"Saber a qué se dedican los psiquiatras es tan difícil como saber a qué se dedican los psicólogos. Antes de ir a la consulta de mi cuñado Ernesto, yo sólo tenía una noción muy vaga de cuál era la función de la psiquiatría.
Después de ir a su consulta y a otras diez o doce consultas más de psiquiatras y psicólogos ya ni siquiera tengo esa vaga noción.
He llegado a la conclusión de que a ciencia cierta nadie sabe lo que es la psiquiatría o la psicología, ni tampoco lo que las diferencia, y que la principal ocupación de psiquiatras y psicólogos es tratar de averiguar quiénes son ellos y a qué se dedican.
Yo creo que en el fondo estas personas tienen un problema de identidad y que todas ellas requerirían un tratamiento psicológico, si acaso lograran ponerse de acuerdo sobre lo que eso significa".
Después de ir a su consulta y a otras diez o doce consultas más de psiquiatras y psicólogos ya ni siquiera tengo esa vaga noción.
He llegado a la conclusión de que a ciencia cierta nadie sabe lo que es la psiquiatría o la psicología, ni tampoco lo que las diferencia, y que la principal ocupación de psiquiatras y psicólogos es tratar de averiguar quiénes son ellos y a qué se dedican.
Yo creo que en el fondo estas personas tienen un problema de identidad y que todas ellas requerirían un tratamiento psicológico, si acaso lograran ponerse de acuerdo sobre lo que eso significa".
"El gato de mis hijos es un gato persa himalayo de un tamaño descomunal, y su principal peculiaridad es que en vez de maullar, ladra. Esto lo digo completamente en serio, aunque nadie me cree nunca. Ese gato, a diario, cuando llego a casa para comer y abro la puerta del garaje con el mando a distancia, me dirige su mirada cruzada desde lo alto de su columna (una de las columnas de ladrillos que delimitan la cancela exterior) y emite unas extrañas ventosidades con la boca, sonidos guturales muy secos y cortos, que si no fuera porque provienen de un gato, nadie dudaría en denominar ladridos"
Pero una pequeña crisis nerviosa sin importancia, en presencia de su inaguantable cuñado Ernesto, que además es psiquiatra, lo enredará todo.
Ernesto, conseguirá convencerle para que asista a su consulta en calidad de paciente. Realmente él no quería ir, porque estaba convencido de que no tenía ningún problema mental, pero dudó y eso fue su perdición
“Dudé y cuando dudas siempre haces lo contrario de lo que en realidad quieres hacer. Cuando me pilla un atasco en Madrid y dudo entre dos itinerarios posibles siempre cojo el que pienso que es peor. No sé por qué, es muy raro. Pero cuando llega el momento de decidir, la opción que me parece peor ejerce una extraña atracción sobre mí. No sé, ya he dicho que a esto se le podría llamar fatalidad: puestos a caernos en un hoyo, nos caemos en el más profundo”
Diagnosticado de enfermo fóbico, parafásico, disléxico, obsesivo y depresivo, comienza su particular gincana psico-psiquiátrica, en busca de una solución
“Cuando pienso en la parafasia soy parafásico y me cuesta mucho colocar las síbalas en orden y en lugar de decir «supermercado», digo, por ejemplo, «sumerpercado». A veces esto mismo me ocurre con el orden de las palabras y digo, por ejemplo, «me estómago el duele» cuando, evidentemente, lo que quiero decir" es que me duele el estómago. Otras veces es todavía peor y lo que hago es cambiar letras o sílabas entre distintas palabras. Cuando digo «me he tensionado la toma», en realidad quiero decir que me he tomado la tensión”.
¿Conseguirán ayudarle esos “adictos a la enfermedad”, como él describe a los psiquiatras y psicólogos que visita?¿volverá a ser feliz algún día?
Debutó literariamente hablando en 1996 con “Lo que no sabemos”, una novela juvenil por la que recibió el Premio Jaén de Literatura Infantil y Juvenil.
Después, algún que otro premio más le ha caído, como el Edebé de Literatura Infantil, con las novelas "Los perfectos" y "Mi hermano el genio", en 2007 y 2010 respectivamente.
Pero su novela de mayor éxito, fue publicada en 2005 y es la que hoy reseño “Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos”.
Otras obras suyas:
• El gato de guardia, Madrid, Punto de Lectura, 2008. (Antología de entradas en su blog del mismo nombre).
• Alfonso Vizán. Un pirata en la montaña, Madrid, Desnivel, 2004 (Compilador)
• El conejo en la chistera. Escritos de Lucio Muñoz, Madrid, Síntesis, 2006 (Compilador)
Hoy, vuelvo a la carga con una novela que me recomendó Lidia en mi rinconcito “Recomiéndame un libro”. La gran mayoría de vosotros seguro que la conocéis y que habéis visitado su blog . Esto fue lo que escribió:
“Te voy a recomendar un libro que me hizo reír mucho, y eso creo que ya es un motivo importante. Se titula "Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos" de Rodrigo Muñoz Avia, de la Editorial Alfaguara. Es un libro corto, ameno y que personalmente a mi me hizo reír muchísimo”
Estaba buscando algo divertido, algo que me hiciera pasar un buen rato, que me sacara una sonrisa. Y de repente… se me encendió una lucecita y me vino a la cabeza su comentario.
Esta novela, no demasiado larga (240 páginas), que se lee rápido, es una maravillosa parodia sobre los psiquiatras, los psicólogos y las enfermedades mentales.
Rodrigo, el protagonista principal, después de padecer sus numerosos diagnósticos, probar dudosas terapias como las pastillas para los nervios “esas pastillas que los psiquiatras comenzaron a recetarme para acabar con los nervios que ellos mismos me producían” queda realmente convencido de que los verdaderos enfermos son ellos y no él.
“He conocido a por lo menos diez psiquiatras y psicólogos, y también a varios psicópatasnaturópatas, acupuntores, hipnotizadores, masajistas, dietistas, homeópatas y curanderos, y por eso creo que tengo experiencia suficiente para hablar del asunto. Mi opinión es que los psiquiatras y los psicólogos, aparte de no saber en qué se distinguen entre sí, están muy enfermos y ésa es la única razón de todos los problemas que causan, al menos de los míos. Lo digo en serio. Ellos se dedican a acallar las penas y angustias de los demás para no tener que oír sus propias penas, para no tener que enfrentarse a los sufrimientos que ellos también padecen”
Empieza a obsesionarse con la búsqueda de la felicidad, a preguntarse el sentido de todas las cosas, a cuestionarse todas sus acciones, sus pensamientos.
Y cada vez es más consciente de que hacer terapia, quizás no haya sido una buena idea…
“Antes de ir al psiquiatra yo era una persona feliz. Ahora soy disléxico, obsesivo, depresivo y tengo diemo a la muerte, o sea, miedo. En el psiquiatra he aprendido que la palabra felicidad es una convención que carece de sentido. He aprendido que el hecho de volver a ser feliz algún día no sólo es imposible, sino completamente imposible. Ahora me pregunto más cosas de las que me gustaría: sobre la muerte y sobre la vida.
Si en el mundo no existieran psiquiatras y psicólogos yo sería hoy una persona muy feliz. Lo malo es que en el mundo existen psiquiatras y psicólogos, y lo malo también, peor todavía, es que estos señores tienen tentáculos por todas partes y es muy difícil librarse de ellos”.
¿Qué me ha parecido? ¿Me ha gustado?
Como ya todos imaginareis, la novela me ha encantado. Su tono irónico, me ha hecho disfrutar de lo lindo, me ha sacado unas cuantas sonrisas
“Una de las cosas que más me ha obsesionado en los últimos tiempos es la diferencia que existe entre los psicólogos y los psiquiatras, que nunca ha estado clara para mí. Me dicen que los psiquiatras son médicos y los psicólogos no, que los psiquiatras recetan medicinas y los psicólogos no. Muy bien. Mi pregunta en ese caso es: ¿para qué existen entonces los psicólogos, si resulta que los psiquiatras son más completos. No sé, es todo muy raro. Seguramente sea más fructífero preguntarse por qué los psiquiatras y psicólogos se llaman de esa manera tan rara, por qué los dos encabezan su nombre con las letras p-s-i, que es una combinación tan incómoda como sospechosa. Es como si con su propio nombre ya te estuvieran mandando callar: ¡¡Pssss!! ¡¡Pssss!!”
La forma de escribir de el autor me ha gustado mucho, así como su sentido del humor y su forma de transmitirlo.
Agradezco enormemente la recomendación de Lidia, porque sin ella puede que nunca hubiera conocido esta obra, que tan buenos ratos me ha hecho pasar.
Tomo nota. Reírse es muy sano. Abrazos.
ResponderEliminarHola Marisa. Pues sí que me sacó unas cuantas sonrisas.
EliminarUn abrazo
Ya no me acordaba de este libro, que cuando vi reseñado hace tiempo me entraron fans de leer. Ahora tú me has refrescado la memoria, y como el humor siempre viene bien, creo que lo tendré a mano.
ResponderEliminarSaludos
La verdad es que de vez en cuando viene bien leer algo fresco y divertido
EliminarBesos
Me lo llevo anotado, para aquellos momentos en los que apetece algo entretenido y ligerito, que para esto tiene muy buena pinta.
ResponderEliminarBesotes!!!
Exacto, es ideal para esos momentos en los que te apetece algo que te divierta y que no te haga pensar mucho
EliminarBesos
Si te ha hecho pasar un rato entretenido y divertido será cuestión de apuntarlo para posibles lecturas. Abrazo!
ResponderEliminarTiene una pinta estupenda, Marian!! Espero poder echarle un ojillo...
ResponderEliminarDe momento no creo que me lance a sus brazos, pero le tendré en cuenta.
Cada vez estoy más en la línea de que todo son dependencias...sería bueno poder optar por lo que más nos conviene a cada persona...porque dentro de la psicología hay miles de ramas...e incluso hay terapeutas que son muy buenos, y que sin ser psicólogos/as conocen la materia.
En fin...tema arduo donde los haya, y si se cuenta con humor, mucho mejor.
Un abrazo grande y gracias por traernos lecturas tan divertidas!!!
Hola María. Sí es un tema arduo, sí... y también es verdad que hay terapeutas muy buenos, que pueden ayudar mucho a la gente. En realidad éste libro es una parodia, el autor ironiza a placer el tema psicólogos, psiquiatras, etc, pero de una forma muy divertida.
EliminarBesotes
No lo conocía pero tengo tanto pendientes que me veo obligada a dejarlo pasar. Ya ha llegado un punto en el que dejo pasar libros no porque no me gusten, sino porque hay otros que me atraen más esperando turno y no puedo con todos, es una pena.
ResponderEliminarBesos!
Eso nos pasa a tod@s: tenemos un montón de libros pendientes de leer en la cabeza y nos tiene que atraer demasiado uno para colarlo. Yo la verdad es que a éste le colé y no me arrepiento.
EliminarBesos
las novelas que te hacen sonreir también merecen la pea, hay que darles una oportunidad.... besos
ResponderEliminarPues sí... De vez en cuando vienen muy bien
EliminarBesos
Hola Marian, que ilusión me ha hecho leer lo que has puesto de mi recomendación. Me alegro que hayas disfrutado de la lectura. Yo siempre recuerdo lo mucho que me reí con este libro.
ResponderEliminarUn beso fuerte !!!!!
Hola Lidia, yo también me he reído mucho con este libro y todo gracias a ti, a tu recomendación
EliminarMil gracias de nuevo!!!!
Besos
Yo me desternillé con el dichoso librito.
ResponderEliminarUn saludoooo
Yo también lo pasé fenomenal con su lectura
EliminarSaludos
Me encantó este libro, saben si de pura casualidad existe una version en ingles??
ResponderEliminarPues por lo que he podido averiguar por internet parece que solo ha sido traducido al portugués, polaco, esloveno y turco. Gracias por comentar
EliminarSaludos
En Psicólogos Gestalt Madrid de CEPSIM hemos usado algún vez libros como éste para reforzar nuestro trabajo en las terapias.
ResponderEliminarSomos más de 5 psicólogos y todos nos hemos leído el libro más de una vez. Recomendable 100% como muchos otros.
Saludos y buen día a todos!