Conoce a Dewey leemáslibros, el gato que inspiró el título de mi blog


27 de noviembre de 2021

Reseñas 2x1: “PAN DE LIMÓN CON SEMILLAS DE AMAPOLA” de Cristina Campos y “LA BESTIA” de Carmen Mola

Cubierta de la novela de Cristina Campos, realista, suspense
“Las dos hermanas se durmieron casi al mismo tiempo; sin embargo, antes de eso y como si por algún misterioso motivo sus pensamientos pudieran entrelazarse, pensaron la una en la otra y las dos recordaron las tardes de su niñez en la cocina de la abuela Nerea, rallando limones, sacando las semillas de las amapolas y con las palmas de las manos cubiertas, siempre, de harina… "



Cubierta de la novela de Carmen Mola, suspense, thriller
“Las niñas no saben su nombre, pero le llaman la Bestia, como hacen en los barrios de más allá de la Cerca donde actúa. Aparte de que no se trata de ningún animal, poco más saben de él: que viste siempre de negro; que es un gigante que mide más de dos metros; que su cara está quemada y su piel rosácea refulge encarnada a la luz de los candiles que cuelgan de las paredes; que todas las tardes se desnuda y se golpea a sí mismo con un látigo hasta que cae rendido sobre el charco de su propia sangre.

Después saca a una de las niñas de su celda y la obliga a curarle las heridas. Ya no temen una violación o que les pegue, como les pasaba al principio; se han acostumbrado al ritual ”

10 de noviembre de 2021

Reseñas 2x1: “LA PERRA” de Pilar Quintana y “CADÁVER EXQUISITO” de Agustina Bazterrica

Cubierta de la novela de Pilar Quintana, realista, autora colombiana, Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana 2018
“—Esta mañana la encontré ahí, patas arriba —dijo doña Elodia señalando un lugar en la playa donde se juntaba la basura que el mar traía o desenterraba: troncos, bolsas plásticas, botellas.
—¿Envenenada? —Yo creo. —¿Qué hicieron con ella? ¿La enterraron? Doña Elodia dijo que sí con la cabeza:
—Mis nietos. —¿Arriba en el cementerio?
—No, aquí nomás en la playa.

Muchos perros del pueblo morían envenenados. Alguna gente decía que los mataban aposta, pero Damaris no podía creer que hubiera personas capaces de hacer algo así y pensaba que los perros se comían por error las carnadas con veneno que dejaban para las ratas o a las ratas que estando envenenadas eran fáciles de cazar. "



Cubierta de la novela de Agustina Bazterrica, distópica, canibalismo humano
“—¿Comió algo vivo alguna vez?
—No.
—Hay una vibración, un calor pequeño y frágil que lo hace particularmente delicioso. Arrancar una vida a bocados.

Es el placer de saber que, gracias a tu intención, a tu accionar ese ser dejó de existir.

Es sentir cómo ese organismo complejo y precioso expira poco a poco, pero que, al mismo tiempo, comienza a formar parte de uno. Para siempre. Ese milagro me fascina. Esa posibilidad de unión indisoluble”

1 de noviembre de 2021

Reseña Exprés: “EL DESEO DE LOS ACCIDENTES” de Rafael Caunedo.

Cubierta de la novela de Rafael Caunedo, policial, psicológica, suspense
Ese momento en que la masa se concentra, el calor humano se condensa, la tensión se acumula y los nervios comienzan a desatarse es cuando los antidisturbios deben estar más alerta. La chispa puede saltar en cualquier momento. Un empujón. Un mal gesto. Un roce inoportuno. Una mirada equivocada. Todo era susceptible de iniciar la bronca. La masa, espoleada por el alcohol en un gran número de sus integrantes, es imprevisible.

Nunca en sus años como policía se había llegado a cuestionar las motivaciones de la gente, ni las razones que llevaban a las personas a comportarse como salvajes amparados por la masa. Aquel día, allí plantada, miraba el desfile de hinchas turcos mientras reflexionaba sobre ello. Y eso, según lo que aprendió en la academia, era algo que jamás debía ocurrir. «No pienses en las razones; piensa en las órdenes», era el lema favorito de su instructor

27 de octubre de 2021

“UN PAÍS CON TU NOMBRE” de Alejandro Palomas

Cubierta de la novela de Alejandro Palomas, realista, amor a los animales
Somos países sin nombre. El nombre está, siempre estuvo ahí, pero lo olvidamos demasiado pronto y nos pasamos la vida intentando recordar. Y eso cansa, cansa mucho. A veces nos parece haberlo soñado. Luego, durante la vida hay instantes de lucidez que nos desarman y en los que de nuevo recordamos.

Son los momentos de las grandes muertes, esos impactos que marcan un gran antes y un después aún mayor y que nos dejan desnudos y nos obligan a mirarnos sin el filtro de lo aprendido, momentos en que, si cerramos los ojos, nos atrevemos a ver lo que somos: un país pequeño y asustado que busca su nombre, su contraseña, su entraña