“—¿Por qué ya no llueve, madre?
—Porque la lluvia indicaría que el desierto ha perdido, y el desierto nunca pierde.
—Entonces, ¿nunca lloverá?
—Sí lo hará.
—¿Cuándo?
—Cuando las cosas vuelvan a cambiar.
Eso es lo que hago. Imagino lluvia. Madre sí que vio lluvia muchas, muchas veces. Me decía que para ella era algo normal, que no le daba mayor importancia. Yo no podía imaginarme cómo podía ser así."
Eso es lo que hago. Imagino lluvia. Madre sí que vio lluvia muchas, muchas veces. Me decía que para ella era algo normal, que no le daba mayor importancia. Yo no podía imaginarme cómo podía ser así."
Ionah siempre ha vivido en el desierto, nunca ha visto a otro ser humano a excepción de su madre y no sabe lo que es la lluvia. Durante años su madre le ha enseñado a sobrevivir y, cuando ésta muere prematuramente, Ionah debe aprender a vivir en soledad. Cuando Ionah se hace adulto, tendrá que tomar una decisión: en el cobertizo tiene seguridad y, más allá de las dunas que lo rodean, le esperan incontables peligros aunque también compañía..
“Pero resignarse toma tiempo. A todos nos tomó. Luego nos fusionamos con esa masa silenciosa, nos dedicamos a tratar de vivir con el trasfondo de la ausencia, mientras la gente alrededor pensaba que ya se nos había olvidado, como si ese tipo de cosas pudieran ser removidas de la mente.
Pues no, ni un solo día se deja de pensar en ellas. Son como un pensamiento fijo, interrumpido de vez en cuando por esa sucesión de otras cosas a las que, en conjunto, llamamos vida”
Pues no, ni un solo día se deja de pensar en ellas. Son como un pensamiento fijo, interrumpido de vez en cuando por esa sucesión de otras cosas a las que, en conjunto, llamamos vida”
Cuando tenía once años, un sicario mató a mi padre. Yo era una niña que no imaginaba que algo así pudiera pasar. Pero pasó. Todavía me cuesta creer que apenas treinta y cinco gramos de acero y un gramo de pólvora hayan podido acabar con una familia.
"LA LLUVIA DE IONAH"
La lluvia de Ionah es la segunda novela de Santiago Pajares y fue publicada en 2015, la cuarta de las cinco que tiene hasta ahora. No parece que sea un autor muy prolífico, no, y me parece extraño, más que nada porque descubrirlo ha sido toda una sorpresa para mi, y grata, muy grata. Su prosa de la buena, su estilo seco, preciso y una trama peculiar escrita con mucha dulzura aunque no exenta de cierta dureza, me ha cautivado, más bien me ha impactado.
Escrita como una especie de fábula, podría decirse que a modo de cuento, Pajares nos presenta la historia y la aventura personal de Ionah, un adolescente (ya casi un hombre) que nació y creció en el desierto, y que lo único que conoce es ese universo de arena, dunas, buitres y lagartos. “Madre”, su madre, le ha contado todo lo que había en el mundo de antes, de antes de que todo cambiara, de que el mundo tal y como lo conocemos hoy en día desapareciera. Le ha contado que a su padre lo mataron y ella tuvo que refugiarse, embarazada, en el desierto. Le ha hablado de como eran las personas, cómo eran las cosas que existían antes, cómo vivían, le ha hablado de los animales, de la lluvia que antes sí caía, y Ionah se esfuerza por imaginarlo todo, crearse sus propias imágenes mentales de todo eso que nunca ha visto con sus propios ojos.
Ambos han sobrevivido en medio de la nada, abasteciéndose de un pequeño pozo, un huerto, y algunas trampas para poder comer lagartos como único aporte proteico al alcance de sus manos y cuando Madre fallece de forma inesperada para él, Ionah tendrá que tomar una decisión si quiere descubrir lo que hay más allá de las dunas, descubrir que fue lo que cambió el mundo. Una decisión difícil la de dejar atrás lo que ha sido su hogar, todo lo que ha conocido desde que nació, difícil lo de meter en una pequeña mochila sus pocas y preciadas pertenencias. Echar a andar, un paso, otro paso y otro paso. . . y empezar a afrontar él solito los incontables peligros que depara el desierto, porque el desierto no perdona, el desierto es solo para los valientes, para los que no se dejan amilanar.
¿Sabéis de esas pequeñas joyitas literarias que a veces por casualidad descubres y ya se quedan contigo para siempre, que atesoras siempre? Eso es “La lluvia de Ionah”, una novela breve, pero que a mi me ha parecido grande, inmensa, una novela que encierra una historia de crecimiento personal, una exploración de los límites de la supervivencia donde se demuestra que la fuerza interior de un niño, acompañado por la fuerza que le da la voz de su madre muerta, puede llegar a ser más fuerte que las tormentas de arena, que las mordeduras de serpiente, que el hambre, la sed atroz y el sol abrasador. Una historia que no deja indiferente, en la que su trasfondo apocalíptico no tiene demasiado peso en sí mismo, no importa qué produjo el caos, aquí, lo que de verdad importa es sobrevivir, aprender, descubrir cosas nuevas, caer y volver a levantarse, caminar hacia adelante, siempre hacia adelante. No importa no ver nada más allá de la arena, de las dunas interminables del desierto, importa no perder nunca la esperanza para poder averiguar si el esfuerzo habrá merecido la pena.
Creo que lo peor es no saber cuándo acabará, hasta dónde me veré obligado a estirar las fuerzas que me quedan. Si supiera que atravesadas mil dunas llegaría a mi destino, tengo la sensación de que sería capaz de hacerlo, que podría contarlas una a una. Pero no lo sé, y que hoy me encuentre fuerte no quiere decir que mañana sea igual. Pero incluso las dunas se terminarán. Lo sé porque madre me lo contó. No sé que habrá después, y eso me asusta. Quizá no sea exactamente eso. Quizá lo que más me aterra es que mis fuerzas se acaben cuando me separen pocas dunas de mi destino. Porque si supiera que va a ser así, me tumbaría en la arena y usaría la última bala, la mía. Pero no lo sé, y por eso continúo caminando. Un pie detrás de otro. Duna tras duna, día tras día.
¿Sabéis de esos personajes que perduran siempre, que nunca olvidas por mas tiempo que pase? Ese es Ionah, un hombre-niño valiente que solo desea ver y sentir la lluvia por primera vez, huir de la soledad, poder hablar con alguien, descubrir ese fascinante mundo que solo conoce a través de su madre.
Tal vez el lugar al que debes regresar no sea siempre un lugar
Tener algo, perderlo, recuperarlo y volverlo a perder es mucho peor que no haberlo tenido nunca.
"CÓMO MATÉ A MI PADRE"
Encaré esta novela atraída sobre todo por su bella cubierta y por ese título tan llamativo e impactante, si bien ahora sé que engañoso.La encaré sabiendo únicamente que la autora es colombiana (Medellín, 1979) y que, en este su primer libro, nos contaba una historia totalmente real, su historia real. Pero lo que no sabía en ese momento, por no haber leído la sinopsis, era que cuando tenía tan solo 11 años (en 1991), el padre de Sara Jaramillo fue asesinado a sangre fría por un sicario delante de la casa de su abuela. Tampoco sabía que la forma de escribir de esta autora me iba a gustar tanto, que la historia que se narra en “Cómo maté a mi padre” me iba a llegar tan hondo, ni que el final de la novela me iba a impactar cómo lo hizo.
Mi nota es la máxima:
Es fácil empatizar y meterse en la piel de esa familia destruida, pero sobre todo de esa niña que comprende, pero no comprende, una niña que era feliz hasta ese día de mayo en el que su padre se despidió de ella con una mueca, sin saber que sería el último, que ya no habrían más despedidas, ni más reencuentros. Ese día en el que una bala y un gramo de pólvora se llevó lejos esa felicidad y los sumió a su madre y a sus cuatro hermanos en un denso y perpetuo silencio, un silencio de por vida de esos que pretenden ocultar, acallar los pensamientos, la angustia, la rabia, la tristeza. Porque parece que, si no se habla de algo, es como si nunca hubiera ocurrido.
No volvimos a mencionar el nombre del papá. No hablamos de lo que le pasó. Cuando alguien tocaba el tema, desviábamos la conversación. Lo matamos con la fuerza de nuestro propio silencio. A veces, tenía que esforzarme en recordar su cara, sus muecas, la forma como su nombre reverberaba al salir de mi garganta.
Pero callar y dejarse todo dentro puede llegar a ser muy destructivo, por eso Sara, metafóricamente hablando, se desnuda por completo veinte años después en esta novela, consigue sacar, escupir, vomitar todos esos sentimientos oprimidos y silenciados durante tanto tiempo. En alguna entrevista suya que he leído, la autora explica que escribirlo todo de su puño y letra ha sido sanador, una auténtica liberación tanto para ella como para su familia, que reconocer lo sentido, lo vivido, lo no comprendido, ver su historia plasmada en un texto, ha sido un bálsamo curativo para todos ellos, una cicatrización definitiva para esa herida que todavía seguía abierta: “escribir hacía que me sintiera mal y también bien; comprendí que era mejor exteriorizarlo que tenerlo escondido. Pasó de ser algo de lo que no hablaba, a poder hacerlo sin atadura. Mi madre en su afán de hacerse la fuerte manejó mucho silencio, y vinimos a hablar ahora, tras la salida del libro. Al hacerlo sin temor, ni cosas malucas, eso deja de dominarte, tú pasas a tener el poder”.
Porque si el asesinato del padre fue el principio del fin, fue empezar a andar por la cuerda floja para algunos de los miembros de su familia (como su hermano Pablo que cayó en la droga), el hecho de escribir y publicar esta novela, es lo que de verdad ha ayudado a Sara a “matar a su padre” de forma definitiva en su corazón y en su memoria. Mirad que párrafo tan tremendo y tan representativo de su prosa:
Muérete ya, de una buena vez. Deja que tu fosa sean las hojas de este libro y que, en vez de cubrirte de tierra, lo haga con todas esas palabras que callamos.Toma estas palabras, son como balas al aire. Sabes de sobra que una vez disparadas no pueden devolverse. Eres el blanco, deja que te impacten. No nos teñiremos de sangre sino de tinta. No habrá dolor sino liberación. Te mato con palabras porque son la única arma que poseo. Te mato porque estoy cansada de intentar mantenerte vivo en mi cabeza. Te mato para que puedas vivir en este libro. Tu ausencia es como un hueco que nunca se llena, un hueco vacío que no quiero seguir mirando porque eso es algo que he hecho hasta cansarme. Es hora de mirar hacia otra parte. No pongas a prueba mi puntería, no permitas que este sea otro intento fallido, necesito que te mueras de nuevo. Y asegúrate de que esta vez sea para siempre.
Me sorprende la cantidad de buenas escritoras sudamericanas que estoy descubriendo últimamente y me quedo con ganas de leer algo más de Sara Jaramillo, con mucha curiosidad de saber como sería su estilo en una verdadera obra de ficción, una obra totalmente inventada, de hecho, ya tengo en mi poder “Donde cantan las ballenas”, publicada en España en 2021. Sin duda una autora que voy a tener muy en cuenta de ahora en adelante, me ha encantado leerla.
Resumiendo: “Como mate a mi padre” es una historia autobiográfica, contada en primera persona por su protagonista cuyo padre fue asesinado en Medellín, en una de las épocas más violentas que ha sufrido la historia de Colombia. Una lectura valiente, dura, sincera, escrita desde el corazón de una niña que ahora es adulta, una niña marcada de por vida por el dolor que deja la ausencia.
El silencio es algo que se teje y se entreteje igual que una araña hace su red. Nadie sabe lo que pesa el silencio hasta que lo lleva por dentro. Nadie sabe el ruido que genera, lo que aturde, lo que remueve
La ausencia es un hueco sin final. Se olvida a ratos, pero no se supera.
Jo, Marian, las quiero las dos. Parecen fantásticas y ambas tienen una forma de contar similar en cuanto a la sensibilidad que se percibe en las citas que destacas. También me resultan muy interesantes ambos temas y ambas sinopsis. Ay madre, necesito más vida.
ResponderEliminarUn beso.
¡Hola Rosa!
Eliminarlo son, ambas son fantásticas, de verdad, estoy convencida de que te van a gustar. Son dos descubrimientos de los buenos. Me encantará saber tu opinión si al final los lees.
Jaja, es verdad que necesitamos el doble de vida para poder leer todo lo que nos apetece
Un beso
Hola Marian. El de Ionah al principio con lo de la lluvia me ha recordado a Chocolat y lo que le decía la madre a la nena del aire. Me gustan estas historias que ponen al personaje en una encrucijada tan importante. Me interesa saber cómo sale el chico de semejante apuro. Creo que el hecho de que sea corta ayuda porque curiosamente estos libros me producen claustrofobia y me cansan cuando se extienden demasiado y empiezas a leer con ansiedad por saber si llega o no llega y lo que pase ya te acaba dando igual. Así que me parece que la extensión es un acierto. Y no me resisto a esos personajes que se quedan contigo como si fueran alguien que has conocido de verdad.
ResponderEliminarEl título del de mi padre nunca me gustó, no sé, me daba como mal rollo y nunca le di la vuelta para ver de qué iba. También es creo la.primera reseña que leo. El caso es que me sorprende, y eso está bien pero no me acaba de convencer la idea. Quiero decir, me gusta ese exorcismo que hace de algo que quedó encallado pero no me gusta cómo lo hace y el tono, no sé, me ha resultado como agresivo. Además estoy terminando una novela que es la enciclopedia del drama y no quiero más.
Besitos
¡Hola Norah!
Eliminarrespecto a Ionah, estoy convencida de que no te cansaría, la novela está muy bien escrita y el personaje cala. Yo fíjate que al principio de empezarla, me preguntaba constantemente qué sería lo que pasó en en el mundo de antes para que todo cambiara, qué cataclismo lo propició y según avanzas te das cuenta de que eso no es importante en la historia, que lo que importa es Ionah y cómo sale del apuro
Respecto a la segunda novela, pues entiendo que el título te de mal rollo, todo lo contrario que a mí, jeje, ya sabes lo macabra que soy y es título fue un verdadero imán. La historia es una pasada, sobre todo sabiendo que fue real, que no es ficción. Es dramática, sí, pero tampoco en exceso y lo mejor de todo es cómo escribe Sara, una delicia como transmite sentimientos, emociones, pero vamos que si estás leyendo la enciclopedia del drama (por cierto me has dejado con curiosidad de saber qué lees) entiendo que no quieras más drama
Besines!!
El segundo me ha llamado mucho la atención. El argumento me parece muy interesante.
ResponderEliminarUn besote, Marian.
¡Hola Rocío!
Eliminarlos dos son buenos libros, pero unos nos llaman más que otros la atención. El interés del segundo radica sobre todo en que la historia es real, Sara vivió todo aquello que cuenta y en cómo lo cuenta, porque escribe de maravilla
Un besote para ti también
Es cierto, Marian, hay una cantera actual de escritoras hispanoamericanas realmente fantástica.
ResponderEliminarLa verdad es que nos traes dos novelas realmente atrayentes. La primera esa especie de fábula sobre la eterna dicotomía entre la seguridad de lo conocido y embarcarse en lo desconocido y sobre la ganancia y pérdida que arrojan ambas alternativas. La segunda mucho más visceral, con la escritura como catarsis y ese contexto violento y esa familia destruida por el terrible asesinato del padre. Muy apetecibles las dos. Tomo buena nota de ambas.
Un abrazo
Sí, Lorena, no hago más que descubrir autoras hispanoamericanas buenas, muy buenas y eso me encanta. Las dos son buenas novelas, las dos son entrañables cada una a su manera, pero la segunda al ser una historia verdadera, impacta más todavía. La prosa de ambas es una delicia
EliminarUn beso
¡Hola, Marian!
ResponderEliminarTe cuento que me has descubierto dos excelentes títulos, no los conocía y eso que la autora del segundo es nacida en la hermana República de Colombia.
Quiero leer ambos libros, pero creo que voy a darle prioridad a "Cómo maté a mi padre". Me llama mucho la atención ese retrato de una época tan horripilante que marcó a Colombia, y en especial a Medellín.
Además hay que ver cómo la ausencia de un miembro de la familia puede cambiar el destino de los demás miembros que quedan vivos, de eso algo sé, perdí a mi padre a los 17 años aunque no me fue arrebatado por la violencia, si no por una enfermedad. Sin duda la vida te cambia...
Ambas cubiertas impactan, vamos a ver en qué momento puedo acercarme a estos autores y disfrutar de sus plumas.
Gracias por tan buenas sugerencias, me alegra que quieras seguir leyendo a ambos autores, sinónimo de que estamos frente a plumas que impactan ;)
Un gran abrazo.
¡Hola Mariana!
Eliminarque bien haberte descubierto a estos dos autores, especialmente a Sara Jaramillo, como dices por cercanía de países.
La vida es dura a veces y sus experiencias nos cambian, claro, las malas, aunque golpean, te hacen crecer como persona, aunque no siempre, a veces un suceso traumático puede llevarte al hundimiento en todas las facetas de la vida, como le pasa aquí a uno de los hermanos de Sara. ¿Sabes? creo que aunque eras un poco mayor a Sara cuando ambas perdisteis a vuestros padres, puedes sentirte muy identificada con los sentimientos y experiencias de Sara. La prosa, seguro que la vas a disfrutar. Ya me contarás...
¡¡Otro abrazo fuerte para ti también!!
Jolín, Marian, eso de las joyitas literarias encontradas por casualidad es lo más, es de esos premios que siempre buscamos pero pocas veces tocan, pero cuando te sucede reafirma, apuntala, tu amor por los libros y hace que te consideres afortunada por el mero hecho de ser lectora y disfrutar con esas experiencias.
ResponderEliminarLa verdad es que te has marcado dos reseñazas, se ha notado tu entusiasmo sin duda, pero además has dicho mucho y muy bien en pocas líneas y dan ganas de salir a por estos libros según has plasmado tus impresiones.
Es curioso, tanto Santiago Pajares como Sara Jaramillo son del 79.
Respecto al libro de Sara Jaramillo y su experiencia real con sicarios por medio, me ha recordado mucho a un libro espectacular y brutal; “El arma en el hombre” del salvadoreño Horacio Castellanos Moya, sobre un soldado profesional de la guerrilla centroamericana que, una vez disuelto su escuadrón…, se hace sicario porque lo único que sabe hacer es matar, y necesita un “oficio” para seguir comiendo y durmiendo bajo un techo, brutal, ya te digo, por el blog lo tengo.
Un beso!!
¡Hola Paco!
Eliminarpues sí, encontrar esas pequeñas joyitas literarias es genial, el summum de cualquier buen lector y más para mi, que no sabes la de libros que empiezo y abandono, porque me cuesta engancharme, me cuesta mucho quedar atrapada en un libro.
Se trata de eso de transmitir la pasión y dar ganas de leerlo, que es algo fácil cuando una novela te ha gustado.
No sabía que Pajares era también del 79, curioso, sí, ¡gracias por el dato!!
Respecto al libro de Sara, es verdad que ella no tuvo relación ni que ver co sicario, ella era muy pequeña (11 años) y solo sabe que su padre se despidió de ella un buen día y nunca más le volvió a ver,
¿Sabes? igual me animo a leer el libro que dices que es brutal y espectacular (dos palabras que me incitan mucho a leer algo cuando alguien los describe así), ¡gracias por la recomendación y por tus palabras!
Un beso!!
Hola, Marian. Yo también leería las dos y de momento me las llevo anotadas. Conocía el libro de Sara Jaramillo pero el otro ha sido una noticia para mi. Gracias por descubrírmelos y por tentarme.
ResponderEliminarBesos y felices lecturas.
¡Hola Carmen!
Eliminarpues genial que te lleves ambas. Se suele conocer más el de Sara Jaramillo, ya que el otro es más antiguo, pero me encanta haberlo descubierto ¿Cuántos libros habrá escritos hace tiempo y que sean una maravilla aún por descubrir?
Besos para ti y felices lecturas para ti también
Muy buenas. Qué tal por aquí? Ya estoy de vuelta por estos lares.
ResponderEliminarLos dos se ven interesantes, pero entre la ficción y lo autobiográfico me suelo quedar siempre con la ficción, que me evade más fácilmente. Aunque como digo, los dos parecen lecturas de estas que dejan huella.
Un beso ;)
¡Hola Ray!!
Eliminarque bien tenerte por aquí de nuevo... Yo también soy más de ficción, de hecho no leo biografía, pero este libro está escrito a modo de novela de ficción, solo que es real porque todo ocurrió de verdad. Pero cualquiera de las dos son buenas novelas y merecen mucho la pena
Un beso
Me llama más la atención La lluvia de Ionah. Quizá me anime con ella.
ResponderEliminarUn beso,
Genial, Natalia. A ver que te parece si te animas
EliminarBesos
Nunca he sido de novelas de personajes, pero últimamente siento que estoy cambiando de gustos. En principio no me llamarían las obras que nos traes, pero me las llevo apuntadas las dos. Me gustan tanto los temas que tratan como la prosa. Además, me interesa cuando un libro, sin ser biográfico, narra hechos reales. Los tendré en cuenta, gracias por la entrada^^
ResponderEliminar¡Hola!
Eliminargracias a ti por pasarte y comentar. Te diré que siempre me dices lo mismo, pero nunca he entendido exactamente a que te refieres con una novela de personajes. Todas las novelas tienen personajes, ¿no? ¿te refieres a muchos o a pocos personajes? ¿qué tipos de novelas lees entonces?
Besos