"En el crepúsculo todo habla: todas las cosas del universo lanzan su mensaje. Y esa elocuencia es contagiosa. Y fluye de una forma tranquilizadora durante las horas de la noche. Y todo cobra trascendencia. Y nada importa.
Pero la luz del amanecer se encarga de pasar la hoja. La claridad de la madrugada siempre es lánguida, sin brillo; y es por esa ausencia de destellos por lo que se ven las cosas con toda precisión, pues nada nos deslumbra. Entonces el mundo deja de parecer hermoso y limpio, porque esa luminosidad hace destacar lo feo, lo sucio, lo ajado, las arrugas profundas.
Normalmente, después, vuelven los destellos del sol para cegarnos, para actuar de photoshop y hacernos ver la vida con lustre. Pero hay mañanas en las que no da paso. Y esa era una de ellas".
Normalmente, después, vuelven los destellos del sol para cegarnos, para actuar de photoshop y hacernos ver la vida con lustre. Pero hay mañanas en las que no da paso. Y esa era una de ellas".