Conoce a Dewey leemáslibros, el gato que inspiró el título de mi blog


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1 de septiembre de 2019

“LAS FLORES PERDIDAS DE ALICE HART” de Holly Ringland

Cubierta de la novela de Holly Ringland, realista
“¿Qué milagro llevaría consigo su fuego? Para empezar, en su casa nunca volvería a oírse el sonido de cosas que se rompían. El olor amargo del miedo ya no impregnaría la atmósfera. Alice cultivaría un huerto de hortalizas y no la castigarían por equivocarse de pala. Aprendería a ir en bicicleta sin necesidad de que su padre, furioso, le tirara del pelo hasta casi arrancárselo porque ella no conseguía mantener el equilibrio.

Las únicas señales que necesitaría interpretar serían las del cielo, y ya no las sombras y las nubes que atravesaban el rostro de su padre y la alertaban de si se trataba del monstruo o del hombre capaz de transformar un eucalipto en un pupitre.”

Alice Hart, una niña australiana de nueve años, se despierta en el hospital tras un incendio que ha arrasado su casa, le ha arrebatado a sus padres y la ha dejado muda. Su único familiar es la abuela paterna, June, que dirige una plantación de flores en la que acoge a mujeres que atraviesan circunstancias complicadas. En el ambiente sosegado y luminoso de la granja, la chica recupera poco a poco la voz y la confianza en sí misma mientras se va haciendo mayor y aprende el lenguaje de las flores autóctonas y los sentimientos que éstas expresan, un tiempo feliz cuya placidez se verá truncada tras una traición y una pérdida irreparables.

Así, a los veintiséis años, Alice decide escapar sin dejar rastro y refugiarse en un rincón del desierto central; sin embargo, en este paisaje tan espectacular que parece de otro mundo, y sin la protección de las flores, se sentirá vulnerable, a merced del amor de un hombre carismático y de un pasado que no deja de acecharla.

8 de agosto de 2019

"OLGA” de Bernhard Schlink

Cubierta de la novela de Bernhard Schlink, realista
“Yo creía saber por qué a la señorita Rinke le gustaban los cementerios. A lo largo de su vida había perdido a tantas personas cuyas tumbas le resultaban inaccesibles o desconocidas que paseando por entre tumbas de extraños tenía ocasión de hablar con sus muertos. Y no me costaba nada entenderla: a mí también me gustaba visitar la tumba de mis abuelos para recordarles todo lo que les debía y decirles que los echaba de menos.

Pero cuando le conté todo esto a la señorita Rinke, resultó que para ella los cementerios eran otra cosa. Resultó que no conversaba con sus muertos entre las tumbas de los extraños. Si le gustaban los cementerios era porque allí todos eran iguales, los poderosos y los débiles, los pobres y los ricos, los queridos y los desatendidos, los que habían triunfado y los que habían fracasado. Todos estaban muertos y nadie podía ni quería ser más grande de lo que era: allí las ambiciones exageradas ya no existían.”

Olga nace en la parte este del imperio alemán a finales del siglo XIX, sobrevive a dos guerras mundiales y muere en extrañas circunstancias. Su vida, a caballo entre dos siglos, transcurre marcada por la historia. De familia pobre, es criada por su abuela tras la temprana desaparición de sus padres; más adelante se enamora de Herbert, un joven de una clase social superior, cuya familia se opone a la relación.

Deberán mantener su amor en la clandestinidad y después la relación quedará marcada por la distancia, porque Herbert, llevado por el entusiasmo de las guerras coloniales de Bismarck, decide alistarse en el ejército. Viajará por África y por América del Sur y más tarde formará parte de una expedición polar, mientras Olga se queda en casa y le escribe cartas.

29 de junio de 2019

“LENA Y KARL” de Mo Daviau

Cubierta de la novela de Mo Daviau, ciencia ficción
“Entonces Lena señaló mi brazo izquierdo.
¡Oye! –exclamó-. ¡¿Y ese tatuaje?!
-¿Cuál?
-“THE MOON IS A LIGHTBULB BREAKING"

Puso un dedo encima de mi codo, donde las palabras se ensortijaban alrededor de una bombilla rota. Entonces se dio la vuelta y se levantó la camiseta. En la parte inferior de la espalda llevaba tatuado el mismo verso de Elliott Smith, el mismo cantautor muerto, al que era obvio que ambos admirábamos lo suficiente como para grabarnos sus palabras en el cuerpo.

–No pasa nada cada día que encuentres a alguien con el mismo tattoo que tú...
-Solo quiere decir que los dos molamos igual.
Lena se ruborizó y se llevó una mano a la mejilla, y yo me di cuenta de que la chica me gustaba, si no de forma sexual o romántica, por lo menos en plan <<he encontrado a una aliada en este mundo cruel>>"


Los mejores años de Karl parecen lejos. En su día tocó con una banda de culto de indie-rock, pero hoy ve pasar la vida desde sus cuarenta años y desde detrás de la barra de su pub. Cuando descubre un agujero de gusano en el armario de su habitación que le permite viajar en el tiempo, de repente ni la edad ni el tiempo importan. Decide, con un amigo, montar el negocio definitivo: los clientes podrán viajar al pasado para ver su concierto favorito.

Hasta que un día, Karl envía por error a su amigo al año 980 en lugar de a 1980… y no puede traerlo de vuelta. Para rescatarlo, Karl contacta con Lena, una astrofísica que siempre viste camisetas de grupos. Con ella volverá a los mejores conciertos de su vida, y descubrirá que por mucho que cambie el pasado, y aunque lo ponga patas arriba, su futuro parece empeñado en acercarle a Lena. ¿Pueden todos tus yos pasados confabular para reunirte con tu alma gemela?