Pasaje destacado
"Son lazos invisibles que nos vinculan a los demás —lo mismo a los muertos que a los vivos—, son promesas que hemos murmurado y cuya repercusión ignoramos, fidelidades silenciosas, son contratos pactados las más de las veces con nosotros mismos, consignas aceptadas sin haberlas oído, deudas que albergamos en los entresijos de nuestras memorias.
Son las leyes de la infancia que dormitan en el interior de nuestros cuerpos, los valores en cuyo nombre actuamos con rectitud, los fundamentos que nos permiten resistir, los principios ilegibles que nos corroen y nos aprisionan. Nuestras alas y nuestros yugos."
Son las leyes de la infancia que dormitan en el interior de nuestros cuerpos, los valores en cuyo nombre actuamos con rectitud, los fundamentos que nos permiten resistir, los principios ilegibles que nos corroen y nos aprisionan. Nuestras alas y nuestros yugos."
Sinopsis oficial de la editorial
En el centro de esta novela hay un niño de doce años: Théo, hijo de padres separados. El progenitor, sumido en una depresión, apenas sale de su caótico y degradado apartamento, y la madre vive consumida por un odio sin fisuras hacia su ex, que la abandonó por otra mujer. En medio de esa guerra, Théo encontrará en el alcohol una vía de escape. A su alrededor se mueven otros tres personajes: Hélène, la profesora que cree detectar que el niño sufre maltrato a partir del infierno que vivió en su propia infancia; Mathis, el amigo de Théo, con el que se inicia en la bebida, y Cécile, la madre de Mathis, cuyo tranquilo mundo se tambalea después de descubrir algo inquietante en el ordenador de su marido. . .
Los puntos fuertes de la novela
✔ La trama: un argumento que golpea por su dureza, actualidad y realismo, que puede resultar desgarradora en muchas ocasiones porque va directa al grano, ya que Delphine de Vigan suele meter el dedo profundamente en la llaga, aunque al mismo tiempo lo percibes todo tratado con suma sutileza y suavidad. Hay un divorcio, de los complicados, en los que el padre y la madre se odian, se incordian, ni se nombran, y un niño, Théo, de doce años, en el centro de ese podrido universo, el que lo sufre todo en sus carnes y no comprende, el que lo vive o sobrevive como sabe y como puede, malamente, evadiéndose de sus inseguridades, de sus miedos, de su terrible situación de desamparo bebiendo alcohol con Mathis, su amigo y cómplice. Ambos se las apañan para hacerlo en su escondite sin que nadie les pille. Fuerte ¿verdad?
Detrás del armario, tenían cita con la borrachera. Una excitación similar a la que sentía, de niño, cuando su madre lo llevaba a las ferias y trepaba al helicóptero que subía y bajaba sin cesar, hasta aturdirse. Le gustaría alcanzar ese estadio en que el cerebro se queda en suspenso. Ese estado de inconsciencia. Que cese de una vez ese ruido agudo que solo él oye, que surge de noche y a veces en pleno día.
✔ Los personajes: muy reales y bien perfilados:
● Los dos niños protagonistas de la historia:
Théo, es un alma todavía infantil, preadolescente, desesperada, perdida en el incomprensible mundo de los adultos, que no encuentra salida a sus problemas ni sabe como paliar su sufrimiento. Un niño con acusadas y peligrosas carencias afectivas, como si no tuviera ni madre ni padre, porque ella ha decidido hacerle la guerra a él y él, el padre, sencillamente es como si no existiera.
Y Mathis, que se ve arrastrado a la aventura por querer empatizar, proteger y acompañar al amigo en sus desdichas.
No necesitaron hablar para saber que podían entenderse. Les bastaba con mirarse; afinidades tácitas —sociales, afectivas, emocionales—, señales abstractas, fugaces, de reconocimiento mutuo, que sin embargo serían incapaces de nombrar. No volvieron a separarse.
● El padre de Théo malvive deprimido metido en casa cual cangrejo ermitaño, con las persianas bajadas todo el día, dormitando, sin trabajar, sin ducharse, sin ocuparse de su hijo cuando le toca tenerlo con él.
● La madre de Théo, alberga un odio destructor hacia todo lo que tenga que ver con su ex, sometiendo a Théo a un tercer grado cuando vuelve a casa y a una obsesiva eliminación de cualquier señal que se lo pueda recordar.
Al regreso de la casa del padre, otro ritual, el de borrar las huellas, el olor de la casa del padre que ella no soporta, directo a la ducha mutismo absoluto, ignorancia y pasotismo por parte de la madre como si esos días no hubieran existido en su calendario y palabras que lastiman, que hieren profundamente cada vez más adentro. Su padre en boca de ella es «el otro», «el cabrón», «el pringado». «Ese gilipollas» o «ese hijo puta», cuando habla por teléfono con las amigas.
● Hélène es la profesora de Théo y la única que parece haberse dado cuenta de que algo le ocurre al niño. Vive obsesionada por ello con el único objeto de ayudarle a salir de donde quiera que ande metido. Además, Hélène es una mujer atormentada, maltratada por su padre en el pasado con su herida todavía sin cicatrizar
Tengo catorce años, yazgo en el suelo cuando llega mi madre, puede que haya perdido el conocimiento, unos segundos o unos minutos. Cuando me pongo de pie, me corre sangre entre las piernas, una serpiente escarlata se escurre a lo largo de mi pantorrilla y busca refugio en los calcetines. Mi madre me pregunta si tengo la regla, le contesto que no.
● Cécile es la madre de Mathis. Ella tiene la suya, su herida, recién abierta en el momento presente por haber encontrado algo inesperado en el ordenador de su marido, que de la noche a la mañana se ha convertido en un completo extraño para ella, un desconocido que piensa y actúa de forma despreciable y ruin.
¿Qué hacer cuando se descubre que esa parte del Otro que emerge de la nada parece haber sellado un pacto con el diablo? ¿Qué hacer cuando se comprende que el otro lado de la escena se hunde en un cenagal con efluvios a alcantarilla?
Cécile habla sola, va al psicólogo aunque nadie de su familia lo sabe, sospecha que los chicos beben a escondidas, y presiente que Théo no es buena influencia para su hijo. Pretende desenmascararlos.
La distancia entre el pulgar y el índice permite saber lo que han bebido. Repiten la operación varias veces, sin lograr hacerlo ni el uno ni el otro sin moverse, se echan a reír. Han bebido mucho más que la última vez. Y la próxima beberán aún más. Es su pacto, y su secreto.
✔ La estructura de la narración: los capítulos van intercalando en el título el nombre de los personajes principales, Hélène, Théo, Cécile, Mathis.
Los de Théo y Mathis están escritos en tercera persona por un narrador omnisciente, en los de Cécile, ella misma nos cuenta de primera mano cómo ve la relación entre Théo y su hijo Mathis, como se va dando cuenta poco a poco de que beben. Los capítulos de Hélène, también los cuenta ella misma en primera persona, le cuenta al lector sus sospechas al observar detenidamente en el colegio el comportamiento de Théo y cómo se va implicando y obsesionando deseando llegar hasta al fondo del asunto.
Me despierto todas las noches sofocada por la angustia, y con frecuencia tardo dos o tres horas en volverme a dormir. Se me han pasado las ganas de salir con mis amigos, de ir al cine, me niego a distraerme. De todas formas, el caso no es un caso, no tengo ninguna prueba que incluir en el sumario y tendría que rebatir a la enfermera, que no consideró necesario convocar a los padres, aunque por el momento no haya recibido respuesta a la carta que dirigió a la madre.
Hay dos hilos argumentales en la trama, el de Theo, Mathis y Hélène y por otro lado el de Cécile que además nos cuenta sus sesiones con el psicólogo sobre lo que ha descubierto acerca de su marido, como se siente por ello y su dilema moral entre callar o revelar.
Lo que vi aquel día, y los días siguientes, cuando comencé a indagar, no puedo formularlo más que con medias palabras, con perífrasis, soy incapaz de escribirlo con pelos y señales. Porque las palabras son inmundas y destilan terror.
✔ Los temas que se tocan: no sé cómo lo hace, pero cuando acabo alguna de sus novelas siempre pienso que De Vigan es capaz de innovar con temas distintos que interesan, que a mí al menos me interesan, sin reiterar, ni duplicar nunca, fascinante. Y siempre me pregunto ¿con que me sorprenderá en su próxima novela?
● El asunto predominante que sobrevuela el trasfondo es el de esos divorcios no amigables, en este caso visto también desde la óptica del hijo, del sufridor, es decir, aquí se ve también la visión del niño.
● Se destripan los entresijos del matrimonio, de la convivencia, de la complicada vida en pareja y te plantea preguntarte si realmente conoces tan bien como crees a la persona con la que compartes tu vida.
Resumiendo: “Las lealtades” es una novela corta, de poco más de doscientas páginas que encierra una historia dura que no te deja indiferente, con un final coherente y a la altura. Una historia sobre muchas cosas, pero que de forma especial aborda el alcoholismo como método de evasión ante los problemas en los niños y adolescentes, y su indefensión ante el egoísmo de los adultos que piensan más en ellos mismos que en los propios hijos.
Os recomiendo esta novela? Por supuesto, por varios motivos: por todos los puntos destacables que os he contado arriba, pero sobre todo porque se lee con interés, interés por saber qué pasará con Théo y hasta donde le llevará su adicción al alcohol, porque sabes que el alcohol destruye vidas y más siendo un chaval de tan solo doce años. Es el sexto libro que me leo de la autora y tengo la certeza de que caerán muchos mas. Mi nota esta vez es la máxima, para variar, dicho sea irónicamente:
Mi marido no es así. Mi marido no utiliza esa clase de vocabulario. Mi marido no puede albergar dentro de sí el fango hediondo que rezuman esas líneas. Mi marido no pasa veladas enteras vertiendo torrentes de lodo para revolcarse en él. Mi marido no es la clase de hombre que ironiza, abuchea y vomita sobre todo. Mi marido tiene cosas mejores que hacer.
✔ La prosa de De Vigan: lo digo siempre pero no me importa repetirme, directa, punzante, sin demasiadas florituras, pero magnífica en su esencia.
Le gustaría haber conservado, en un lejano rincón de su cerebro cuya puerta pudiera abrir ahora, una vaga sensación de ebriedad. Busca en sí mismo el rastro de la embriaguez. Le gustaría recobrar la impronta del alcohol en sus movimientos, una lentitud, un embotamiento, siquiera ínfimo, pero no queda ya nada. Ha perdido el caparazón. El aire del invierno lo ha quemado todo. Vuelve a ser ese niño que detesta, que pulsa el botón del ascensor muerto de miedo. El miedo emerge de un sueño aletargado cuyo sabor ambarino ha desaparecido, se difunde por todo su cuerpo y acelera su ritmo cardiaco.
✔ Cuando he cerrado el libro me he preguntado ¿a qué puede deberse ese título?. Pensándolo bien he encontrado varias y variadas “lealtades” en la historia: la referente a la amistad entre Mathis y su querido amigo Théo que solo quiere protegerle y no le permite dejarle solo en su problema con el alcohol, la lealtad amorosa de Cécile hacia su marido a pesar de haber descubierto algo oscuro y turbio en su ordenador, y por último la lealtad de la profe, Hélène consigo misma y con su alumno, que no le permite hacer caso omiso a sus sospechas por el cansancio y la falta de atención que nota en Théo. Ella, que en el pasado se mantuvo con la boca cerrada, que fue cobarde cuando sufrió lo suyo, ahora no puede quedarse de brazos cruzados como si nada ocurriese, debe ayudar a Théo. Y por último, y quizás la mas importante de todas, la lealtad del hijo hacia sus padres, por mas que ninguno de los dos lo merezca. El pobre quiere ser leal a ambos, algo tremendamente complicado por la confrontación tan bestial que hay entre los dos progenitores
¿Por qué no dije nada? ¿Por qué dejé que girase la Ruleta de la suerte sin avisar a alguien, sin pedir auxilio, por qué dejé a mi padre multiplicar los cuestionarios, las trampas y las patadas, por qué no grité, por qué no denuncié?
Resumiendo: “Las lealtades” es una novela corta, de poco más de doscientas páginas que encierra una historia dura que no te deja indiferente, con un final coherente y a la altura. Una historia sobre muchas cosas, pero que de forma especial aborda el alcoholismo como método de evasión ante los problemas en los niños y adolescentes, y su indefensión ante el egoísmo de los adultos que piensan más en ellos mismos que en los propios hijos.
Un día le gustaría perder la conciencia, del todo. Hundirse en el tejido espeso de la embriaguez, dejarse cubrir, sepultar, durante unas horas o para siempre.
Os recomiendo esta novela? Por supuesto, por varios motivos: por todos los puntos destacables que os he contado arriba, pero sobre todo porque se lee con interés, interés por saber qué pasará con Théo y hasta donde le llevará su adicción al alcohol, porque sabes que el alcohol destruye vidas y más siendo un chaval de tan solo doce años. Es el sexto libro que me leo de la autora y tengo la certeza de que caerán muchos mas. Mi nota esta vez es la máxima, para variar, dicho sea irónicamente:
Me gustó mucho esta novela. Creo que es una de las que más me ha gustado de de Vigan. Yo vi rápido cuáles eran esas lealtades, pero la que más me llamó la atención fue la de Théo hacia sus padres, hacia el padre por una parte y hacia la madre, por otra. Ningún niño debería verse partido en sus afectos y lealtades por esa desafección que hay entre los padres.
ResponderEliminarYa sabes que, junto a Las gratitudes y una que pensaba escribir después sobre la ambición, debía formar una trilogía, pero se metió por medio Los reyes de la casa y quedó interrumpida. Lo que no sé es si piensa terminarla o ya va a aquedar así. Sea como sea, venga lo que venga a continuación, lo leeré seguro.
Un beso.
Es que esta autora es genial, todo lo que hace. Pues oye, esa lealtad hacia sus padres como que no caí en ponerla. Con tu permiso la voy a poner que es importante, porque como dices, ningún niño debería verse en esas tesituras, de elegir sus lealtades
EliminarNo sabía, no, o no recordaba lo de la trilogía, Las gratitudes no la he leído, pero no por falta de ganas, sino porque sé que va del tema madres y sé que ese tema me afecta mucho, por eso lo voy dejando, pero sé que lo leeré en algún momento. A ver si escribe esa sobre la ambición, porque la leeré, seguro, también
Un beso y gracias por el aporte de esa "lealtad"
La verdad es que, entre las cosas en las que no caemos al leer el libro (cada uno se fija en unas cosas y da importancia a distintos sucesos) y lo que se nos olvida a la hora de escribir, a veces tengo la sensación de que las reseñas quedan muy incompletas y, a pesar de todo, las mías siempre me parecen demasiado largas.
EliminarOtro beso.
Las tuyas no me parecen largas, las mías sí lo son. Pero bueno ¿Qué le voy a hacer? el que no quiera que no lea
EliminarNo he leído nunca a esta autora y, por lo que cuentas, me estoy perdiendo a alguien importante. Me ha encantado todo lo que cuentas de la novela, así que me la apunto.
ResponderEliminarPues sí, creo que te estás perdiendo una autora muy interesante, y por eso me alegra que te la lleves anotada para una futura lectura
EliminarHola, Marian.
ResponderEliminarEsta la tenía apuntada y ya me conoces, cuando sé que un libro me va a dar fuerte, me acobardo y me lo pienso mucho, aunque quiero leerlo. Me reconcilié con la autora con Las gratitudes, después de haber acabado regular con Basada en hechos reales. Este lo tengo esperando por lo que comento arriba. La verdad es que el título está muy bien puesto, y para mí es una de las cosas más importantes de las relaciones de todo tipo.
Lo que más me atrae es la parte de los chicos.
Besines
¡Hola!
Eliminarpues mira, conociéndote como te conozco, creo que te gustaría, porque claro es duro ver como un chiquillo se siente tan acorralado como para buscar alivio en el alcohol, pero ya sabes que De Vigan es delicada, al menos a mi no me ha resultado excesivamente dura, creo que golpea pero con suavidad. Yo te diría que la leyeras
Besines
¡Hola, Marian! Me llama mucho la atención la trama y es que los divorcios nunca son fáciles y los niños que quedan entre dos bandos, sufren mucho. Veo que toca temas como el alcoholismo, como manera de evadir la realidad. Realmente una lectura interesante, que espero leer pronto. Muchas gracias por la reseña. ¡Besos!
ResponderEliminar¡Hola Marita!
Eliminarme alegra que te resulte atractiva la propuesta de lectura, es cierto que los divorcios pueden resultar muy complicados sobre todo si las partes no quedan bien y no hay buena relación entre los padres, siendo los hijos los que en realidad mas sufren
A ver que te parece si la lees
¡Besos!
Es muy cierto que el alcohol destruye vidas, proyectos y familias. El otro día salían datos escalofriantes sobre la bebida en la juventud. Se están creando auténticos monstruos ante una droga legal que es consumida de manera frenética. Por otro lado me gusta que haya historias y libros dedicados a la lealtad que es una de las mejores cualidades del ser humano.
ResponderEliminarBesos, Marian.
¡Hola!
Eliminarpues sí, terrorífico los estragos del alcohol en la juventud, da pavor ver datos. De acuerdo contigo en que la lealtad es una cualidad imprescindible para todo tipo de relaciones, amorosas, amistosas...
Besos, Miguel
Hola Marian.
ResponderEliminarLeí en su día, por recomendación tuya, "No et moi" (no y yo) de Delphine de Vigan, y me gustó. Pero éste, voy a pasar de él. Estoy bastante harto de la problemática que subyace. Aunque tu reseña es espectacular (Es un análisis impresionante) y ello empuja a leerlo, creo que no, que estoy por lecturas más ligeras (aunque uno nunca sabe, se pone a uno a. leer una policiaca y enseguida hay un rollo de parejas separadas, de niños sufrientes etc). Por el momento, me quedo con Salgari.
Besazos
¡Hola Sorokin!
Eliminarpues nada, a seguir con tu Salgari que no es mala opción. ¿Sabes? mi madre era fan de todos su libros y me inculcó la adicción a sus novelas cuando yo era jovencita, me leí muchos , muchos (podría decirte que me lo leí todo de él, pero igual es exageración)
Si en algún momento decides decantarte por lecturas mas "sufrientes", escritas de forma excepcional, pues ya sabes, ahí tienes a la De Vigan
Besazos
pues verás, es que la última que me he leido, "Triste tigre" de Neige Sinno, ya ha cubierto todas las dosis de tragedia familiar:Un padrastro que viola a su hija pequeña durante años, sí, me paso a Salgari
ResponderEliminarpues ese tipo de tragedias me encantan (en la ficción, claro). Igual le echo vistazo a ese Triste tigre. Hay que leer lo que apetece en cada momento, haces bien en pasarte a tu Salgari
Eliminar¡Hola, Marian!
ResponderEliminarYa sabes cuánto me encanta esta autora y que me animé a leer por primera vez gracias a tu reseña de "No y yo".
El libro me dejó simplemente fascinada, así que de allí en adelante no he parado.
En menos de dos años he leído cuatro de sus libros, y sin duda alguna, voy a seguir leyéndola y disfrutando de su maravillosa prosa, tan directa y afilada.
Segura de que tu nueva sugerencia será mi próximo acercamiento a la autora, de hecho este libro está en casa de mi madre.
Por lo que comentas, una historia fuerte y desgarradora que apunta a ser un verdadero puñetazo en el estómago.
Un título muy sugerente y lamentablemente las consecuencias de estas lealtades profundas y oscuras son imprevisibles, la autora sí que sabe meter el dedo allí donde más duele...
¡A por más historias de Delphine de Vigan!
Un abrazo y feliz fin de semana ;)
¡Querida Mariana!!!!
Eliminarsí, se que ya estás enganchada como yo a la prosa de esta autora y me alegra haber sido yo la que te la dio a conocer.
La historia es fuerte porque el tema central del alcoholismo en un niño-adolescente pues es tremendo, pero está tratado de una manera muy delicada
El final me encantó y me pareció muy adecuado con el resto de la trama
Pues eso, ¡a por mas historias de Delphine de Vigan!
Un beso enorme y ¡feliz finde!
La lealtad es un complejo vínculo. Es algo que consideramos positivo, pero que también puede esclavizar y ser perjudicial. En esta novela se desarrollan varias obligaciones de lealtad de unos personajes a otros, además de indagar espectacularmente en los temas que mencionas enla reseña. Como te explica Rosa, esta es la primera de un ciclo de tres novelas. Yo aún tengo pendiente Las gratitudes. Este (Las lealtades), como ya te comenté, me gustó mucho. La prosa de de Vigan es maravillosa y nos pone en todo momento en la piel de sus personajes, unos personajes que, además, son buenísimos. Además de, por supuesto, los niños, recuerdo especialmente el personaje de Cécile. La única pega que le puedo poner a esta novela es que me supo a poco y que me quedé con la sensación de que podía haber tenido un mayor recorrido. Será que siempre estoy deseosa de más Delphine de Vigan.
ResponderEliminarBesos
Cierto que nuestras "lealtades" pueden muchas veces ser mas perjudiciales en nuestra vida que beneficiosas. Muchas veces esa lealtad puede incluso cortar y cohibir nuestra evolución personal y influir en nuestras decisiones y caminos a tomar. Es complicado el tema.
EliminarY sí, la prosa de Vigan es increíble, a mi me engancha desde el comienzo sin remedio y sus personajes pues igual. ¿Sabes? a mi me ocurrió igual cuando la acabé, que me supo a poco, pero en el buen sentido, quizás porque yo también ando siempre deseosa de mas Delphine de Vigan. Sé que en algún momento voy a leer Las gratitudes, pero no se cuando, igual ya no tardo mucho, sé que es una novela que me va a golpear duro, por el tema que toca, por eso lo voy posponiendo
Besos
La tengo apuntada. He leído un par de cosillas de la autora y me ha gustado mucho. Y por los temas que aborda en esta novela, veo que la voy a disfrutar mucho también.
ResponderEliminarBesotes!!!
Genial que la tengas apuntada porque tanto la novela como la autora merece mucho la pena. Espero que la disfrutes tanto como yo
EliminarBesotes!!!
Hola Marian, No conozco a la autora pero tras leer tu sinopsis me la apunto sin duda. Me gustan esas novelas cargadas de realidad, de cotidianeidad, de dureza, sin filtros, y que inevitablemente te hace conectar en parte con ellas, bien desde la proximidad en algunos casos o desde la propia sociedad que nos rodea. El alcoholismo o las drogas en menores como vía de escape está mas en el día a día que lo que podemos llegar a pensar.
ResponderEliminarUn besazo.
¡Hola Iñaki!
Eliminarme alegra que la apuntes, tienes que conocer a la autora, sin duda merece la pena. No sabría decirte cual de todas las que leí me ha gustado mas, todas son geniales.
La sinopsis que puse en la reseña es la oficial de la editorial, no es nada mío
Ya me contarás si la lees
Besos
Drama familiar, la complicada vida de los adultos (muchas veces sin sentido), y la figura del niño, la víctima, el que siempre paga el pato. Tanto la autora como el libro me suenan mucho, pero no los conozco realmente. Ahora que sé de qué va, la portada me parece muy acertada. Estupenda reseña.
ResponderEliminarUn beso ;)
¡Gracias Ray!
Eliminarme parece increíble que no conozcas al menos de oídas a Delphine de Vigan, pero es verdad que hay tanto autores que es imposible conocerlos todos.
Yo te recomendaría que la conozcas, creo que todos los lectores deberían de leer a esta autora, porque es magnífica
Sí, la cubierta está en consonancia con el argumento
Besos
Una propuesta diferente a lo que estoy leyendo últimamente. Tampoco he leído nada de esta autora y no me importaría comenzar por este. Gracias por tu reseña, tan completa.
ResponderEliminar¡Gracias a ti por pasarte y comentar!
EliminarEspero que te guste y disfrutes cuando conozcas a la autora, tanto si empiezas por este o por cualquier otro