Reseñas 2x1: “PARENTESCO” de Octavia E. Butler y “LOS ABISMOS” de Pilar Quintana

“No estábamos dentro, en realidad. Éramos los espectadores de una obra teatral. Estábamos viendo cómo se desarrollaba la historia ante nuestros ojos.

O éramos actores: mientras nos llegaba el momento de regresar a casa, seguíamos la corriente a los que nos rodeaban y fingíamos ser como ellos.

No éramos buenos actores. Nunca llegamos a meternos de verdad en el papel. Nunca nos olvidamos de que estábamos actuando"

La obra más famosa de Butler, aclamada por la crítica, cuenta la historia de Dana, una joven negra que de repente e inexplicablemente es transportada desde su hogar en la California de los 70 hasta la Guerra Civil del Sur. Mientras viaja en el tiempo entre ambos mundos, uno en el que es una mujer libre y otro en el que forma parte de su propia y complicada historia familiar en una plantación del sur, se enreda aterradoramente en la vida de Rufus, un conflictivo esclavista que es a la vez un antepasado de Dana, y en las vidas de las muchas personas que están esclavizadas por él.

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“Una neblina pasó por el frente, nos cubrió y, cuando se deshizo, estábamos en el borde del precipicio. El abismo nos llamaba, nos jalaba. Yo le ofrecía a Paulina para apaciguarlo y él se la devoraba, pero no era suficiente y ahora me quería también a mí.

Yo me resistía con todas mis fuerzas, tratando de que se rompiera el hilo que desde abajo, entre las hojas secas, todos mis muertos, tiraba de mí.

Entonces el abismo, como no lograba hacer que me lanzara ni podía devorarme, se me metía por los ojos, una cosa deliciosa y horrible, una bolita saltarina en la barriga y una náusea asquerosa y pestilente, hasta quedar bien sepultado dentro de mí.”

Claudia vive con sus padres en un apartamento invadido por plantas que se estiran para tocarla. Como todas las familias, la suya contiene una crisis, y solo hará falta que algo o alguien llegue a detonarla. Cada quien tiene un punto de quiebre en la infancia, y Claudia, la protagonista de esta historia, narra, desde la expectación y la mirada aguda de cuando fue una niña, los hechos que abrieron las grietas por donde se colaron los peores temores, aquellos que son irreversibles y empujan al borde del precipicio.

"PARENTESCO"

“Parentesco” es una novela que fue escrita por Octavia Butler (1947-2006) en 1979, una autora afroamericana conocida en su tiempo como la “Reina Madre de la Ciencia Ficción", o también como “la gran dama de la ciencia ficción” y que se describía a sí misma como una mujer solitaria, feminista y Negra. 

La trama aborda el racismo y la esclavitud en el siglo XIX de una forma peculiar, y a mi parecer, original. Butler se vale de los viajes en el tiempo, para explicarnos como eran las cosas en esa época y en ese lugar, y nos lo cuenta sin pelos en la lengua, con toda su crudeza. Crudeza que sufre en sus carnes la protagonista de la historia, Dana, cuando de repente un día, el día de su cumpleaños, se ve trasportada a través del espacio y el tiempo a una plantación esclavista en Maryland (sur de EEUU) poco antes de la guerra civil. Porque obviamente, para una mujer de color, no parece que este sea el mejor sitio donde ir a parar, ¿verdad?

La primera vez, alucina, incluso cree ver más de una cara negra conocida por allí, pero después de varias idas y venidas (a veces también viaja junto a su marido, Kevin), consigue ir atando cabos y descubre que es Rufus, un antepasado suyo blanco, el que la invoca sin quererlo y sin saberlo, cuando se encuentra en apuros, y que la única manera de asegurar su propia existencia es ayudarle, mantenerle a salvo.

Ese día yo cumplía veintiséis años y también fue el día en que conocí a Rufus. El día que él me llamó por primera vez. La casa, los libros se desvanecieron también. Todo se desvaneció. De pronto me encontré al aire libre, arrodillada en el suelo, bajo los árboles. Estaba en un sitio muy verde, al borde de un bosque. Ante Rufus.

Como podéis imaginar, la historia es dura, es duro empatizar con Dana, meterse en su piel, percibir su miedo ante la incertidumbre de no saber si podrá regresar a su casa, sentir su dolor ante los latigazos, toda esa violencia desatada contra los negros, y su impotencia. Porque por un lado cree que Rufus no la tratará mal y la protegerá de su padre, un despiadado negrero, ya que la necesita, pero también es consciente de que allí, en la plantación, tan solo es una mujer negra y él puede hacer con ella lo que le venga en gana.

Y Rufus era Rufus: errático, unas veces generoso y otras cruel. Le podía aceptar como antepasado, como hermano pequeño, como amigo…, pero no como amo. Y no como amante.

Octavia Butler, en 1998 explicaba a propósito de “Parentesco” en un periódico: “quise escribir una novela que hiciera sentir la historia: el dolor y el miedo que los Negros han tenido que aguantar para sobrevivir". Lo quiso y lo consiguió, vaya si lo consiguió. . .

Venimos de un tiempo futuro, de un lugar que aún no existe. No sé cómo llegamos aquí. No venimos porque queremos, porque éste no es nuestro sitio, Pero cuando tú estás en peligro te comunicas conmigo de alguna forma y yo vengo.

Resumiendo: “Parentesco” es una novela que he disfrutado mucho, que me ha enganchado desde el principio, con un final, que por cierto no me ha defraudado. Una trama con el tema de fondo de los viajes en el tiempo, pero que no son lo principal de la historia, se puede decir que queda como algo anecdótico, así como tampoco importa demasiado ni el por qué ni el cómo de los mismos. Porque lo que verdaderamente interesa aquí es mostrar una realidad, la realidad del esclavismo en primera persona, y curiosamente desde el punto de vista de una chica de color del siglo XX que está tan impresionada como nosotros, los lectores, ante la vivencia de un momento histórico que para ella también resulta inadmisible, absurdo y descabellado.

Mi nota es la máxima:

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"LOS ABISMOS"

Me decidí a leer este libro, no por saberlo ganador del premio Alfaguara 2021, no. Lo que me llevó a “Los abismos”, fue este comentario que leí de Sara Mesa a propósito del mismo: 

«Cómo resumir todo lo que me fascinó de Pilar Quintana. El brutal lirismo. Su caminar contra lo esperado. Esa tensión afiladísima, poética y nada complaciente.»

Si Sara Mesa me fascina a mí y Pilar Quintana (Cali, 1972) fascina a Sara Mesa, fácil deducir que Pilar Quintana podría fascinarme a mí también. Es casi una regla de tres. . ., y así ha sido, me ha fascinado.

“Los abismos” es la vida de los adultos vista a través de los ojos ingenuos e inocentes de una niña de ocho años, Claudia, que vive en Cali (Colombia) con sus padres en una casa llenita de plantas, tanto que parece un bosque, una verdadera selva. Una niña que es feliz hasta que deja de serlo, hasta que empieza a haber un “antes” y un “después de” en su vida.

Antes de la pelea de mis papás, de la pelea de mi mamá y mi tía, de que llegara Gonzalo a la familia, yo tenía certezas. Las mamás tenían hijos porque los deseaban. Mi tía Amelia vivía feliz en su miniapartamento con sus batolas. Mi abuelo era un hombre triste. Mi papá, el más bueno del mundo.

Con un padre que habla poco y que tiene un monstruo dentro generalmente dormido, pero que cuando despierta, le da mucho miedo, y una madre deprimida que vive ahogada en su propia infelicidad, limitada por sus propios e íntimos abismos. Una madre egoísta, atrapada y resentida contra el patriarcado que la rodea y la ha rodeado siempre, contra ese machismo que la apartó de la vida que ella deseaba para sí y no le permitió estudiar en la universidad, ni casarse con el hombre que amaba, porque no era ella la que decidía, porque eran otros los que decidían por ella. Y su resentimiento, a veces lo paga con la chiquilla que no tiene culpa de nada, que solo busca ser amada, sentirse importante y guapa, pero que se siente insignificante y fea, porque sabe que su mamá la ve así.

Demasiado pequeña para entender a sus padres, sus peleas, aunque lo intenta, intenta comprender esos abismos que se han colado de repente entre las grietas de la familia y se han tragado la armonía, los momentos felices. Abismos vertiginosos que deben encarar a veces los mayores. Demasiado pequeña ¿o no? para aprender que la vida es eso, evitar caer en ellos, evitar despeñarse.

Entonces lo vi en sus ojos. El abismo dentro de ella, igual al de las mujeres muertas, al de Gloria Inés, una grieta sin fondo que nada podía llenar. Caminé en esa dirección, al principio con reserva y luego decidida. Quería vérmelas de nuevo con el abismo, sentir la cosa rica en la barriga y el miedo, las ganas de saltar y de alejarse.

La forma de narrar de Pilar Quintana ha sido todo un descubrimiento, me ha ganado por completo, cruda, directa, aunque a la vez cargada de ternura, y esa destreza especial para conseguir emocionarnos con lo que dice, pero también con lo que no dice, con lo que calla pero que se intuye. Y su prosa. . . maravillosa, cuidada, exquisita, con ese tonillo y jerga colombiana. Sin duda, los escritores sudamericanos llevan tiempo pisando fuerte, voy a repetir con la autora, me ha encantado y no la voy a perder de vista.

Esa noche el sueño no me agarró con fuerza ni logró hundirme en las profundidades, donde todo es blando y uno se pierde del mundo, sino que me dejó en un limbo, que era como dormir despierta, atrapada en el espacio diminuto entre los párpados cerrados y los ojos.

Resumiendo: “Los abismos” es una novela que trata sobre varias mujeres que caminan por el filo de sus abismos, y también sobre las reflexiones de una niña que teme la caída, sobre todo la de su mamá. Reflexiones que una protagonista ya adulta nos cuenta en primera persona recordando esa época de su infancia, y lo que pasa por su cabeza cuando empieza a entender que la vida no es siempre maravillosa, que en la vida hay abismos, y que los abismos asustan mucho. Recuerda sus miedos, que al fin y al cabo son los miedos de todos los niños, y de los adultos a la soledad, a la pérdida, a la muerte, y su constante búsqueda de la aprobación materna.

Siempre pensé que la selva eran los muertos de mi mamá. Sus muertos renacidos

Mi nota es la máxima: