Conoce a Dewey leemáslibros, el gato que inspiró el título de mi blog


9 de julio de 2017

"LA CASA ENTRE LOS CACTUS" de Paul Pen y una familia perfecta... ¿o tal vez no?



“Papá detuvo el vehículo frente a la casa. Era la única vivienda levantada hasta donde alcanzaba la vista.

Durante el crepúsculo, cuando la fachada adquiría la misma tonalidad morada que el resto del terreno, parecía camuflarse y desaparecer entre los cactus.
Como si no existiera.


Papá bajó de la camioneta y la cerró con un portazo. Las niñas trotaron hacia él. Lo abrazaron por la cintura, en una pierna cada una.”
En algún momento de los años sesenta, en algún lugar del Desierto de Baja California (México), emerge como salida de la nada, una casa rodeada de rocas y cactus. Alberga una modélica familia, o al menos eso es lo que aparentan ser: el matrimonio formado por Elmer y Rose que un día decidieron alejarse del mundanal ruido para criar y "cultivar" a sus hijas en la casa entre los catus.
O a lo mejor lo increíble es que los humanos nos apelotonemos en ciudades. Que vivamos puerta con puerta, sin espacio. Que todo el mundo se meta en los asuntos de todo el mundo cuando tenemos este espacio libre a nuestra disposición para vivir más libres y tranquilos. Sin dar explicaciones a nadie de nada. Hace mucho, antes incluso de tener a las niñas, mi marido y yo nos cansamos de la vida acelerada y decidimos dar a las niñas una vida mejor. Una vida más real. Más tierra y menos asfalto.

Todas ellas tienen nombres de flor: Iris la mayor (16 años), Melissa, y las gemelas Dahlia y Daisy, sin olvidarnos de Edelweiss que ahora está muerta y enterrada en el desierto.

No están acostumbrados a recibir visitas, tan solo la maestra que les da clases va por allí una vez a la semana. Por eso, la llegada inesperada de Rick, un apuesto excursionista que parece buscar únicamente refugio y cobijo, produce un gran revuelo entre las chicas.
Como si la visita de un desconocido fuera un suceso normal y no algo que ocurría por segunda vez desde que Melissa recordaba. Y en aquella otra ocasión sólo mamá y papá atendieron al sacerdote que ofició en español una misa por Edelweiss.

En contra de sus deseos, Elmer y Rose, no pueden evitar que el muchacho se quede a pasar la noche y pronto descubrirán que no es quien dice ser, y que su estancia allí quizás no sea un hecho fortuito, una mera casualidad y deciden desenmascararlo, sin sospechar que tal vez el destino les termine desenmascarándoles a ellos, sacando a la luz secretos inconfesables del pasado, verdades, mentiras, injusticias cometidas. Y se preguntarán...

¿De verdad todo vale al pretender evitar la destrucción de tu idílica familia?

29 de junio de 2017

“LA MUJER DE LA LIBRETA ROJA” de Antoine Laurain, ¿destino o casusalidad?


“Laurent continuaba sentado en el suelo, rodeado de objetos, sumido en la lectura de la libreta Moleskine roja que contenía los pensamientos de la desconocida a lo largo de decenas de páginas, a veces tachados, subrayados o en mayúsculas.

La caligrafía era elegante y ligera. Debía de haberlos escrito por capricho, seguramente en terrazas de cafés o durante trayectos en metro.

Laurent estaba fascinado por aquellas reflexiones que se sucedían, aleatorias, conmovedoras, alocadas y sensuales”
Laure es víctima de un atraco una noche cuando regresaba a casa. Un desconocido le arrebata su bolso malva y al resistirse, ella se golpea en la cabeza.
El bolso ya no estaba allí. Estaba lejos, en las calles, arrebatado, volando en brazos de aquel hombre que había huido corriendo, que lo abriría y encontraría sus llaves, su documentación y sus recuerdos. Toda su vida. Sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas ardientes. El miedo, la desesperación y la ira se entremezclaban con el temblor de las manos. 
Despierta del coma unos días después, sin sospechar que un desconocido lo ha encontrado, ha hurgado en sus retazos de vida y ha intentado por todos los medios dar con ella.
Un hombre no hurga en el bolso de una mujer; hasta las tribus más primitivas debían de obedecer esa regla ancestral. Seguro que los maridos en taparrabos no estaban autorizados a buscar una flecha envenenada o una raíz que mordisquear en el bolso de piel curtida de sus esposas. Laurent nunca había abierto el bolso de una mujer y nunca habría imaginado que pudiera tener tantos recovecos. Era más complicado que diseccionar un pulpo. 
Y es que desde que Laurent Letellier, librero de Le Cahier Rouge, se ha erigido como el guardián temporal de ese bolso abandonado encontrado en la calle, su única ilusión y propósito ha sido buscar a su dueña. A la dueña de todos los efectos personales que hay dentro, pero sobre todo de la libreta roja, escrita con sus gustos, deseos y miedos.
Había abierto una puerta que conducía al espíritu de la mujer del bolso malva, y aunque no era del todo apropiado leer las páginas de la libreta, no podía soltarla. Se acordó de una cita de Sacha Guitry: "Mirar a alguien que duerme es como leer una carta dirigida a otro"
 Ningún documento que la pueda identificar, tan sólo sus pertenencias.
¿Cómo sería aquella Laure a quien le gustaba comer en un jardín, le daban miedo las hormigas rojas, soñaba que hacía el amor con su animal de compañía transformado en hombre, llevaba un pintalabios de color coral y tenía un libro dedicado por Modiano? Laurent se encontraba ante una mujer rompecabezas.

¿Conseguirá Laurent encontrarla y devolverle el bolso malva con sus cosas?

20 de junio de 2017

DOS DE SUSPENSE: "NO APAGUES LA LUZ" de Bernard Minier y "ENCUÉNTRAME" de Gilly Macmillan


De las profundidades de la noche y del sueño ascienden voces que no querríamos oír nunca. 

Son como recordatorios de los miedos de la infancia, cuando, una vez apagada la luz y cerrada la puerta, cada objeto de la habitación, cada forma podía convertirse en monstruo; cuando, desde nuestra cama (ese barco salvavidas cercado por las olas inquietantes de la noche) éramos dolorosamente conscientes de nuestra vulnerabilidad y de nuestra pequeñez.

 Esas voces nos recuerdan que la muerte forma parte de la vida y que la aniquilación nunca queda lejos”
Christine Steinmeyer, una conocida locutora de radio recibe el día de Navidad una carta sin firmar de alguien que dice querer suicidarse, pidiéndole ayuda. En un principio piensa que puede ser o bien una broma de mal gusto, o un error en el destinatario, es decir, que no vaya dirigido a ella. Pero poco después, un desconocido la llama en directo a la emisora acusándola de ser una asesina, de haber dejado morir a una persona. A partir de entonces todo se le complica, su vida se vuelve un infierno y el mundo se vuelve contra ella. De la noche a la mañana lo pierde todo: su novio, su perro, su trabajo, sus amigos. Christine está sola.

Por otra parte, el comandante Martin Servaz vive su baja laboral en un centro para policías deprimidos. Tiene 40 años, está divorciado, y adora la música clásica (amante de Mahler por encima de todas las cosas) La única persona que lo visita es su hija y allí dispone de todo el tiempo del mundo para recordar los hechos que le llevaron a su situación actual.
Se trataba de policías que, después de pasar años frecuentando las orillas de lo inmundo, habían acabado desmoronándose. Que ya no soportaban seguir siendo tratados día tras día de maderos, de pasma, de perros, de sicarios, de canallas. La mayoría de los que estaban allí se habían metido el cañón de su arma de servicio en la boca al menos una vez.
Un día, Servaz recibe una carta con la llave de una habitación de hotel en la que hace un año una artista conocida se suicidó y empieza a investigar por su cuenta, hasta que su camino se cruza inevitablemente con el de Christine.

¿Quién pone tanto empeño en destrozarle la vida a Christine? ¿Porqué?



“Un secuestro se puede producir por muchas razones, incluyendo el deseo de poseer al niño, la gratificación sexual, un objetivo económico, una forma de castigo o el deseo de matar.

Las investigaciones indican que cuando el menor es asesinado, la motivación puede ser: la emoción, porque el secuestrador busca vengarse de la familia; el impulso sexual, porque el agresor busca una gratificación sexual con la víctima; o el beneficio económico en los casos en los que se pide un rescate.”
Benedict Finch pasea tranquilamente con su madre y su perro por el bosque, una tarde cualquiera de domingo. Rachel Jenner nunca hubiera imaginado que su hijo pudiera desaparecer en un abrir y cerrar de ojos por un pequeño descuido de ella, por dejarle volar un poco.

A Ben y a su perro parece que se los hubiera tragado la tierra y encima Rachel se siente tan culpable… Todos, los medios de comunicación y hasta su propia familia, parecen señalarla con el dedo, haciéndola sentir una mala madre. ¿Se tratará de un secuestro? ¿De un asesinato? 
Nosotros no somos quienes creemos, ¿lo son los demás? Si el riesgo de que los demás nos juzguen mal es tan grande, ¿cómo podemos estar seguros de que la opinión que nos forjamos de alguien tiene algo que ver con la persona que realmente hay en el fondo? ¿Deberíamos confiar en alguien solo porque sea una figura de autoridad o un miembro de nuestra familia? ¿Nuestras amistades y relaciones personales tienen verdaderamente una base sólida?
El inspector James Clemo (Jim) forma parte del equipo de policías encargado de solucionar el caso y comprobar las pistas y los sospechosos que van surgiendo: gente cercana al entorno de Ben, de su colegio, sus amigos, o incluso dentro del propio círculo familiar. Cualquiera puede ser el culpable, no se puede descartar a nadie.
Estábamos en ese punto en el que el caso se apodera de ti: es agotador, pero es adictivo y nunca tienes suficiente. Los nervios están a flor de piel y te alimentas básicamente de adrenalina y cafeína. Es difícil hacer nada normal porque siempre tienes el caso en la cabeza. Es como una droga.

14 de mayo de 2017

“MUJER BAJANDO UNA ESCALERA” de Bernhard Schlink


“Una mujer baja una escalera. El pie derecho se apoya en el último escalón, el izquierdo aún toca el escalón superior, pero ya se prepara a dar el siguiente paso.

La mujer está desnuda, su cuerpo es pálido, el vello del pubis y el cabello son rubios y el cabello brilla al resplandor de una luz.

Desnuda, pálida, rubia... Ante el fondo gris verdoso de una escalera y unas paredes difusas, se presenta al observador con una levedad en suspenso. Al mismo tiempo, con sus piernas largas, sus caderas redondeadas y plenas y sus firmes pechos tiene un peso sensual”
Un pintor (Karl Schwind), su obra ("Mujer bajando una escalera"), el dueño de la obra (el millonario Peter Gundlach) y La Mujer que baja la escalera (Irene Gundlach) son los personajes principales de esta novela narrada por el abogado mediador en el conflicto que propicia dicho cuadro.

Es, al observarlo en un museo de Sidney, cuando al narrador le van surgiendo en su mente las imágenes de todo lo ocurrido décadas atrás y el litigio en el que se vio envuelto por aquel entonces. Y empieza a recordar como…

La discordia surge cuando Karl le pide permiso a Peter para fotografiar su obra y éste se niega. ¿Qué motivos podía tener para negarse? Muy probablemente por rabia y celos, y ¿por qué? Muy sencillo: porque Irene abandonó a su marido y se fue a vivir con el artista, la típica historia: pintor pinta chica desnuda, se enamoran y acaban juntos.
No me deja. Dice que a él no le importa ese pequeño desperfecto, que no quiere que yo entre en su casa y que el cuadro no sale de allí

Cuando Karl consigue por fin ver su cuadro, comprueba que está dañado y entonces pretende restaurarlo.
Parece como si él le hubiera pasado un mechero por encima. Es mi cuadro. Tuve que venderlo y ahora está colgado en su casa, pero es mi cuadro. Quiero restaurarlo

Y lo restaura una y otra vez porque después vuelve a estar dañado una y otra vez. Y es que así son los triángulos amorosos (al que se une el propio abogado, siendo tres los hombres enamorados de la misma mujer) amor, odio, envidia, rencor…
Ha vuelto a dañar el cuadro. Trabajé durante dos días en la pierna y al tercer día, cuando iba a terminarlo, encontré una gota de ácido en el pecho izquierdo. El color se ha desteñido, la pintura ha saltado, se han formado ampollas

La disputa finaliza cuando Irene descubre un contrato de intercambio del que ella forma parte cual mera mercancía (su exmarido le devuelve al pintor su cuadro si éste le devuelve a su mujer), un simple trofeo y le propone al narrador huir con él y el cuadro. El muy iluso se lo cree y ella se va sola dejándoles a todos plantados y con un palmo de narices.

¿Volverán a encontrarse los cuatro algún día? ¿Que será de la enigmática Irene ?

10 de mayo de 2017

“EL DÍA QUE SE PERDIÓ LA CORDURA” de Javier Castillo, un thriller con toques románticos


“Llevo más de dos horas conduciendo hacia el fin. Hacia mi final. Mirando atrás, no me arrepiento de ninguna de las decisiones hasta llegar aquí, hasta este mismo momento.

Creo que nadie debería arrepentirse de sus decisiones. Debe aceptarlas, vivirlas, pedir perdón cuando proceda, pero nunca arrepentirse. La vida se compone de momentos fútiles, insignificantes decisiones tomadas por tu yo particular en cada instante, de manera más o menos meditada, pero siempre es uno quién las toma.

Nadie toma las decisiones por uno. Nadie me ha obligado a hacer lo que voy a hacer, pero sí se han dado las circunstancias adecuadas para que mi yo, mi ser, decida acabar con todo hoy”
El día que se perdió la cordura no fue el día en el que la policía detuvo a un hombre desnudo por el centro de Boston un 24 de diciembre, con una cabeza ensangrentada en la mano, no…
Camino por la calle tranquilo, con la cara desencajada y la mirada perdida. Todo parece que va a cámara lenta. Miro hacia arriba y veo cuatro globos de color blanco alzarse alejándose hacia el sol. Mientras ando escucho gritos de mujeres y noto cómo la gente a lo lejos no para de mirarme. A decir verdad, me parece normal que me miren y griten, al fin y al cabo, estoy desnudo, cubierto de sangre y llevo una cabeza entre mis manos. La sangre ya está casi seca, aunque la cabeza aún sigue goteando lentamente. Una mujer se ha quedado paralizada en mitad de la calle al verme. Casi suelto una carcajada al ver cómo se le cae la compra al suelo
La cordura se perdió diecisiete años atrás, en Salt Lake, cuando la familia de Steven (su mujer Kate, y sus dos hijas, Amanda y Carla) acude allí como cada verano a pasar unos días de vacaciones. Steven ya nunca podrá olvidar el día en el que lo perdió todo, y a todos, no solo a Amanda, desaparecida sin más de un día para otro.  
Porque ahí se originó todo. Justo el verano que llegué allí, se desencadenaron una serie de acontecimientos que dieron lugar, años más tarde, a que estemos tú y yo aquí esta noche, en Salt Lake.
Stella Hyden, experta en perfiles psicológicos del FBI, es la policía encargada de interrogar e investigar el conocido como el caso del “decapitador” en el centro psiquiátrico donde está recluido junto al director del centro, el doctor Jenkins.
Su mirada no denotaba arrepentimiento ninguno. Lo que más me ha inquietado, sin ninguna duda, ha sido esa maldita sonrisa
Cuando Jacob, que así se llama el susodicho presunto asesino, decide ponerse a hablar, le contará a Stella su sorprendente historia,  sobre cómo conoció a Amanda, su amada Amanda, su desaparición y de cómo ha intentado seguirle el rastro y lo que ha descubierto en el curso de todos estos años transcurridos desde aquel fatídico verano y de cómo y porque se ha convertido en un “decapitador”, o no…

¿Se conocerá algún día lo que le ocurrió verdaderamente a Amanda?

1 de mayo de 2017

"SERIE SEBASTIAN BERGMAN" de Michael Hjorth y Hans Rosenfeldt, thriller sueco a cuatro manos.


“Su comportamiento se parecía mucho a la forma de actuar de los asesinos en serie. Resultaba evidente que las consecuencias eran muy diferentes, pero la base era la misma: una infancia difícil con poca empatía y cariño, un gran déficit de autoestima y una enorme necesidad de parecer fuerte.

Y el incesante ciclo que pasaba por la fantasía, la ejecución y la angustia, como una rueda que nunca dejaba de girar.

El individuo necesitaba reafirmarse y concebía fantasías de control, que en su caso eran sexuales y en el caso del asesino en serie guardaban relación con la vida y la muerte de sus semejantes. Las fantasías se volvían tan potentes que al final resultaba imposible resistirse a ponerlas en práctica
En esta saga policiaca, la Unidad Nacional de Homicidios de Suecia, una unidad especial de la Policía Nacional constituída para ayudar a los cuerpos locales en la resolución de los casos más complicados de asesinato, deberá enfrentarse a varios crímenes y asesinos en serie.

Torkel, Billy, Vanja, Úrsula y Sebastian Bergman, un psicólogo criminalista con antaño renombre, pero acabado y hundido en la actualidad, que entrará a formar parte del equipo para ayudarles (y a veces complicarles) con sus conocimientos y experiencia en la resolución de los casos.

Según avanza la trama de las novelas que forman esta trilogía, iremos conociendo las circunstancias de la vida de cada uno de los personajes, sus situaciones personales, desavenencias entre ellos y el porqué de las mismas.

4 de marzo de 2017

BROOKLYN de Colm Tóibín, sobre la migración irlandesa años 50


“Eilis había supuesto que viviría en la ciudad toda la vida, como su madre, que conocería a todo el mundo, tendría los mismos amigos y vecinos, la misma rutina diaria en las mismas calles.

Esperaba encontrar trabajo en la ciudad y después casarse, dejar el trabajo y tener hijos.

Y ahora se sentía como si hubiera sido elegida para algo y no estaba en absoluto preparada, y eso, a pesar del miedo que la invadía, le provocaba un sentimiento, o más bien una serie de sentimientos, que creía debían de ser los que experimentaría cuando se acercara el día de la boda.”
Década de los cincuenta, Eilis Lacey vive en un pueblecito irlandés (Enniscorthy, Condado de Wexford) con su madre y su hermana Rose. Necesita encontrar trabajo para ayudarlas con los gastos y por eso, cuando el padre Flood, un viejo conocido de la familia se lo consigue, Eilis no duda en aceptar. Aunque todo parece perfecto hay una pequeña pega: tendrá que dejarlo todo para irse a Brooklyn, uno de los distritos más poblados de Nueva York, y allí empezar una nueva vida sola, en una ciudad desconocida de un país desconocido.

Empleada en unos grandes almacenes, estudiando contabilidad en sus ratos libres,  se irá adaptando a un nuevo clima, nuevas costumbres, nuevas amigas,  y conocerá a Tony, un italiano bien avenido del que se enamorará o creerá enamorarse.

Y cuando ya todo parece estar en su lugar, el destino empezará a hacer de las suyas y Eilis se verá obligada a regresar a su Irlanda natal.

¿Que le esperará a Eilis en Brooklyn? ¿Se arrepentirá de haberse marchado?

11 de febrero de 2017

“PATRIA” de Fernando Aramburu, la crónica de una muerte anunciada



“Les meten malas ideas y como son jóvenes, caen en la trampa.

Luego se creen unos héroes porque llevan pistola. Y no se dan cuenta de que, a cambio de nada, porque al final no hay más premio que la cárcel o la tumba, han dejado el trabajo, la familia, los amigos.

Lo han dejado todo para hacer lo que les mandan cuatro aprovechados. Y para romperles la vida a otras personas, dejando viudas y huérfanos por todas las esquinas.”
Esta es la historia de dos familias vascas durante más de 30 años, que fueron una vez vecinas y amigas inseparables, que tiempo después se vieron enfrentadas y separadas por el terror etarra. La una víctima, la otra verdugo, en bandos distintos, unos que mueren y otros que matan.

La de Bittori, ha sufrido el asesinato de su marido, el Txato, a manos de la banda armada. Un empresario guipuzcoano que pagaba religiosamente el impuesto revolucionario hasta que dejó de hacerlo, cuyo único delito fue proporcionar puestos de trabajo en el pueblo, y no amilanarse ante las amenazas de ETA. En definitiva, un buen hombre.
ETA, organización armada para la revolución vasca, se dirige a usted para reclamarle la entrega de veinticinco millones de pesetas en concepto de aportación al mantenimiento de la estructura armada necesaria en el proceso revolucionario vasco hacia la independencia y el socialismo. De acuerdo con los datos reunidos por los servicios de información de la organización, etc.
Y la de Miren, que tiene a uno de sus hijos en la cárcel, Jose Mari, presunto autor de diversos asesinatos, que defiende orgullosamente la causa armada y es defendido igualmente por todos los suyos.
Unos hemos oído la llamada de la patria. Otros se dedican a llevar una vida cómoda y a pasarlo de puta madre. Supongo que siempre ha sido así. Unos se sacrifican, otros se aprovechan. -¿Quién hace vida cómoda? -Yo desde luego que no. -Hago programas de radio en euskera, escribo libros en euskera, ayudo a nuestra cultura. Es mi manera de aportar algo a nuestro pueblo, pero algo constructivo, sin dejar a mi paso un montón de huérfanos y viudas.
Un testimonio convincente de una época sufrida en España y Euskadi, que puede ayudar a comprender como se sentían  y vivían las familias extorsionadas y atemorizadas por los crímenes de esta organización terrorista. Un retrato fiel y cercano de la sociedad vasca durante esos interminables años del siglo XX.

¿Recuperarán algún día ambas protagonistas su antigua amistad perdida?

22 de diciembre de 2016

"TODO ESTO TE DARÉ" de Dolores Redondo


“Él mismo lo había experimentado, porque sabía que escribir surge de la necesidad humana, de la penuria del alma, de un hambre y un frío por dentro que sólo se calma, temporalmente, escribiendo.

Con la mirada perdida en la blancura de las hojas se preguntó en qué momento lo había descuidado, había olvidado que la escritura nace de la pura miseria, del dolor inconfesable, de los secretos que morirán con nosotros, porque la magia consistía en insinuarlos sin mostrarlos jamás, sin dejar que la desnudez del alma se convirtiese en pornografía de las emociones”
Suena el timbre de la puerta, hay dos policías en el rellano con cara de circunstancias, y ello no puede augurar nada bueno, seguro que son portadores de malas noticias. Y así es…,  Álvaro ha fallecido en un accidente de tráfico en Galicia, mientras él le creía en Barcelona.
Necesitaba calor para llorar, o al menos alguna clase de apasionamiento; el frío ártico que había inundado su casa le había congelado parcialmente el corazón. Habría deseado que lo congelara del todo, que el fantasma gélido que había invadido su hogar hubiera sido capaz de quebrar en su avance las fibras del músculo dudosamente útil que latía en su pecho.
Después de 15 años viviendo juntos, Manuel, un escritor madrileño conocido, pensaba que lo sabía todo sobre Álvaro, creía conocer a su pareja, pero nada más lejos de la realidad. Su muerte le ha convertido en heredero de una fortuna que desconocía y le ha presentado a su familia, una de las más importantes e influyentes de Galicia. Grandes terratenientes, ligados desde cientos de años atrás a los poderes de la Iglesia y con importantes títulos nobiliarios.
Porque en su puta familia no hay yonquis, ni puteros, ni violadores y, si los hay, procuran que las cosas se vean siempre desde el lado más bonito, y lo peor es que ni siquiera tienen que pedirlo; ha sido así durante siglos y así continúa. Son los Muñiz de Dávila, hay que hacerles el favor.
El caos se ha adueñado de su vida, pero a Manuel no le queda más remedio que  visitar a sus parientes políticos en As Grileiras, el pazo (ahora su pazo) en Lugo.
Se sentía casi enfermo y sabía que la razón que le sostenía, el pequeño y feroz cimiento que le sustentaba, era la ira. La sentía hervir en su interior a fuego lento, destilándose amarga por un alambique de frágil cristal que la condensaba en gotas de puro veneno que pugnaban por convertirse en el único alimento para su alma.
Todos le reciben con bastante hostilidad, todos salvo su cuñada Elisa y su nuevo sobrinito Samuel, con los que congenia desde el principio. Gota a gota le van llegando retazos desconocidos de la infancia y adolescencia de su marido, de la relación con sus padres y hermanos, del rechazo por parte de algunos a su condición sexual.

Nogueira, un exguardia civil ya retirado que vive en la zona, le explica a Manuel que quizás la muerte de Álvaro no haya sido un accidente y que tal vez pudiera estar relacionada con una serie de sucesos acaecidos en el pasado. Juntos empiezan a investigar, acercándose poco a poco a la verdad y en contra de todo pronostico, Manuel recupera la alegría de vivir y vuelve a centrarse en escribir su nuevo libro.
La confusión inicial, la sensación de descontrol que había experimentado en los primeros días, se veía ahora compensada por la indolente placidez que suponía aceptarlo, asumir que daba igual, porque Álvaro había arrastrado en su muerte cualquier sentido que hubiera podido tener diferenciar un día de otro. Asumirlo le proporcionaba paz, admitirlo suponía aceptar el vacío, abrazar la nada, una nada piadosa en la que podía vivir sin que el dolor le arrancase el alma a mordiscos.

¿Por qué razón Álvaro le habría ocultado todos los detalles más importantes de su antigua vida, de su familia?¿Es que acaso se avergonzaba de él?

8 de octubre de 2016

"TIENES HASTA LAS DIEZ" de Francisco Castro, miscelánea aderezada con intriga


“Aquí está todo lo importante, hijo mío. Las cosas que importan, las realmente importantes, están todas en estos libros que ves ahí.

Las que alimentan el corazón están ahí. Los viajes más hermosos, las aventuras más increíbles, las grandes pasiones humanas están todas ahí, en esos libros imprescindibles. Y son todos para ti.

Hoy, tanto tiempo después, al volver a traer a mi mente esas palabras sé, sin duda alguna, que era cierto lo que me decía y comprendo el sentido profundo de lo que quiso decirme”
Antonio Correa, el que ha sido hasta entonces director del diario Eco de Vigo, acaba de fallecer a pocos días de su jubilación. Ha sido algo totalmente inesperado para todos, incluso para su propio hijo, que ni siquiera sabía que su padre estaba enfermo.
En sus últimos años insistía mucho en eso y nos lo dijo a todos: que en cuanto se jubilase no se despegaría de los libros, de sus enormes bibliotecas, porque eran tantos los volúmenes que había atesorado durante su vida que los tenía repartidos entre la casa y el despacho. Eso era lo que quería para su jubilación: sumergirse en aquellos volúmenes que, gracias a él, alimentaron mi infancia de fantasía.
 En sus primeras horas de duelo, a Antonio hijo (Toni) no hacen más que venirle a la cabeza esos retazos inolvidables de su infancia acurrucado detrás de la montaña de papeles de su escritorio en la Redacción del periódico, tantas tardes felices de su niñez con él.

Al día siguiente del entierro, por más que Celia (su compañera en la editorial de la que también está enamorado) intenta disuadirle para que se quede en casa descansando, esforzándose por simular aparente normalidad, Toni acude como cada mañana al trabajo sin sospechar la cara que se le va a quedar cuando abra el correo electrónico.
Entonces, oí de la boca de Celia algo parecido a una exclamación. No sabría muy bien cómo describir aquel sonido. No era un grito, sino más bien como un chillido, un agudísimo, aunque terrible, temblor que le salía desde la garganta. Me giré al tiempo que terminaba de ponerme la chaqueta. -¿Qué te pasa? -Acaba de llegar un mail. -Sí, un mail, ¿y qué? ¿Qué pasa con ese mail? -Empecé a caminar hacia ella-. ¿Alguna mala noticia? -dije sonriendo-.  -Es un mail... -repitió Celia -Lo envía tu padre –afirmó
Y allí estaba…, un email escrito por su padre muerto o por alguien que le conocía bien, enviado ese mismo día que decía: “Hijo querido: tienes hasta las diez”, preludio de unos cuantos más que irán llegando con una serie de acertijos (como cuando era pequeño) para conducirle quién sabe a qué y con qué finalidad.
Ya lo conté antes: así era como mi padre me recompensaba cuando resolvía los enigmas que él me ponía. Que había una chocolatina como premio SOLO lo sabíamos nosotros dos. Era algo que hacía conmigo y solo conmigo, y nadie más que nosotros lo sabía.

¿Conseguirá Toni desentrañar los mensajes, las pistas, casar todas las piezas del puzzle y averiguar que pretendía con ello su padre?

2 de octubre de 2016

"EL TREN DE LOS HUÉRFANOS" de Christina Baker Kline, un viaje cargado de incertidumbre sin billete de vuelta.


“Siento que retrocedo a algún lugar interior. Me ha tocado una infancia lamentable, saber que nadie te quiere ni se preocupa por ti, estar siempre fuera de lugar.

Siento que tengo diez años más de los que tengo. Conozco demasiado; he visto lo peor de la gente, la gente más desesperada y egoísta, y este conocimiento me hace cauta.

Así que estoy aprendiendo a simular, sonreír y asentir, a mostrar una empatía que no siento.
Estoy aprendiendo a fingir, a parecer como todos los demás, aunque me siento rota por dentro"
El "Tren de  los huérfanos" narra la vida de dos niñas sin hogar que irán desfilando por varias casas de acogida y distintos padres adoptivos, en dos épocas bastante distanciadas en el tiempo.

Por una parte tenemos el hilo argumental en torno a Molly Ayer (2011), una adolescente que en la actualidad debe cumplir un servicio social por haber robado un ejemplar de Jane Eyre en la biblioteca de Spruce Harbor (Maine), ayudando a una anciana nonagenaria, Vivian Daly, a ordenar y revisar el trastero de su casa.

Y así, revisando y ordenando, ordenando y revisando, irán aflorando recuerdos, acontecimientos y pérdidas de una existencia que casi nunca fue fácil para ninguna de las dos.
Molly ha empezado a ver su trabajo en casa de Vivian bajo una luz diferente. Quizá no importa cuánto haga. Quizás el valor está en el proceso: en tocar cada objeto, en nombrarlo e identificarlo, en reconocer el significado de un cárdigan, de unas botas infantiles

Y por otra, la historia de Niamh Power en 1929, una irlandesa peliroja que después de haber perdido a casi toda su familia, viaja en el “tren de los huérfanos”. Un tren que traslada a los niños del “Socorro a la infancia” hasta Minneapolis en busca de un nuevo hogar, como si de simple mercancía o ganado se tratara.
Inspecciono mi reflejo en el espejo: es la primera vez desde que llegué a Minnesota que me miro en un espejo sin manchas ni desperfectos. Una niña que apenas reconozco me devuelve la mirada. Es delgada y pálida, de ojos apagados, con pómulos salientes, pelo rojo oscuro y apelmazado, mejillas agrietadas por el frío y nariz colorada. Tiene costras en los labios y un jersey raído y manchado de tierra

Durante las horas que pasan juntas, Vivian y Molly descubrirán que tienen muchas más cosas en común de lo que pensaban.

¿Conseguirá nuestra pequeña princesa irlandesa de Minnesota un hogar feliz, unos padres que la quieran, la cuiden y la respeten?

10 de septiembre de 2016

“LA ÚLTIMA NOCHE EN TREMORE BEACH”, de Mikel Santiago, ¿visiones, premoniciones, o una cruda realidad?



“Todo indica que realmente vives dentro de esas visiones.

Te mueves, caminas, incluso saltas colina abajo cuando crees que algo te va a atacar.

Es como si estuvieras viviendo tu sueño despierto. Como si llevases unas gafas de realidad virtual puestas.

Pero eso no cambia la función de ese sueño, ni tampoco la pregunta principal que has de hacerte: ¿por qué lo estás soñando?"
Peter Harper, un músico compositor de bandas sonoras recién divorciado que pretende recuperar su inspiración y creatividad ahora marchitas, acaba de alquilar una casita en un apartado y perdido rincón en la costa de Irlanda Tremore Beach, cerca de Clenhburran, un pueblo muy pequeño en el que nunca pasa nada, ¿o casi nunca?

Tiene por únicos vecinos a una curiosa pareja con la que desde el primer momento hace buenas migas, Leo y Marie Kogan. Una noche después de cenar con ellos de regreso a casa tiene un pequeño accidente en medio de una brutal tormenta y es alcanzado por un rayo.

Ese suceso lo cambiará todo, porque a partir de ese momento empieza a tener flashes de visiones atroces tremendamente reales en las que aparecen sus dos hijos Jip y Beatrice, de ocho y trece años, (que han venido a pasar unos días junto a su padre),  Judie Gallagher, (la dependienta de una pequeña tienda y dueña de un albergue en el pueblo) con la que Peter ha empezado una relación sentimental, los Kogan, e incluso él mismo. Todos muertos, asesinados.

Peter piensa que quizás se haya vuelto loco, esquizofrénico, o que el rayo le ha podido convertir en un perturbado mental. O tal vez tan solo sea sonámbulo, sueñe despierto, o sufra alucinaciones visuales producto de su imaginación. Aunque también es cierto que no puede ignorar el recuerdo de las visualizaciones que su madre y su abuela tenían en el pasado, y que en varias ocasiones llegaron realmente a suceder.
Indudablemente, el shock eléctrico causado por ese rayo está en la raíz de sus visiones. Actúa, a mi modo de ver, como un gran amplificador emocional. Quizá de una manera psicosomática.

¿Habrá heredado Peter el don de sus antepasados de presagiar el futuro, o será todo debido a las secuelas de la descarga eléctrica recibida?

28 de agosto de 2016

“ÉRAMOS MENTIROSOS” de E. Lockhart, un accidente, un secreto, mentiras y… una verdad espeluznante.


¡Bienvenidos a la hermosa familia Sinclair! Aquí no tenemos delincuentes. No tenemos adictos. No tenemos fracasados.

Los Sinclair somos atléticos, altos y guapos. Somos demócratas adinerados.

Somos los Sinclair.
No nos falta de nada.
No nos equivocamos.

Vivimos, al menos en verano, en una isla privada frente a la costa de Massachusetts.

Quizá no necesitéis saber nada más...
La narradora y protagonista de esta novela, Cadence, nos presenta de esta manera a los suyos. Ella es la nieta mayor del poderoso Harris Sinclair y heredera de la fortuna de esta  familia que se reúne todos los veranos en la isla Beechwood (Nueva Inglaterra), donde se alzan tres mansiones para cada una de las hijas del abuelo: Windemere para Cady y Penny (su madre), Red Gate para la tía Carrie y Cuddledown para la tía Bess.

Juntos pasan cada año unas vacaciones maravillosas de sol, baños de mar, cenas en el jardín, y confidencias en el tejado. Son siete primos, pero solo cuatro tienen una relación muy especial y se hacen llamar Los Mentirosos: Cadence, Mirren y Johnny, de su misma edad y Gat, el mejor amigo de Johnny que, pese a no ser un Sinclair, siempre regresa a la isla.
Somos mentirosos. Somo hermosos y privilegiados. Estamos agrietados y rotos. Siempre hemos sido nosotros cuatro, los Mentirosos. Siempre lo seremos. Da igual lo que ocurra cuando vayamos a la universidad, nos hagamos mayores o nos forjemos una vida; da igual si Gat y yo estamos juntos o no. Da igual adónde vayamos, siempre podremos sentarnos en fila en el tejado de Cuddledown y contemplar el mar. Esta isla es nuestra. Aquí, en cierto modo, somos jóvenes para siempre

Todo es idílico hasta el verano número quince, que marcará un antes y un después. La abuela ha muerto, el abuelo está desquiciado y las tías no hacen más que pelearse entre ellas por la suculenta herencia. Además, Cady sufre un accidente y se despierta tirada en la playa con una lesión cerebral traumática, que a partir de entonces le producirá unas terribles jaquecas. Y entonces, los Sinclair ya no serán perfectos, empezarán a equivocarse, a tener delincuentes, adictos y fracasados.

Ella no recuerda lo que realmente ha ocurrido y parece que todos han hecho un pacto de silencio para no contarle la verdad.
Necesito que me cuentes qué ocurrió antes del accidente. Y después. Siempre dices que no fue nada importante, pero algo debió de pasarme aparte de golpearme la cabeza durante un baño nocturno

El verano diecisiete la familia vuelve a reunirse, aunque las cosas ya no son como eran antes. Incluso Los Mentirosos han perdido la frescura e inocencia de antaño. Lo que callan parece ser más importante que lo que cuentan:  verdades a medias y un pesado e incómodo silencio.
El silencio es una capa protectora sobre el dolor

Cady intentará recuperar imágenes mentales, fogonazos de aquella tarde-noche fatídica y de esa“verdad”que le es esquiva y que todos le ocultan.

¿Qué ocurrió verdaderamente ese día? ¿Conseguirá recordarlo todo?