Ambos están solos y entablan conversación, a partir de ese momento desean verse, continuamente se buscan y a veces se encuentran, porque saben donde buscarse, donde encontrarse.
¿Por qué no conseguía sentirme a gusto conmigo misma si estaba acostumbrada a estar sola? Pronto me cansé de viajar sin rumbo. Como tampoco podía salir a pasear junto al río al atardecer me quedaba en casa, holgazaneando y preguntándome si mi vida estaba siendo tan agradable como creía. Divertida. Dolorosa. Agradable. Dulce. Amarga. Salada. Cosquillosa. Picante. Fría. Caliente. Tibia. ¿Qué clase de vida había llevado hasta entonces?Entre copas de sake, comidas frugales, y soledades compartidas, sus almas se van juntando y casi sin darse cuenta, sienten que se necesitan, se desean. Pero todo sucede despacio, sin prisas, y siempre con la persistente sombra de la gran diferencia de edad (casi treinta años) que les separa cerniéndose sobre sus cabezas, como una especie de agorero trasfondo.
¿Tendrá futuro la curiosa relación surgida entre el anciano Maestro y la treintañera Tsukiko?
Sus libros han recibido los más reputados premios literarios, que la han convertido en una de las escritoras japonesas más leídas.
En 1996 obtuvo el Premio Akutagawa por "Tread on a Snake". En 2000 obtuvo el Premio Ito Sei y el Woman Writer's por "Oboreru". En 2001 ganó el prestigioso Premio Tanizaki por la novela "El cielo es azul, la tierra blanca" (Acantilado, 2001), adaptada posteriormente al cine con gran éxito.
También se ha traducido al castellano "Algo que brilla como el mar" (Acantilado, 2010), "Abandonarse a la pasión" (Acantilado, 2011), "El señor Nakano y las mujeres" (Acantilado, 2012), "Manazuru" (Acantilado, 2006) y "Vidas frágiles, noches oscuras" (Acantilado, 2015).
Podría parecer que estamos ante la típica aventura amorosa entre un hombre mayor y una mujer mucho más joven que él, de esas que tanto nos suenan. Pero no, para nada.
Me gusta mucho la literatura japonesa, es peculiar, lo sé y seguramente no gustará a todo el mundo. Yo la describiría como un tipo de narrativa lenta, pausada, pero a la vez delicada y magnética, que se detiene de forma especial en describir la cotidianidad del día a día, en el modo de vida y costumbres de los japoneses. Además, no suele narrar grandes acontecimientos, ni contener demasiada acción, digamos que es más de sentimientos, de emociones.
Y así es también esta historia de amor, sin grandes pasiones, exacerbado romanticismo, ni pasteleo. Un amor real construido también a fuego lento, que se va volviendo cada vez más sólido y profundo.
Los dos protagonistas de la novela, el Maestro (como ella le llama siempre) y Tsukiko Omachi tampoco son de los que gritan sus sentimientos a los cuatro vientos. Están llenos de dudas, de miedos y a veces pasan temporadas sin verse, echándose de menos, pero a pesar de todo el vínculo entre ellos sigue creciendo, es imparable.
Nos encontrábamos por casualidad, paseábamos por casualidad y bebíamos sake por casualidad. Cuando le hacía una visita en su casa, me presentaba sin previo aviso. A veces estábamos un mes entero sin vernos.
También hay otros dos personajes no tan importantes que entran en juego: el tabernero Satoru que suele ser testigo de sus encuentros y de algunas de sus conversaciones y Takashi Kojima, un pretendiente de Tsukiko que insiste en iniciar una relación seria con ella. Con Kojima sale unas cuantas veces para intentar quitarse al Maestro de su cabeza, pero con ello consigue todo lo contrario, cerciorarse de lo que realmente siente por su querido profesor.
¿Qué me ha parecido? ¿Me ha gustado?
Me ha gustado mucho este pequeño y a la vez gran amor construido desde los cimientos, de sentimientos reales, y emociones que salen desde lo más profundo del corazón. Una historia que al final me ha sabido a poco, porque la novela es cortita y se lee rápido.
La prosa de la autora es elegante, pulcra, poética, está muy cuidada, por eso la recomiendo a todos los lectores que suelen disfrutar con los autores japoneses, incluso a aquellos que huyen (como yo) de las novelas rosas, románticas, de las historias cursis, porque “El cielo es azul, la tierra blanca”, es realmente otra historia.
Mi puntuación esta vez, como no podría ser de otra manera, es la máxima:
¡Hola! Es de esos pendientes que llevan un montón en la lista y que por unas y otras se van quedando rezagados. Así que ahora mismo me lo llevo a casa. Me gusta mucho la literatura japonesa por las mismas razones que a ti, le dan un valor diferente a lo cotidiano y la hacen a base de detalles y gestos.
ResponderEliminarBesos
Pues entonces eres de las que disfruta con este tipo de lecturas, así que probablemente te gustará la historia de estos dos. Pero como ya habrás leído, no esperes una novela rosa, ni romántica al uso (yo suelo huir de ellas)
EliminarBesos
A mí también me atrae la literatura japonesa. Yo leí mucho de Yoko Ogawa pero tengo que reconocer que tiene novelas horribles.
ResponderEliminar¡Hola! Yo de Yoko Ogawa he leido "La fórmula preferida del profesor" y la verdad es que me gustó mucho, pero no todos los libros de un mismo autor tienen uqe gustarnos de la misma forma. Yo he leido a varios autores japoneses, pero mi preferido sin duda es Murakami. ¡Le adoro!
EliminarUn beso
La literatura japonesa es una de mis debilidades, me apasiona su forma de narrar, el intimismo de sus historias, me llegan al alma.
ResponderEliminarEste me gustó muchísimo!!!
Besitos cielo 💋💋💋
Pues entonces coincidimos en gustos literarios y en concreto sobre esta novela.
EliminarVoy ahora mismo a leer la reseña en tu blog, que no recuerdo haberla leido
Besos
Está anotado!! Este libro lleva en mi lista desde hace tiempo. Me ha encantado leerte...espero encontrarme no muy tarde con él.
ResponderEliminarUn abrazo muy grande y feliz semana.
¡Gracias María! Igualmente...
EliminarBesos
Me gusta la literatura japonesa y me gusta esta autora. La descubrí, creo, con esta historia tan distinta, tan "outsider". Bella, desconcertante, conmovedora...
ResponderEliminarTal cual dices... y sobre todo distinta, tan atípica y original
EliminarBesos
Llego a esta reseña procedente de la que has hecho de Mieko Kawakami. El asunto de esta me atrae mucho, quizás sea porque he sido profe (ja, ja...). Me la apunto.
ResponderEliminarUn beso, Marian
¡Hola Juan Carlos!
Eliminarsí, aquí uno de los protagonistas es un profe, aunque creo que como ex-profe también te interesaría el de Mieko, por el tema que supongo habrás encontrado a lo largo de tu trayectoria
Pues a ver que te parece...
Un beso
¡Hola, Marian! Después de leer tu comentario en mi blog sobre este libro, vine a leer tu reseña y veo con agrado que coincidimos. La literatura japonesa se ha convertido en una de mis favoritas y sé por tus reseñas, que también la disfrutas mucho y es que, esa manera tan sutil y elegante de transmitir las emociones, hace que me enamore cada vez más de la literatura japonesa. Que tengas un lindo día. ¡Besos!
ResponderEliminar¡Hola Marita!
EliminarSí, ambas compartimos el gusto por la literatura japonesa, oriental en general y coincidimos también en nuestra crítica sobre este libro
Gracias por tu comentario
Besitos