“No estábamos dentro, en realidad. Éramos los espectadores de una obra teatral. Estábamos viendo cómo se desarrollaba la historia ante nuestros ojos.
O éramos actores: mientras nos llegaba el momento de regresar a casa, seguíamos la corriente a los que nos rodeaban y fingíamos ser como ellos.
No éramos buenos actores. Nunca llegamos a meternos de verdad en el papel. Nunca nos olvidamos de que estábamos actuando"
O éramos actores: mientras nos llegaba el momento de regresar a casa, seguíamos la corriente a los que nos rodeaban y fingíamos ser como ellos.
No éramos buenos actores. Nunca llegamos a meternos de verdad en el papel. Nunca nos olvidamos de que estábamos actuando"
La obra más famosa de Butler, aclamada por la crítica, cuenta la historia de Dana, una joven negra que de repente e inexplicablemente es transportada desde su hogar en la California de los 70 hasta la Guerra Civil del Sur. Mientras viaja en el tiempo entre ambos mundos, uno en el que es una mujer libre y otro en el que forma parte de su propia y complicada historia familiar en una plantación del sur, se enreda aterradoramente en la vida de Rufus, un conflictivo esclavista que es a la vez un antepasado de Dana, y en las vidas de las muchas personas que están esclavizadas por él.
“Una neblina pasó por el frente, nos cubrió y, cuando se deshizo, estábamos en el borde del precipicio. El abismo nos llamaba, nos jalaba. Yo le ofrecía a Paulina para apaciguarlo y él se la devoraba, pero no era suficiente y ahora me quería también a mí.
Yo me resistía con todas mis fuerzas, tratando de que se rompiera el hilo que desde abajo, entre las hojas secas, todos mis muertos, tiraba de mí.
Entonces el abismo, como no lograba hacer que me lanzara ni podía devorarme, se me metía por los ojos, una cosa deliciosa y horrible, una bolita saltarina en la barriga y una náusea asquerosa y pestilente, hasta quedar bien sepultado dentro de mí.”
Yo me resistía con todas mis fuerzas, tratando de que se rompiera el hilo que desde abajo, entre las hojas secas, todos mis muertos, tiraba de mí.
Entonces el abismo, como no lograba hacer que me lanzara ni podía devorarme, se me metía por los ojos, una cosa deliciosa y horrible, una bolita saltarina en la barriga y una náusea asquerosa y pestilente, hasta quedar bien sepultado dentro de mí.”
Claudia vive con sus padres en un apartamento invadido por plantas que se estiran para tocarla. Como todas las familias, la suya contiene una crisis, y solo hará falta que algo o alguien llegue a detonarla. Cada quien tiene un punto de quiebre en la infancia, y Claudia, la protagonista de esta historia, narra, desde la expectación y la mirada aguda de cuando fue una niña, los hechos que abrieron las grietas por donde se colaron los peores temores, aquellos que son irreversibles y empujan al borde del precipicio.