Más desigualdad, menos democracia. Gobiernos autoritarios, vigilancia tecnológica. Desastres ambientales, guerras por recursos cada vez más escasos. Megacorporaciones. Capitalismo salvaje, más aún. Estados fallidos, países enteros en manos de mafias. Terrorismo, revueltas sociales, violencia generalizada. Aire irrespirable, falta de agua potable, crisis alimentarias frecuentes. Sálvese quien pueda”
Me mordí la lengua otra vez, claro. No, Yuliana, Segismundo García no es un buen hombre, aunque la demencia lo bendiga. Nunca fue sensible ni cariñoso, y en modo alguno un gran padre, no digamos ya un buen marido. Si lo hubieras conocido cuando estaba bien, con suerte ni te habría mirado, porque no le gustaban demasiado los extranjeros como tú. Y si hubieses trabajado para él, limpiándole la casa o cuidando a mamá en sus últimos meses, te aseguro que no habría sido una bonita experiencia: nunca sirvas a quien sirvió.
Le dije, llevado por el mismo entusiasmo sobreactuado con que intenté venderle la idea al del banco, le dije que la respuesta está siendo buenísima, que no damos abasto para atender la demanda, vamos a abrir delegaciones en varias ciudades y reclutar nuevos comerciales, el producto se vende solo, nos hemos asegurado un distribuidor exclusivo, nos vamos a convertir en la marca de referencia en el sector porque hemos sido los primeros...
-Caminabas a gran velocidad, me lo confirmó la chica al teléfono, voz entrecortada: Me cuesta seguirlo, nunca lo había visto así. De dónde ha sacado esa fuerza para marchar tan deprisa y resistirse de esta manera cada vez que lo sujeto para que no lo atropellen. Y su mirada...-¿Qué pasa con su mirada?, pregunté expectante, no sabía si ilusionarme.-Es como si no fuera él, como si estuviera poseído, solo mira al frente y camina, me pongo delante y ni me ve.-No te separes de él.-Tengo miedo de que se me escape.
Tu nieto es el mejor continuador de la saga que pretendías haber iniciado, que yo he continuado con desigual fortuna, y que Segis puede llevar a un nuevo nivel, inalcanzable para nosotros. Solo tiene diecisiete años, pero sus señales no pueden ser más prometedoras. Te habría encantado conocer sus andanzas juveniles, réplicas de aquella infancia mitificada tuya en la que, según contabas siempre, te habías sabido buscar la vida desde muy pequeño.
Sería la solución a muchos de nuestros problemas, también los del abuelo. Podríamos pagar una residencia donde lo cuiden bien, sin reventar más a Yuliana. Tú podrías continuar tus estudios, irte al extranjero con holgura, sin que tengamos que pedir un préstamo. Pagar tu deuda con ese tío, hoy mismo, sin más amenazas ni dientes perdidos. Y yo podría financiar mi negocio aunque el banco me siga negando el crédito, o al menos devolver a los clientes el dinero adelantado, y hasta liquidar por fin mis deudas anteriores.
La otra opción, que reconozco que se me iba volviendo cada vez más deseable, era que no te encontrásemos. Sucede a veces: desaparece un anciano, como desaparece un niño, una mascota o un retrasado; desaparece un anciano y sus familiares recorren la ciudad, especulan con los lugares de su memoria, se separan para ir cada uno en una dirección, llaman a la policía, preguntan a los tenderos, ponen su foto en farolas y redes sociales, patrullan día y noche la ciudad y alrededores, inspeccionan parques, cunetas, edificios abandonados, alcantarillas abiertas, lechos fluviales, y finalmente lo encuentran muchos días después entre unos matorrales, infartado y a medio descomponer, descalabrado en un pozo, ahogado río abajo; o ni siquiera tienen el consuelo de un cadáver que ponga fin a la búsqueda: no aparece nunca más, siguen esperando
Pero ya ves, viejo: la enfermedad te ha absuelto. La enfermedad lo borra todo, para ti y para los demás. La enfermedad es una amnistía, humaniza hasta a la mayor sanguijuela. Las residencias y los parques están llenos de viejecitos sonrosados que se abrazan mimosos a sus esposas, sonríen pacíficos a los niños y se dejan cepillar los dientes, y nadie pensaría que solo unos años antes machacaban a esas mismas esposas, iban de putas o estafaban a familias humildes. La enfermedad te domesticó y te hizo bueno, te convirtió en el pobrecito Segismón. Puso tu historial a cero. Todo perdonado. La enfermedad te ha evitado pagar más, seguir pagando tus culpas, más allá de la cárcel. La enfermedad te ha evitado que yo pueda exigirte, que pueda ajustar cuentas contigo, más que estas retahílas que te resbalan.
● Dice el autor que su novela «es un intento desde la literatura por proponer un futuro más allá del miedo y la resignación, uno donde haya sitio para la esperanza… ‘Lugar seguro' no es una utopía, pues está construida a partir de realidades ya existentes hoy, y tampoco quiere eludir sus contradicciones y límites; es más bien una antidistopía». Sí, “Lugar seguro” es una antidistopia, porque crítica las distopias. Aquí se nos muestran las dos caras del “preparacionismo” (un movimiento que curiosamente existe en la vida real), de la cultura del “por si acaso”, los también llamados “prepas”
Por un lado, los que están convencidos de que todavía estamos a tiempo de salvar el mundo, de intentar que el planeta no se vaya a la mierda, de conseguir crear un nuevo orden mundial evitando la crisis ecológica y las peores consecuencias del cambio climático, combatiendo la escasez de recursos. Y por otro lado, están los que creen que ya no hay nada que hacer, que el colapso va a llegar, el colapso social y energético (¿os suena?), el planeta inhabitable, las guerras (¿también os suena, ¿verdad?) y se preparan para hacerle frente.
Ambas versiones de “prepas” existen en la realidad, según nos cuenta el autor en alguna entrevista que he leído, están ya aquí, entre nosotros:
-- Los primeros, “Los ecomunales” (Segismundo se burla de ellos, y sarcásticamente les llama “botijeros”), se preocupan por el bien común, por la humanidad, por el planeta. Echando mano del espíritu colectivo y solidario, han creado comunidades vecinales inicialmente en el mundo rural, en pueblos abandonados, que renuncian a lo superfluo, al consumismo, y comparten para vivir mejor con menos. Activistas que, desde un pragmatismo utópico están ya cambiando o intentando cambiar las cosas, todavía a pequeña escala, pero irán previsiblemente en aumento, de hecho ya han llegado a algunas ciudades.
-- Y luego, “los prepas” propiamente dichos que llevan mucho tiempo preparándose, los de la línea del “sálvese quien pueda”, los que acumulan por si llegan tiempos de escasez, los que invierten en búkeres o “lugares seguros” que les proteja en caso de guerras nucleares o químicas, pandemias, haciendo acopio de alimentos, medicamentos y demás artículos de primera necesidad (¿os suena lo del papel higiénico al comienzo de la pandemia?)
● ¿Porque eligió Isaac Rosa “Lugar seguro” como título? Parece que lo eligió por ser una expresión polisémica, que se puede referir tanto a los búnkeres que Segismundo vende, (siempre será mas fácil vender algo con ese nombre, que llamándolo por su nombre), como al lugar que el protagonista anda buscando, ese tesoro que alguien ha escondido en un “lugar seguro”. Además, hace alusión a una serie de televisión que se nombra en la novela “Safe place”, que todo el mundo ve y que contribuye a crear esa sensación de pánico a lo que pueda pasar.
● Se estudia la relación padres-hijos: padre anciano-hijo de mediana edad que no se entienden, que nunca se han entendido, porque para más inri el hijo ha heredado un nombre y un apellido maldito que le cierra puertas. Y padre de mediana edad-adolescente que intentan entenderse, pero que les cuesta.
● Me ha gustado especialmente la prosa de Isaac Rosa, muy cuidada en su forma y en su contenido, con una forma de narrar sólida, directa, sin artificios ni sensiblerías que me ha cautivado.
● Al acabar la novela quedan en el aire algunas preguntas que me hago y reflexiono un rato sobre:
- Vivimos en un mundo distopizado, pero ¿somos capaces de imaginar un futuro halagüeño, no distópico? Ufff, a mi me cuesta, pero deberíamos…, porque un futuro sin futuro es algo muy triste y descorazonador.
- Todos somos un poco “prepas”, y más después del Covid, ¿iremos a más en ese aspecto? Pues con los tiempos que corren, es muy probable.
- Después de todo lo que ha pasado últimamente, pandemia, erupción volcánica, la borrasca Filomena y la nevada monumental, Guerra en europa, me pregunto ¿qué puede pasar a partir de ahora? ¿tendremos que terminar construyéndonos un búnker low cost? O ¿tirará la humanidad más hacia las ayudas colectivas botijeriles? Creo que el miedo nos invade y ya nos hemos instalado en el “todo es posible” y eso no es saludable a nivel mental. Mejor no pensar en ello. . .
En cada viejo demente sospecho el fingimiento, la voluntad tramposa de quitarse de en medio, dejar de ser y entregarse a una vida mueble, sin más propósito que ser alimentado y peinado y tomado de la mano y perdonado y hablado con dulzura.
Hola, Marian:
ResponderEliminarLeí hace cosa de seis años "La habitación oscura" de Isaac Rosa. Aunque estaba bien escrito y la galería de personajes (todos eran jóvenes aunque de distinta clase social o ideología) están bien diseñada y conseguida, la novela no me gustó en exceso pues -la verdad es que el propio autor así lo reconoce cuando se habla de su literatura - pesaba más en ella el afán político que el propiamente artistico-literario. Me parece bien que exista la novela social, incluso política, pero cu do el adjetivo calificativo invade lo literario hasta oscurecer lo me apeo de ese tren.
Desde esa novela nada más he vuelto a leer de Isaac Rosa. ¿Volverás? -les preguntan a los españoles que están residiendo en otros países cuando finaliza el 'españoles por el mundo' que acaban de protagonizar-. Bueno si, por qué no. A lo mejor el escritor cargó las tintas en esa novela que leí o yo tenía el día tonto cuando la tuve en mis manos. O sea, que sí, que no me cierro en banda.
Un beso grande
¡Hola Juan Carlos!
Eliminarestá claro que no todo lo que escribe un autor es de la misma calidad y no todo nos gusta por igual. Yo no he leído más (aunque sí tengo en mente leer la de Final feliz) y no puedo comparar, pero esta novela me ha gustado, sí, mucho (aquí no hay tema político, es algo que tampoco suele gustarme)
Te diría Juan Carlos que ya que no estás cerrado a ello, que le dieras una oportunidad a la novela
¡Un beso enorme!!!
Yo he leído cuatro novelas de Isaac Rosa y las cuatro me han gustado mucho. Escribe muy bien, es original y sus temas siempre son muy interesantes. Este último aún no lo he leído, pero ya está en mi lista de pendientes. Esos tres Segismundos un tanto delincuentes, promete mucho.
ResponderEliminarUn beso.
Sí, promete, ya te digo que te va a gustar la novela (bueno, eso creio). Me gustaría saber cual es tu preferida de las cuatro leídas hasta ahora, tengo claro que voy a volver al autor
EliminarUn beso!
Yo creo que El vano ayer y ¡Otra maldita novela sobre la Guerra civil! esta última son dos en una. Pero creo que cualquiera es muy recomendable.
Eliminar¡Vale, gracias!!
Eliminarel de la Guerra Civil creo que no, ese tema en este momento no me apetece
Voy a investigar sobre la del vano
Hola. Vale, vamos a hacer como que la ha escrito Pepito Pérez. La historia tiene su punto, eso de los búnkeres baratos me lo creo, que cuando Putin amenazaba todos los días con el botón nuclear, yo oí a más de uno hablar de igual en el jardín de casa...desde la total ignorancia de lo que es un búnker que de verdad sirva para algo. Con los ancianos me pasa lo mismo que a ti, no puedo ver el maltrato, la falta de respeto y el poco agradecimiento con todo lo que hicieron en el pasado, su capacidad de sacrificio para que las siguientes generaciones lo tuvieran mucho mejor.
ResponderEliminarEn el otro lado de la balanza pongo que este tipo de libros que transcurren en un día y que son monólogos me agobian. Me parece interesante el tema pero no tanto.
Y ahora hay que decir que al autor lo tengo descartado desde que publicó un tuit muy desafortunado y dije, fuera. Es lo que hay.
Besines
Bueno, veo que lo tienes claro. Me pasa también que a veces le hago la cruz a algún autor por algo que veo u oigo de ellos que me disgusta, lo hice con Lucía Etxevarría y con ella no fue solo una cosa, fueron varias. Leí antes de ello dos o tres novelas suyas y a partir de la cruz, se acabó, así que te entiendo.
EliminarMe pasa lo contrario que a ti, que las novelas narradas en un día me suelen gustar mucho, me parecen muy curiosas si están como en este caso muy bien llevadas. Aquí, los Segismundos son tremendos, como personajes son la bomba.
A mi me ha sorprendido el autor, no me esperaba que me gustase tanto
Besines!
¡Hola! No se parece mucho a lo que suelo leer pero, aún así, tiene alguan que otra cosita que me llama. Tengo claro que no voy a leerlo a medio plazo pero quién sabe si más adelante le daré una oportunidad. Un besote :)
ResponderEliminarHola, Marian.
ResponderEliminarUna historia narrada en 24 horas siempre tiene su atractivo y más cuando entre pillos anda el juego. Y sí, claro...creo que vamos hacia una sociedad cada vez más atomizada en la que nos preparamos para miedos futuros quizas sin pensar en el presente. En EE UU la venta y proliferación de bunkeres y refugios de todo tipo están haciendo su agosto y quien sabe si esta vez si tiene verdadero sentido ante el acumulo de desdichas como bien has explicado. Espero, eso sí, que los refugios vengan con aire acondicionado para evitar la caló ;)
Besos y feliz sábado.
¡Hola Miguel!
Eliminaryo también espero que los búnkeres los cost también vengan con aire acondicionado, jeje, Segismundo sí lo prometía, pero claro, como para fiarte...
No sabía que en EEUU el tema está haciendo su agosto, pero es de imaginar y supongo que la cosa irá a más
Besos y feliz finde!!
Me parece muy tentador perseguir a los tres Segismundos por su periplo en esta novela. Además, los temas que trata son muy apetecibles.
ResponderEliminarDe Isaac Rosa solo he leído Feliz final, y, aunque me gustó, detecté en ella cierto afán por el autor por conectar con su generación con demasiados lugares comunes. Eso me sembró dudas, pero por lo mismo me gustaría algún día volver a leer algo suyo para despejar esas dudas. Lugar seguro suena muy interesante, pero creo que aún no me ha llegado el momento de reencontrarme con Rosa. Quizás para más adelante.
Besos
Pues fíjate que tenía en mente leer Final feliz, aunque las razones de porqué no te convenció, creo que para mi no sería impedimento (no entiendo a qué te refieres exactamente con lo de que "intentaba conectar con su generación con lugares comunes")
EliminarIgual sí que no estaría mal que más adelante le volvieras a dar otra oportunidad, sí...
Besos
Tiene una pinta muy apetecible.
ResponderEliminarUn besazo y feliz finde.
Pese a tu buena reseña, hay algo que no me termina de convencer, que no me termina de llamar. Así que esta vez lo dejo pasar.
ResponderEliminarBesotes!!!
Suena bien, no me importaría leerlo. Creo que me gustaría, aunque solo fuera por esas diferencias generacionales de los tres personajes y sus reflexiones. Lo que no entiendo muy bien es qué tiene que ver la imagen de la portada; supongo que pertenecerá al pasado del abuelo.
ResponderEliminarUn beso ;)
¡Hola Ray!
EliminarPues te ha pasado como a mi, que por más que le di vueltas a esa cubierta no le encuentro relación con el argumento de la novela. Del pasado del abuelo no lo veo, en todo caso yo lo interpreto como que una familia está de picnic, tranquilamente pasándolo bien, mientras el mundo se va al carajo (da la sensación como que al fondo ha estallado una bomba atómica) y deberían estar pensando en guarecerse en su búnquer. No sé...
En cualquier caso, sí, creo que te gustaría, porque además escribe muy bien el autor
Un beso!
Mi querida Mariam, cuánto tiempo...Con muchas ganas y en ola de calor, me acerco a tu blog para refrescarme. Me sorprende lo que cuentas de esta novela. No he leído nada del autor, pero me ha llamado la atención cuando todo sucede en un día...eso me recuerda a nuestra amiga Virginia Woolf, con su Señora Daloway. Pero la trama es muy diferente, por lo que cuentas. Tomo nota, porque me ha resultado muy curiosa. Aunque tengo tanto que leer...y me siento tan en deuda con ellos (con los que están en la estantería), que no sé si terminaré por leerlo...Todo depende de ese momento en la librería y lo que sus hojas me cuenten...Me ha gustado mucho como siempre, cómo nos cuentas lo que sucede al otro lado de las tapas del libro. Un abrazo grande y espero que estés bien, pasando algo de fresquito.
ResponderEliminar¡Hola María!
Eliminarun placer tenerte por aquí, te estaba echando de menos. Me alegra que mi blog te resulte refrescante y espero que tú también estés bien y que no estés pasando tanto calor como los que vivimos en ciudad, supongo que en el campo se estará algo más fresquito
Fíate que a mí no me ocurre eso de sentirme en deuda con los libros que veo en las estanterías (en casa ya no acumulo libros, que no cabemos) y menos mal, jeje, porque imagínate en la biblioteca, todos mirándome acusadores. Igual esta novela se cruza algún día en tu camino ¿quién sabe?
Un beso grande!! Ya sabes que agradezco mucho tus visitas
Buenas, Es un autor con quien no me he estrenado aunque he tenido varias novelas suyas en la mano, en tiendas y bibliotecas. Leyendo tu reseña me entran ganas de darle una oportunidad. Me gusta el enfoque ambiental, trascurso en a penas 24 horas y ese matiz generacional. Besos.
ResponderEliminar¡HolaI pues anímate, el autor es de los buenos y el argumento es interesante, además de lo que dices, del matiz generacional
EliminarBesos
De este libro he oído hablar mucho. Casi todo buenas críticas. Le echaré un ojo, pero no creo que termine leyéndolo...al menos por ahora. Sin embargo, agradezco tanto tus reseñas...porque nos acercan mucho a la lectura, a lo que esconden las páginas, a lo que ha generado cuando lo has leído, etc...Gracias...Un abrazo grande.
ResponderEliminarEs un libro curioso, con personajes curiosos la saga de los Segismundo, esos "ángeles caídos del sistema” como el autor los denomina. Y es que Isaac Rosa es un autor grande, yo repetiré con él
EliminarUn beso enorme!!