día a día su amor y su apoyo incondicional.

Esta novela ha sido un "Debate a tres", la hemos leído y debatido a tres bandas en nuestro club de lectura particular, un Debate en el que en la mayoría de nuestras opiniones hemos coincidido, aunque no en todas. Si tenéis curiosidad por ver otros enfoques, otras perspectivas distintas, u os apetece saber si Mariana y Rosa han disfrutado la novela tanto como yo, podéis hacerles una visita y leer sus reseñas AQUÍ, y AQUÍ, seguro que no os arrepentiréis

Mi nota esta vez es la máxima, para variar, dicho sea irónicamente: 




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