Pasaje destacado
"A Elena le ha hecho gracia esa expresión de Teresa, lo de estar «sin filtros». La conocía por Ana, pero no es lo mismo escucharla en directo. Le recuerda al «Voy a serte sincero» que sueltan algunos antes de clavarte un puñal. Eso de «perdóname, que soy muy claro y por eso te digo esto». Que, bien traducido, es «te digo esto porque te duele; te digo esto para joderte».
Los filtros son un requisito de la vida en sociedad, una dilución imprescindible para que no soltemos todo lo que se nos pasa por la cabeza, para que pensemos en los demás. Los filtros nos dan tiempo para pensar, medir y depurar. Los filtros no son insinceridad y sí pueden ser respeto, sensibilidad y educación. Al menos eso quiere creer Elena, convencida de que, en general, los filtros son civismo y sentido común; «sin ellos, la sociedad es un estercolero»."
Los filtros son un requisito de la vida en sociedad, una dilución imprescindible para que no soltemos todo lo que se nos pasa por la cabeza, para que pensemos en los demás. Los filtros nos dan tiempo para pensar, medir y depurar. Los filtros no son insinceridad y sí pueden ser respeto, sensibilidad y educación. Al menos eso quiere creer Elena, convencida de que, en general, los filtros son civismo y sentido común; «sin ellos, la sociedad es un estercolero»."
Sinopsis oficial de la editorial
Ana acaba de perder a su padre y escribe compulsivamente textos que no acaba, Elena tararea la música de su adolescencia mientras pelea por el trabajo que merece y Sofía... Sofía, que es más joven, solo intenta mantener la lucidez. Estas tres amigas tan distintas lo comparten casi todo; especialmente, los líos, las risas y la sinceridad. Las tres tienen más de cuarenta, mucho pasado y un presente intensito: un ex maravilloso y otro tremendamente egoísta; madres mayores y de todos los colores (la libertaria, la reprochona y la que se ha hundido en el duelo) y, sobre todo, una adolescente que... ¿se podría devolver...? La maternidad, la pareja, la enfermedad, el edadismo, el desempleo... No se perdonan ni un drama, pero Ana, Elena y Sofía encuentran siempre tiempo para avanzar, para reírse y hasta para montar una revolución.
Los puntos fuertes de la novela
✔ La historia: es sencilla, nada enrevesada. Una historia de las de toda la vida, de tres amigas de las buenas, de esas a las que les confías tus secretos más íntimos, que te recargan las pilas y que siempre están cerca para escucharte y contarles tus alegrías y tus penas, tus fracasos y tus éxitos, para compartir las malas y las buenas noticias.
Elena, Ana y Sofía no quieren arreglar el mundo, no todavía. Solo pasar una buena noche, entenderse, apoyarse. «No hay nada más urgente para una mujer que ayudar a otra a creer en sí misma»,«Que no pase un solo día sin ayudarnos entre nosotras, que no pase un solo día sin hacernos reír»
Es la historia de cómo se ayudan y apoyan entre ellas cuando toca hacerle frente a esos golpes que noquean y a la difícil tarea que le toca a una de ellas, a Ana, de comprender y acompañar a su hija que está en la peor de las edades, la adolescencia.
La adolescencia consiste en dar infinitas vueltas alrededor de un yo pegajoso y confuso.
✔ Los personajes son sin duda uno de los puntos más fuertes y destacables: la autora ha sabido construirlos auténticos, emotivos y cercanos, con sus fortalezas y sus debilidades, cada cual con sus complicadas vidas y movidas y consigue con ello nuestra máxima empatía hacía ellas.
Las protagonistas absolutas son Ana, Sofía y Elena que andan entre la cuarentena y la cincuentena, pero hay más personajes muy importantes en la trama, como las madres de las tres, pero sobre todo las de Ana y Sofía que son las que se encuentran más perdidas por las circunstancias
● Ana: su padre acaba de morir y su madre, Teresa, vive con ella y su hija adolescente, Lola, en su casa hasta que sepa qué hacer con su nueva faceta de viuda triste y solitaria, pero sobre todo por no poder valerse por sí misma a pesar de sus cuarenta años cotizados, a pesar de esos cuarenta años de docencia y de entrega absoluta, que le han dejado una pensión que no le da ni para mantener el piso en el que vivía con su marido.
Una madre y una hija, ambas llenas de necesidades y de silencios que Ana tiene que adivinar, atender e interpretar; ambas extremadamente frágiles. Tenía que seguir cuidando (y educando) a una adolescente y, además, conseguir que su madre no se desmoronase, que le mereciese la pena esa vida nueva, sin horizonte ni ilusiones, sin salud ni dinero. Que le compensase ser vieja, vieja de verdad.
Ana es a la vez madre abnegada e hija cuidadora, no tiene pareja ni quiere tenerla, prefiere vivir libre sin más pesos a la espalda porque bastante tiene con ejercer de madre sola, ya que el padre de Lola es en realidad un padre ausente y al final le toca a ella hacerse cargo de todo lo relacionado con la niña.
Lola está sufriendo y su padre no está. Lola está viviendo y su padre no está. Lola está, también, disfrutando, creciendo, aprendiendo. Y su padre no está. Lola necesita un abrazo y no quiere necesitarlo. Necesita lo mismo que la calmaba de bebé: la piel, el latido, el olor de su madre. Y necesita a la vez hacerle daño, crecer contra ella, descartarla. Necesita no necesitarla.
Ana es también una madre sobrepasada por una enorme lista de obligaciones ajenas, siempre dedicada a los demás, cuidando a los que están a su cargo. Dando, dando, siempre dando.
● Sofía: es abogada dedicada a temas de separaciones, divorcios y custodias. Con casi cuarenta, es la más joven de las tres, vive en un piso que le compraron sus padres y solo tiene un vicio. . ., correr. Trabaja en su propio despacho, le va bien, no tiene jefes ni necesita dinero. Sofía nunca quiso ser madre, siempre lo tuvo y lo tiene claro, quiere que su vida sea en presente y sin anclas, porque tener hijos le parece una vil atadura, casi una cadena perpetúa. A su madre, Marga le han diagnosticado Alzheimer y ha decidido que cuando empiece a no reconocer a los suyos, le gustaría tener una muerte digna y elegida.
● Elena acaba de saber que tiene cáncer de mama, e intenta sobrellevarlo como puede, ayudada y apoyada por sus dos mejores amigas. Su madre, Malena, no le cae bien, aunque la quiere y está aprendiendo a aceptarla tal y como es. Siente que no la comprende reprochándole constantemente que no le haya dado nietos. En el momento actual vive sola, aunque sigue enganchada emocionalmente a su ex, Jorge, que a su vez es el mejor amigo de Ana. Jorge sí es padre, del pequeño Pablo.
La madre de Elena, por ejemplo, es una mujer insegura que sufre al ver a su hija sin hijos, al verse a ella sin nietos. «Ay, hija. Ay, hija…». Llora por lo que para su hija no es desgracia, sino alivio; lo que no es condena, sino elección. Sufre siempre, todo el rato, porque el mundo no es como ella había aprendido, porque la felicidad de su hija no es la que ella imaginó; porque no la reconoce, no la entiende y no la aprueba.
● Teresa, la madre de Ana: es un personaje muy interesante. Tras la muerte de su marido, debe reorganizar su vida, sus ilusiones, volver a encontrar el rumbo y a encontrarse a sí misma. Y Teresa no se apoltrona ni se queda en casa llorando, sale al mundo y decide luchar por los intereses de los mayores, ponerse manos a la obra para movilizarlos, haciéndoles ver que aún tienen voz y voto, incitándolos a la revolución, “La Revolución de los Viejos”
Que os tienen que hacer caso, que votáis, que tenéis necesidades, que todos llegamos ahí, pero es que, además, ser viejo puede no estar mal. Se puede llegar a viejo siendo muy joven. ¿No hay un montón de estudios que dicen que a partir de los cincuenta la curva se invierte y llegan los años de más felicidad? Que uno anda más sereno, más seguro, menos asustado. Sois los que os podéis permitir la revolución porque tenéis tiempo y experiencia para que sea una revolución buena. Una revolución justa que, además, nos acabará recogiendo a todos…
✔ Los temas que se abordan:
● La maternidad: una maternidad que se plantea desde el punto de vista de las madres y de las hijas que, además y en el caso de Ana, es madre también. La relación entre Ana y su hija adolescente Lola basada en el amor incondicional, la complicidad y la confianza, es preciosa, no tiene desperdicio. No es fácil conseguir algo así, y yo, mientras leía, no he podido evitar percibir ecos de la relación que yo tenía con mi madre.
Se ahonda en los entresijos de lo que significa ser madre hoy en día en los tiempos que corren, en estos tiempos de niños que exigen dedicación completa veinticuatro horas al día, siete días de la semana, y explora sobre cómo las madres condicionan a los hijos y esos hijos también a sus propios hijos. Ese tipo de madres que como Ana, viven esclavizadas por el trabajo y la custodia y no consiguen acordarse de la mujer que eran antes de tener a los hijos, ni tampoco recuerdan la mujer que querrían haber sido.
Las madres no somos narradores omniscientes: somos falibles y asfixiantes, necesarias y sobrantes. Somos imperfectas, somos aspirantes, somos puro esfuerzo. Somos todo lo buenas que podemos. Y la mayor parte de las veces nada de eso es suficiente.
Y pone sobre la mesa otras formas de ver y percibir la maternidad: la de muchas mujeres que como Sofía, nunca han deseado ni necesitado tener hijos, y la de esas otras, quizás la mayoría, que consideran la maternidad como una demostración de amor insuperable, una experiencia extraordinaria, la única que les termina dando sentido a sus vidas.
¿Lo era? A Sofía le parecía excesivo llamar acto de amor al hecho de traer al mundo a alguien que no lo ha pedido. Ella nunca ha creído en ese falso altruismo: dar para encontrar sentido, querer para que te quieran, cuidar para que te cuiden.
● El paso del tiempo, la vejez, cómo la sociedad trata a los viejos a veces con desprecio, como si fueran niños, como si fueran tontos o inútiles y cómo perciben los jóvenes el hecho de envejecer. Y la importancia de la “no resignación”, de plantarle cara a los estragos de la edad, como hace Teresa rebelándose, iniciando la “Revolución de las viejas”
Abuela», le decían los mequetrefes del otro lado de la ventanilla, y luego le hablaban en ese plural mayestático que a Teresa la sacaba de sus casillas. A ella —que había sido una de las primeras catedráticas en su universidad y que jamás, ni a un hijo, ni a un nieto, le había dicho «guauguau» para referirse a un perro— se le erizaba la dignidad cuando los botarates insistían en dirigirse a ella como si fuera estúpida: «Abuela, ¿cómo estamos hoy?»
● Los filtros que nos imponemos y lo bien que sienta soltarlos, decir lo que uno en realidad piensa. Pero como la propia autora nos dice, no se pueden soltar todos los filtros, hay que escogerlos, y quedarse con algunos, con los necesarios, porque no se puede ir totalmente sin filtros por la vida. También está el tema de la importancia de aprender a decir “no” sin sentir culpa, sin miedo a lo que piense la gente, a no dejarse mangonear ni manipular, a mirar más por uno mismo y no tanto por los demás, saber recibir, no solo dar y aprender a dejarse querer.
● Y por supuesto, la novela trata de la verdadera y auténtica amistad, desinteresada, y del tesoro que supone tener “mejores amigas”.
De eso va la amistad: de hacer y de estar; de llamar, quedar, escuchar, hablar, acompañar, compartir, hacer reír, dejar llorar : Los amigos, los afectos, son un colchón o, mejor dicho, una capa protectora y un superpoder: bien acompañado, bien querido, el ser humano es indestructible. Mortal, claro; indestructible, también.
● Lo que hoy en día se conoce como "edadismo" o la discriminación/marginación a la hora de encontrar trabajo que se sufre debido a la edad: quedarse en el paro a los cincuenta, cuando ya es harto difícil conseguir que alguien te contrate, porque la experiencia acumulada, lograda a base de años parece que no cuenta, y porque a ciertas edades te conviertes en alguien matemática y biológicamente prescindible.
La edad, sin embargo, es irrelevante. Lo relevante es el talento, la actitud, la curiosidad, la energía, las ganas, la generosidad. Lo relevante es la capacidad de escuchar, de construir, de aprender, de compartir y de hacer. ! Nos morimos a los noventa, pero nos prejubilan y nos descartan en cuanto cumplimos los cincuenta. Qué desperdicio.
● La novela tiene su punto dramático, claro, porque sus páginas encierran dolor, enfermedad, muertes, los consiguientes duelos que cada cual enfrenta como puede, como sabe, y también está el asunto de la eutanasia y del derecho a morir dignamente. Pero aunque son temas tristes, me gustaría recalcar que la autora ha conseguido un toque esperanzador y optimista, de hecho no he llorado, raro en mí cuando se abordan estos temas.
✔ La prosa de Paloma Bravo me ha gustado, su forma de narrar, directa, al grano, hablando sin tapujos, contando verdades y hechos que pueden incomodar, pero de una forma delicada, con dulzura, sacándote incluso alguna que otra sonrisa.
Al principio, la tentación es irresistible: uno quiere sentirlo todo, sentir el dolor entero, asomarse a ese abismo y quedarse allí, imantado, quieto, honrando el agujero. Es la hipnosis del duelo: el dolor como forma de respeto. Y lo es porque el dolor es proporcional al amor; duele porque quisiste, porque todavía quieres. Y, aun así, el tiempo pasa, el tiempo sigue pasando. Un día, otro y, sin darnos cuenta, el escozor se amortigua, el llanto se seca y empezamos a sentir una pena más sorda y una ausencia permanente.
Resumiendo: “Sin filtros” me ha parecido una deliciosa lectura protagonizada sobre todo por mujeres, cinco mujeres de tres generaciones con fuertes vínculos entre ellas. Una historia de madres e hijas, de abuelas y nietas, de amor y desamor, de camaradería y positividad, en definitiva una historia de vida, de la vida misma, porque así es la vida.
Tener tiempo solo sirve si se tiene también curiosidad y dinero.
¿Os recomiendo esta novela? Por supuesto, por varios motivos: por todos los puntos destacables que os he contado arriba, pero sobre todo porque es una novela bien escrita, con buenos diálogos, que derrocha empatía por todos sus poros y que cuenta con un cierto estilo irónico. Una lectura que he disfrutado mucho y que al finalizarla me ha dejado muy buen sabor de boca.
He leído y comentado "Sin filtros" junto a mi gran amiga Mariana, del blog Los libros de Mava, una lectura más para meter en la saca de nuestro Club de lectura MavaMar. Si os apetece o tenéis curiosidad por saber si ella ha disfrutado la novela tanto como yo, podéis hacerle una visita y leer su reseña AQUÍ, seguro que no os arrepentiréis.
Mi nota esta vez es la máxima, para variar, dicho sea irónicamente:
Hola, Marian.
ResponderEliminarDemasiado intenso y realista para mí ahora, que prefiero lecturas más ajenas a mí, ya sea en tiempo o en situaciones. Me gustan mucho estas historias de la vida, ya lo sabes. Pero lo de la maternidad me aburre bastante. También te digo, que cuando veo a gente hacerse lío para criar un bebé, siempre pienso, pues no sé cómo te vas a arreglar con un adolescente, me parece lo más complicado. Respecto a la edad es un tema que me gusta que se reivindique. Mira, justo hoy que Carlos Sainz ha ganado su cuarto Rally Dakar con 61 años, hala ahí lo llevas. Lógicamente no todos podemos ponernos a hacer grandes gestas como esas y menos de un día para otro, pero cada uno en nuestras posibilidades podemos hacer muchas cosas más de las que pensamos, poniendo empeño, claro. No tengo 60 años, pero vaya, tampoco 20 y para algunas cosas ya voy tarde. Y me parece también una buena lección para los jóvenes, que suelen menospreciar a los mayores y perder el respeto que se merecen.
Creo que el personaje de Teresa es el que más me iba a gustar.
Me guardo el libro.
Besines
¡Hola Norah!
Eliminarsí, ya sé que te suelen gustar este tipo de historias y concretamente creo que esta novela te gustaría, quizás ahora no sea el momento, pero también ten en cuenta que es una historia optimista, que me dejó buen sabor de boca a pesar de lo que trata.
Ese aspecto, la reivindicación del asunto "edad" me ha gustado mucho y sí, creo que Teresa te iba a gustar mucho.
Me alegra que te lo lleves, no te olvides de él, te podría gustar mucho
Besines
¡Hola, Marian!
ResponderEliminar¿Qué novela tan deliciosa, verdad? Un hermoso canto a la amistad.
Tanto para variar coincidimos en la mayoría de las impresiones de nuestra lectura conjunta.
Me alegra un montón ver que todos los títulos que hemos leído juntas hasta ahora, han sido unas estupendas elecciones, novelas que hemos disfrutado mucho, tanto leyéndolas como comentándolas 😊
Me ha encantado tu reseña, sin duda de 10 👏🏻
Siempre es un placer leerte 😉
Y sí, me quedo con este párrafo: De eso va la amistad: de hacer y de estar; de llamar, quedar, escuchar, hablar, acompañar, compartir, hacer reír, dejar llorar… 😍
Un gran abrazo y feliz fin de semana.
¡Hola amiga!
Eliminarpues sí, una lectura maravillosa que hemos vuelto a disfrutar juntas, nos parecemos bastante, por eso elegimos bien nuestras lecturas del club y nos gustan a ambas
Ese párrafo es genial, es un resumen de lo que es esencialmente la amistad
Mil besos y feliz finde para ti también
Vengo del blog de Mariana y ya traigo la novela apuntada en mi lista. Como le digo a ella, y además ya sabéis, el tema de la maternidad me gusta mucho. Lo de los filtros es algo sobre lo que he pensado y hablado mucho. Ese "te voy a ser sincera" al que habría que añadir "y te vas a enterar", me parece muy hipócrita. Yo lo utilizo muy poco, pero cuando lo hago es porque estoy enfadada y porque, en efecto, quiero que la otra persona se entere de un par de cositas. Siempre digo medio en broma (o eso piensa la gente, ja ja) que la sinceridad está sobrevalorada y es que hay veces en las que menos sinceridad y más amabilidad sería muy deseable.
ResponderEliminarLos filtros sirven para poder vivir en sociedad y la gente que no los tiene vive muy bien porque el resto a su alrededor sí que los tiene. Si se encuentran dos personas sin filtros seguramente ardería Troya otra vez.
Un beso.
¡Hola Rosa!
Eliminarsé que el tema te gusta y sé también que esta novela la disfrutarías mucho, porque algo te conozco, jeje
Lo de "te voy a ser sincera" yo también lo uso poco, realmente con la gente que quiero soy sincera ante todo pero con mucha delicadeza siempre y los filtros..., pues hay que tenerlos para con aquellos con los que no se puede decir lo que repiensa, que es con la mayoría de la gente
Dos sin filtros..., no quiero ni imaginarlo, jaja, como dices ardería Troya
Anímate a leerla
Un beso.
¡Hola, Marian!
ResponderEliminarPor lo que cuentas y desde la sencillez nos presentas una gran novela. Los filtros lógicamente están para allá por algo y son los que nos hacen más humanos. Yo suelo huir de esas personas que dicen que no tienen filtros porque al final sé que te van a j**** jejeje. La maternidad es otro tema que me apasiona y desde luego hoy en día ha evolucionado ha evolucionado de tal manera que parece un acto casi heroico. Me gusta también como se deja entrelazar las alianzas femeninas y desde luego me descubres a una novelista muy inteligente y puesta al día de lo que sucede en el mundo.
Besos.
¡Hola Miguel!
Eliminarestá claro que la autora sabe de lo que habla, sabe sobre la amistad femenina y sabe sobre la vida misma.
Y sí, de las personas sin ningún filtro hay que huir, lejos, lejos jeje
Me ha gustado mucho y la prosa de la autora merece la pena
Leí a Paloma Bravo hace muchiíiiisimo tiempo, con La piel de Mica. Fue una historia como creo que es esta, una novela de trama sencilla pero no exenta de actualidad, abordando los temas que son realmente importantes. No me importaría echarle un ojo. Besos.
ResponderEliminar¡Hola Marisa!
Eliminarlos temas que se abordan son de los que nunca pasan, siempre actuales. La autora describe trozos de vidas
Anímate
Besos
La sinceridad (o más bien el soltar automáticamente lo que pasa por la cabeza sin medir consecuencias o sin pensar en si a quien lo escucha realmente le va a servir de algo) está absolutamente sobrevalorada. Así que, que vivan los filtros.
ResponderEliminarEn cuanto a tu propuesta, la verdad es que suena muy bien. Historias muy femeninas y muy cotidianas y con diferentes puntos de vistas según la etapa vital o la edad.
Besos
Pues sí, estoy de acuerdo, totalmente sobrevalorada. Creo que la historia podría gustarte
EliminarBesos
Una propuesta muy interesante. Me interesan los temas que toca y parece, por lo que cuentas, que lo hace muy bien, de forma sencilla y atractiva. Me lo llevo apuntado.
ResponderEliminarBesotes!!!
Me alegra, Margari, que te lo lleves anotado. Es una historia bien contada, con buenos personajes y muy de la vida misma
Eliminar¡Besotes!
Me encanta esta propuesta. ¡Cuánta razón con lo de los filtros! Ya me he reído solo leyendo tu reseña así que seguro que es una buena elección para pasar un ratito a gusto. Gracias!
ResponderEliminar¡Gracias a ti por pasarte y comentar!
Eliminarme alegra que te guste la propuesta. La autora cuenta las cosas de una forma que te saca sonrisas
La vida misma, personajes auténticos que parecen sacados de la realidad más mundana. De las tres, creo que con quien mejor me llevaría sería con Sofía, o con la que más empatizaría. Me alegro que lo disfrutaras tanto, más aún habiendo sido una lectura compartida. ^^
ResponderEliminarUn beso ;)
Sí Ray, la vida misma tal cual, mostrada por la autora con mucha empatía y delicadeza, algo que se agradece por los temas duros que se tocan.
EliminarLas lecturas compartidas con Mariana, las disfruto mucho, porque tenemos gustos literarios muy similares y eso de poder hablar sobre lo leído pues es genial
Un beso
Hola, Marian!!
ResponderEliminarÚltimamente tengo mucho trabajo y por eso no me paso con más asiduidad.
Da la casualidad que una amiga mía leyó este libro y me lo recomendó porque dice que me gustará. Ahora veo que tú también lo recomiendas. ¿Es el destino? Jajajajajaja
Creo que debería apuntarlo ;)
¡Un beso!
¡Hola Laura! no pasa nada, tú pásate por aquí cuando puedas y te apetezca, siempre serás bienvenida
EliminarPues creo que tu amiga tiene razón, yo que te conozco menos creo también que te gustaría, así que anímate, igual es el destino, sí, jeje
Besos