Conoce a Dewey leemáslibros, el gato que inspiró el título de mi blog


26 de marzo de 2023

“LA HIJA DE LA ESPAÑOLA” de Karina Sainz Borgo

Portada del libro de Karina Sainz Borgo, publicado en 2019, autora venezolana
   Pasaje destacado
"Con el hambre se desató la larga lista de odios y miedos. Nos descubrimos deseando el mal al inocente y al verdugo. Éramos incapaces de distinguirlos. Comenzó a hincharse en nuestro interior una energía desorganizada y peligrosa. Y con ella las ganas de linchar al que sometía, de escupir al militar estraperlista que revendía los alimentos regulados en el mercado negro o al listo que pretendía quitarnos un litro de leche en las largas filas que se formaban los lunes a las puertas de todos los supermercados.

Los días se parecían más a la intendencia de una guerra que a la vida: algodón, gasas, medicamentos, camas sucias, bisturís sin filo, papel higiénico. Comer o curarse, nada más. Los que vivían luchaban a dentelladas por las sobras. En aquella ciudad sin desenlaces, peleábamos por un sitio para morir. Nos deforestaban. Nos mataban como a perros. El nivel de la cloaca había subido muy por encima de nuestras cabezas. Nos había sepultado. A él, a mí y al resto. Ya no éramos un país, éramos una fosa séptica."

Karina Sainz Borgo (Caracas, 1982) es una escritora y periodista venezolana que vive en España desde 2006. Sus libros han sido traducidos a más de treinta idiomas y forma parte de lo que la crítica ha denominado la "literatura de la diáspora venezolana" o del "éxodo venezolano". En España, ha trabajado  para medios de comunicación como Vozpópuli, Zenda u Onda Cero. Actualmente trabaja como reportera y columnista en el periódico español ABC y es muy conocida por su dilatada trayectoria como periodista cultural. 
 
"La hija de la española" es su primera novela, publicada en 2019 que fue traducida a más de veinte idiomas, y resultó galardonada en Francia con el Grand Prix de l'Héroïne Madame Figaro, el International Literary Prize, quedó finalista del Kulturhuset Stadsteatern Stockholm y nominada al LiBeraturpreis.
En 2021 publicó “El tercer país”, ganadora del Grand Prix Madame Figaro y finalista del Literaturpreis

Os cuento que esta lectura fue una acertadísima recomendación de Mariana, una gran amiga, que además es venezolana. Ella vivió en vivo y en directo muchas de las cosas que se cuentan en la novela. Aprovecho para recomendaros visitar su blog, si es que no la conocéis aún, un blog fantástico. Fue descubrirlo y ya no me he perdido ni una sola de sus reseñas, porque una vez que entras allí, sientes que debes volver, que su manera de escribir te arropa, porque la lees y sientes que esas reseñas están escritas desde el corazón, desde la sensibilidad y emotividad, porque ella es así, ahora lo sé, sensible y emotiva. También tiene reseñada "La hija de la española", por si os apetece leerla aquí.

La trama a grandes rasgos sin spoiler

Adelaida Falcón, una maestra que vive en Caracas acaba de fallecer, y su hija Adelaida, ve como su mundo se desploma de la noche a la mañana. Tan solo seis personas acuden al velatorio de su madre, entre ellas su mejor amiga Ana, que está muy preocupada por su hermano Santiago, del que no tiene noticias tras ser haber sido apresado en las últimas revueltas estudiantiles del país y conducido semanas atrás a la temible prisión del Gobierno conocida como “La Tumba”
Los Hijos de la Revolución arrestaron a Santiago, su hermano. Ese día apresaron a decenas de estudiantes. Terminaron con la espalda en carne viva por los perdigones, apaleados en una esquina o violados con el cañón de un fusil. A Santiago le tocó La Tumba, una combinación de las tres cosas dosificada en el tiempo. Pasó más de un mes dentro de aquella cárcel excavada cinco pisos por debajo de la superficie. No había sonidos ni ventanas, tampoco luz natural o ventilación.

Con treinta y ocho años, Adelaida se ha quedado totalmente sola, su madre es lo único que tenía, ya que a su padre ni lo conoció, las abandonó mucho antes de que ella naciera. Pero ahora debe seguir adelante sin mirar atrás.
La familia éramos mi madre y yo. Nuestro árbol genealógico comenzaba y acababa en nosotras. Juntas formábamos un junco, una especie de planta de sábila de esas que son capaces de crecer en cualquier lugar. Éramos pequeñas y venosas, casi nervadas, acaso para que no nos doliera si nos arrancaban un trozo o incluso la raigambre entera. Estábamos hechas para resistir. Nuestro mundo se sostenía en el equilibrio que ambas fuésemos capaces de mantener. El resto era algo excepcional, añadido, y por eso prescindible: no esperábamos a nadie, nos bastábamos la una a la otra.

Además de hacerle frente a la muerte de su madre, Adelaida hija, que trabaja como editora literaria para una editorial mexicana radicada en España, contempla pasmada y horrorizada el total desmoronamiento de su país. Un país que en el pasado lo tuvo todo, riquezas, petróleo en abundancia, que acogía y cobijaba en su seno a multitud de inmigrantes que acudían buscando una vida mejor. Un país en el que ahora, enterrada la socialdemocracia a causa de dos intentos de golpe de Estado y el éxito de uno de ellos, el que inauguró la carrera política del Comandante Revolucionario Hugo Chávez, todo escasea. Escasea la comida, no hay medicinas, y los secuaces del chavismo, los llamados Hijos de la Revolución, provocan  escarceos violentos, invasiones y continuos saqueos organizados de tiendas y de hogares. 
La gente enfermaba y moría tan rápido como perdía el juicio.

Salir a la calle se ha convertido en algo muy peligroso, una auténtica odisea y ostentación de valentía, porque no queda otra que ir sorteando a los Motorizados de la Patria que van armados y disparando, deteniendo o matando a todo el que se cruza en su camino, sorteando a gente que mata sin saber a quién y porqué ha matado.
“Los Hijos de la Revolución consiguieron llegar lo suficientemente lejos. Nos separaron a ambos lados de una línea. El que tiene y el que no. El que se va y el que se queda. El de fiar y el sospechoso. Levantaron el reproche como una más de las divisiones que habían creado en una sociedad que ya las poseía. Yo no vivía bien, pero si de algo estaba segura era de que siempre podría estar peor. No habitar el renglón del moribundo me condenaba a callar por decoro.”

Quedarse en casa tampoco aleja del todo los peligros, también tenía sus riesgos, pero Adelaida se atrinchera con la poca comida que le queda intentando salir lo menos posible, hasta que llega un momento en el que no le queda otra que salir a buscarse la vida. 
Nadie estaba del todo seguro en su hogar. Fuera, en la jungla, los métodos para neutralizar al oponente alcanzaron un grado de perfección inmejorable. En aquel país, lo único que funcionaba era la máquina de matar y robar, la ingeniería del pillaje. Casi todas las milicias estaban compuestas por civiles. Actuaban bajo la protección de la policía.

Y en una de esas salidas, a su regreso se encuentra con que su casa ha sido invadida, ocupada por un grupo de mujeres chavistas muy violentas, a las órdenes de la que se hacía llamar la Mariscala, pudiendo salvar la vida de milagro. Hacía unos días que no escuchaba ruidos en la casa de su vecina Aurora Peralta, conocida por todos como “la hija de la española” y cuando llama a su puerta buscando refugio, lo que allí se encuentra será definitivo para determinar su destino, para poder idear una forma de salvarse, una forma de poder salir de allí con vida. ¿Lo logrará? ¿De qué manera?
Sabía muy poco de ella. Que era tímida, que tenía poca gracia y que todos la llamaban «la hija de la española». Su madre, Julia, era una gallega que regentaba una pequeña casa de comidas en La Candelaria, aquella zona de Caracas donde se concentraban los bares de inmigrantes españoles. Acudían entonces por allí muchos gallegos y canarios, también algún que otro italiano.

Y hasta ahí os puedo contar. . .


Los puntos fuertes de la novela

He leído varias entrevistas a Karina Sainz Borgo, interesantes todas para comprender mejor su obra, para comprenderla a ella y porqué escribe lo que escribe. Una de las cosas que cuenta, es que ha habido un antes y un después de haber escrito “La hija de la española”. Reconoce que durante el tiempo del “antes de”, le resultaba imposible hablar de lo ocurrido y de muchas de las cosas que aún siguen ocurriendo en Venezuela. Era tal el dolor que sentía por todo lo vivido en su país, que lo evitaba, lo rechazaba. Incluso si se encontraba por casualidad con venezolanos aquí en España, (llegó en 2006, todavía con Chávez en el poder) los rehuía por temor a que alguien le sacara el tema. 
Tiempo queriendo olvidar para luego tener que recordar de nuevo para escribir el libro. Anímicamente no me hizo mucho bien, la verdad, sentía que cuando me encerraba a escribir estaba todo el tiempo como una lavadora de huesos y gente picada, y no paraba.

Y ahora, “después de”, ya no, ya se siente capaz de hablar abiertamente de ello, sin problema. Porque le ha hecho bien remover su propia tierra, extraer de ella su dolor escarbándola con las uñas (son palabras suyas), a pesar de no ser nada optimista respecto al futuro de su país y de estar convencida de que no se ha aprendido nada. A mi me parece una constatación mas de que la literatura ayuda a curar el alma, que escribir y soltar lo que se lleva dentro, sana.

La novela usa dos tiempos para contar la historia: 
● Por una parte, Adelaida narrando el pasado, su vida anterior, algunos episodios y vivencias de su infancia, recordando a su madre e incluso algunos capítulos dirigiéndose directamente a ella, como si pudiera escucharle, como si estuviera viva:
 ¿Sabes, mamá?, no me he portado bien con nuestras mujeres. No he llamado a Clara y a Amelia desde que les avisé de tu muerte. Las llamaré, mamá, no lo dudes. De momento quiero ahorrar palabras. Porque mirar atrás me hunde en la tierra de la que debo salir.

Y otros narrando el horror del momento presente, lo que va ocurriendo en medio de ese caos que es ahora su país, los intentos por sobrevivir, siempre con esa rabia contenida, ese odio hacia los que pretendían pasar por encima de tantos muertos, de tantos cadáveres.
Vivir se había convertido en salir a cazar y regresar vivo. En eso consistían nuestros actos más elementales, incluso el de sepultar a nuestros muertos. Con el paso de los días comenzaron a envolver los cuerpos sin identificar en bolsas plásticas y los arrojaron a La Peste, la fosa común a la que fueron a parar cientos de asesinados.

El vínculo tan especial que tenían Adelaida madre y Adelaida hija: el padre de Adelaida huyó cuando su madre quedó embarazada, así que solo se tenían la una a la otra, para quererse, para protegerse. Ambas formaban su universo precioso, privado e íntimo, donde no se daba cabida a nadie mas. Siempre solas, siempre juntas salvo cuando visitaban a sus tías, las mellizas Amelia y Clara, una muy gorda y la otra muy flaca, flaquísima, y pasaban unos días en la pensión de las Falcón, en Ocumare de la Costa. La ausencia de su madre supone para Adelaida un derrumbe total, lo que mas le cuesta superar, tener que dejarla ahí bajo tierra, desprotegida de maleantes y saqueadores de tumbas.
En ese instante, por primera vez en meses, lloré con el cuerpo entero, con espasmos de miedo y dolor. Lloraba por ella. Por mí. Por lo único que habíamos sido. Por aquel lugar sin ley en el que, al caer la noche, Adelaida Falcón, mi mamá, seguiría a merced de los vivos. Lloré pensando en su cuerpo, sepultado bajo una tierra que nunca nos traería paz. Cuando me senté junto al conductor no me quería morir: ya estaba muerta.

Una historia tan real, tan auténtica como la vida misma: la autora insiste y recalca que todo lo que sucede en la "La hija de la española", aunque no es exactamente algo que le sucedió a ella, es completamente real y como tal, pone los pelos de punta (y eso que según ella, incluso se quedó corta). 
Todo se desborda: la suciedad, el miedo, la pólvora, la muerte y el hambre, un paisaje que finalmente terminó por derrumbarse sobre sus habitantes.

Curiosamente, durante toda la lectura no me ha abandonado en ningún momento la sensación de creer que estaba leyendo una distopia, pero no, eso es lo verdaderamente horrible. Saber que algo así ha pasado allí, en Caracas y saber que está pasando en muchos países del mundo, en muchos lugares, en muchas tierras. Y leer esa realidad, ese infierno, tan brutal, tan espeluznante, te deja sin palabras, noqueada, paralizada. 
Al observar el césped rasurado alrededor de su tumba, entendí que mi único muerto me ataba a una tierra que expulsaba a los suyos con la misma fuerza con la que los engullía. Aquella no era una nación, era una picadora.

Porque además sabes que, en el presente, hoy por hoy, lo que se sigue viviendo en Venezuela es una dictadura, por mucho que algunos no lo entiendan o no quieran entenderlo así y sus ciudadanos, no únicamente los de clase baja, también los de clase media, deben soportar unas condiciones de vida casi tercermundista, con cortes de electricidad repentinos sin previo aviso, racionamientos de agua diarios (imaginad como sería tener que ducharos en tres minutos, en un horario determinado, no cuando os apetece o lo necesitáis, la mayoría de las veces con agua fría porque la escasez de tiempo no da para calentarla), colas de varias horas para poder llenar el depósito de gasolina a un precio razonable, altas tasas de inseguridad ciudadana, en fin, un desastre.

Mención aparte merece ser tratada la prosa de Karina, me ha sorprendido tan gratamente. . . , poética, de una belleza que corta la respiración, que emociona ya no solo por lo que cuenta, sino por cómo lo cuenta, con toda su crudeza, sin pelos en la lengua, de forma estremecedora.
Aquella tarde sentí que de los árboles del cementerio caían plumas de gallina decapitada. Que los tomates volvían a estallar. Que el morrocoy chillaba dentro de la olla de agua hirviendo. Que los algodones y los pescados me salían del pecho. Que mi madre muerta me imponía una eternidad de silencio. Y que la otra, la española, alimentaba con su cuerpo el veneno de los bachacos de la tierra en la que eligió morir. En este país nadie descansa en paz. Nadie.

No me queda mas que aplaudir a la autora, es de agradecer su valentía para contar algo así, agradezco su obra, porque como ella dice, igual “la ficción llega a donde no llega el periodismo” y nadie mejor que alguien que lo ha sufrido para contarlo. Para contarnos esta historia que no es bonita, que puede incomodar porque lleva implícita mucha ira, mucha rabia, mucha impotencia. Porque además de contar un episodio de la diáspora venezolana, en esta novela se tocan también temas como la inmigración, la pérdida de identidad y el desarraigo, el exilio obligado para poder sobrevivir, y la necesidad de poder enterrar a tus muertos para cerrar ciclos, para pasar página y seguir adelante. 
Si uno pertenece al lugar donde están enterrados sus muertos, cuál de todos sería ahora mío. Solo podemos sepultar a alguien cuando hay paz y justicia. Nosotros no teníamos ni una cosa ni la otra. Por eso no llegaba el descanso, mucho menos el perdón.


Resumiendo: 
"La hija de la española" es una novela "política, que no politizada", que se lee rápido. Una obra de ficción brutal, porque sus cimientos, sus raíces son reales, porque refleja la destrucción de un país a manos de unos delincuentes, guerrilleros, militares sin escrúpulos que buscan enriquecerse a costa de la pobreza del pueblo. La historia de una mujer desesperada que lucha por sobrevivir a un país en caída libre.

Vivir, un milagro que aún no llego a entender y que muerde con la dentellada de la culpa. Sobrevivir es parte del horror que viaja con quien escapa. Una alimaña que busca derrotarnos cuando nos encuentra sanos, para hacernos saber que alguien merecía más que tú seguir con vida.

¿Os recomiendo leer esta novela? por supuesto, porque me ha parecido brillante y aterradora, porque fue comenzarla y ya no poder parar de leer, porque fue acabarla y sentir escalofríos, los pelos como escarpias. Porque la pluma de la autora merece ser conocida, porque he disfrutado y sufrido a partes iguales leyéndola. Porque Venezuela y sus habitantes merecen que se conozca la verdad, la verdad y toda la verdad. Mi nota esta vez es la máxima, para variar, dicho sea irónicamente:




23 comments:

  1. ¡Querida Marian!
    Antes que nada quiero agradecer tus sinceras y hermosas palabras hacia mi persona, mi blog y mi país. Muchas gracias de corazón, bien sabes que la estima y el cariño son recíprocos.
    Sin duda "La hija de la española" es un testimonio de una época, el retrato perfecto del infierno venezolano y de cualquier país que se encuentra bajo régimen totalitario, reflejo de la degradación moral que puede llegar a ejercer el poder cuando es excesivo.
    Una novela de ficción, sí, pero lamentablemente llena de verdades, y si bien las novelas no están hechas para solucionar problemas ni para liberar países, sí llegan lejos, calan hondo y sacuden al lector, siembran dudas y hacen que se pregunte, que averigüe y que investigue sobre lo que está pasando en el mundo entero y sobre todo en esos países en conflicto. Y creo que Karina Sainz Borgo lo ha logrado a la perfección con esta novela.
    En cuanto a la prosa de la autora, concuerdo con todo lo que comentas, es poesía pura, poesía gris que estremece y emociona, que conmueve y aterra a partes iguales, te sacude y te revuelve por dentro, una autora que merece ser leída.
    Me alegra un montón que te hayas acercado a su pluma y hayas disfrutado de "La hija de la española". Hay libros que dejan una marca indeleble y, mucho tiempo después de haberlos leído, permanecen vivos en nuestro recuerdo. Y este es uno de ellos,
    un libro que deja huella y que obliga a una reflexión profunda.
    Gracias por tu excelente reseña, ha sido un placer leerte ;)
    Un gran y fuerte abrazo.

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    1. ¡Hola Mariana!
      pues a ti debo agradecerte haberla leído, la verdad que ha sido toda una sorpresa. Voy a seguir leyendo a esta mujer, lo tengo claro, escribe muy bien, prosa de calidad.
      Ha sido de esos libros que lo acabé estremecida, totalmente emocionada, no muchas lecturas consiguen algo así.
      Me ha encantado leer este libro para poder acercarme mas a esa terrible realidad que vive Venezuela, que vivís los venezolanos
      Un beso enorme!!!

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  2. Fíjate, Marian, que conocía el título y el nombre de la autora, pero siempre supuse que la historia sería otra. Que vaya sobre la Venezuela de hoy y que aborde la política de allá con valentía me llama mucho. Tomo nota, aunque no sé por qué, pero me da que debe de ser una novela de bastantes páginas, ¿no?
    Y a propósito de tu amiga Mariana y su magnífico blog de literatura, creo que se te ha pasado colocar el enlace al mismo. A mí me gustaría visitarlo.
    Un beso grande

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    1. ¡Hola Juan Carlos!
      no, no tiene muchas páginas, unas doscientas. A mí se me hizo muy cortito, se lee rápido y te lo recomiendo porque la calidad literaria es magnífica
      Me hiciste dudar, por si se me habría olvidado poner el enlace, pero sí lo puse, pero no se ve demasiado (en las palabras "su blog", puedes pinchar)
      Si lo lees, me encantará conocer tu opinión
      ¡Un beso enorme, amigo!!

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  3. Hola, Marian.
    Me sonaba mucho la autora pero supongo que será de los periódicos. La novela que nos traes es de las duras, pero mucho. Alguna vez leo de Vargas Llosa, de Allende y la última de Reverte que era de la revolución mexicana, hago un poder y así me entero de la Historia también.
    Lo de Venezuela es impresionante, con lo que fue y lo que podr8a ser ese país y las circunstancias que tiene ahora. Es tan injusto para la gente de a pie que no tiene culpa y solo quiere vivir en paz.
    Me alegro de que a la autora le haya servido de alivio, estos desahogo que se convierten arte merecen la pena. Nasa que ver con hacer canciones cutres con mala leche.
    Me la apunto para cuando vuelva a poner los pies en la tierra en lo que a lecturas se refiere.
    Besines

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    1. ¡Hola Norah!
      Sus dos novelas suenan, yo las conocía ambas desde que las publicó. Pero nunca me llamó la atención de forma especial La hija de la española, pero claro, cuando conoces a alguien y se convierte en una persona muy cercana para ti y quieres saber mas de su país, de cómo han sido y son las cosas donde vive, pues entonces la cosa te empieza a interesar.
      Te diré que independientemente de eso, me ha fascinado su forma de escribir, tan directa, tan poética, tan descarnada, también me ha sorprendido, no me esperaba una forma de narrar así.
      No te la pierdas, Norah, aún sabiendo pinceladas de lo ocurrido en Venezuela, la novela te sorprenderá, leerás una especie de distopia que no es distopia
      Besines

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  4. Este lo tengo pendiente de lectura. En un principio, no me llamaba mucho pero he ido leyendo reseña tras reseña y, poco a poco, me habéis ido convenciendo. No diré que no, pero lo dejaré para más adelante. Besos

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    1. ¡Hola Marisa!
      pues me alegra que entre todos te hayamos convencido. SI la dejas para adelante, no te olvides de ella, que merece mucho la pena
      Besos

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  5. ¡Hola, Marian!
    "La literatura ayuda a curar el alma" es una frase muy acertada y más en el entorno social y geográfico en el que se movía la escritora. He leído este libro y me parece espectacular. Casi un ensayo apoyado en la ficción para darle ese remate como bien menciona de que la ficción puede llegar aún más al lector de lo que lo hace la propia realidad. Por cierto, Karina tuvo también su blog personal del que yo era lector y eso fue antes de que fuera conocida a nivel casi mundial. Da gusto como escribe.
    Besos y feliz comienzo de semana.

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    1. ¡Hola Miguel!!
      siempre me pregunto qué libros lees (ya sabes, pura curiosidad de lectora), me encanta que me digas que lo leíste y que también lo disfrutaste. No sabía Karina tenia un blog personal, supongo que la conociste por tu faceta periodística. Su forma de escribir..., sí da gusto
      Besos y feliz semana para ti también

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  6. Lo tengo en mi lista de pendientes hace tiempo, pero otros libros han ido llegando y lo han ido dejando atrás. lo rescato y lo pongo en la cima. Me apetece ver cómo se trata la terrible situación de Venezuela desde la narración literaria. las ideologías de izquierda son muy buenas, lo malo es que su puesta en práctica no suele serlo tanto. La solidaridad que le es inherente choca con la naturaleza humana más dada a «quítate tú para ponerme yo».
    También me pasaré por el blog de Mariana.
    Un beso.

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    1. ¡Hola Rosa!!
      me alegra que lo pongas en la cima y mas si te apetece conocer la situación de Venezuela, la verdad de lo ocurrido allí en la pluma de esta autora que además sabe hacer literatura de la buena. Creo que te va a encantar, que te va a emocionar la novela
      Un beso

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    2. Lo estoy leyendo. Totalmente subyugada. No sé si me gusta más la forma o el contenido. En todo caso, genial. Gracias mil.

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    3. Sí, es una pasada. Me alegra ver que te animaste y que la estás disfrutando
      Gracias a ti por volver por aquí para contarme

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  7. Ya tenía fichadito este libro pero ahora tras leerte, le voy a tener que subir muchos puestos en la lista, que me dejas con muchas ganas.
    Besotes!!!

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    1. ¡Hola!
      pues muy bien la decisión de subirle puestos en tu lista de lecturas pendientes, no te arrepentirás
      Besotes!!!

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  8. Excelente entrada y una forma magnífica de contarnos la.
    Muchas gracias; saludosbuhos! !

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  9. Te diré, Marian, que no tenía ni idea de esta autora ni de este título. Vamos, que he llegado a tu reseña virgen respecto a esta novela, sin tener, por tanto, ninguna noción de qué podía ir. El caso es que ha sido leer esa cita destacada con la que arrancas la entrada y pensar que se trataba de una distopía. El caso es que con esa portada nunca lo habría dicho. Sigo leyéndote y compruebo que no es el caso, sino que, como tantas veces, la realidad supera a la ficción. Veo, además, que tú misma has tenido por momentos la sensación de estar leyendo una distopía. En fin, llevamos los últimos años oyendo muchas cosas sobre la situación en Venezuela, pero creo que esta novela puede ser una buena herramienta para conocer más en profundidad esa realidad. Como bien dice la autora, muchas veces la ficción nos impacta más que las crónicas periodísticas, y es que, aunque pueda resultar contradictorio, a veces la ficción nos hace empatizar mucha más que la realidad.
    Tomo buena nota de esta novela.
    Besos

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    1. ¡Hola Lorena!
      sí, varias veces me sorprendí pensadno que leí una distopia y no, es la vida real que han vivdo muchos venezolanos, por desgracia, y algunas cosas las siguen viviendo, por mucho que pueda sorprendernos. Es una buena manera de acercarse a esa realidad, si sientes interés, además la prosa de esta mujer es fascinante. Te gustará.
      Besos

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  10. Aún no lo he leído. Gracias por la reseña.
    Te invito a pasar por mi blog. Feliz semana!

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    1. ¡Gracias!!
      ahora te haré una visita
      ¡Feliz semana para ti también!!

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  11. No es un libro que me hubiera apuntado de no ser por tu reseña. Me ha gustado mucho la prosa y los temas que resaltas. Lo investigaré ;)

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