Pasaje destacado
"Fuerzan la cerradura con facilidad y el portón se abre, mostrando no un dantesco nudo de cuerpos agonizantes, como temía Ferrán, sino una imagen mucho más serena: la gran caja está por completo vacía, salvo por una persona tumbada de costado y en postura fetal justo en el centro. Es una mujer de piel muy blanca con un vestido negro de tirantes. El pelo, corto, tupido y muy oscuro, deja ver un perfil afilado. Está descalza. Si no te fijas en la cinta adhesiva que le cubre la boca ni en las bridas que le sujetan muñecas y tobillos, se diría que está durmiendo plácidamente, una perla en su concha metálica a la luz aguada del amanecer.
Un mosso se inclina sobre ella y dictamina, “respira”. Si el guardia nocturno no fuera un neurótico, si su amigo no le hubiera recomendado adoptar un perro, si no hubieran pasado exactamente por esa esquina de la terminal, si Julieta no hubiera sido una profesional tan excelente, quizás nunca habrían encontrado a la mujer, o no con la suficiente rapidez. Insensatas constelaciones nos marcan la vida."
Un mosso se inclina sobre ella y dictamina, “respira”. Si el guardia nocturno no fuera un neurótico, si su amigo no le hubiera recomendado adoptar un perro, si no hubieran pasado exactamente por esa esquina de la terminal, si Julieta no hubiera sido una profesional tan excelente, quizás nunca habrían encontrado a la mujer, o no con la suficiente rapidez. Insensatas constelaciones nos marcan la vida."