El deseo de matar, de comprender qué hay dentro de un cuerpo. De saciarse, de soñarse casado con una niña.
Era algo que no podía controlar, como un tic nervioso o un pensamiento del que no te puedes deshacer.
Cuando veía una niña, la imaginaba abierta en canal y a él mismo montando el cadáver. Intentó anular el deseo, frecuentó prostitutas adultas, pero era imposible.
Las primeras cinco niñas que asesinó en la carnicería le produjeron plenitud, le dejaron la sensación de que hacía algo sagrado
Era algo que no podía controlar, como un tic nervioso o un pensamiento del que no te puedes deshacer.
Cuando veía una niña, la imaginaba abierta en canal y a él mismo montando el cadáver. Intentó anular el deseo, frecuentó prostitutas adultas, pero era imposible.
Las primeras cinco niñas que asesinó en la carnicería le produjeron plenitud, le dejaron la sensación de que hacía algo sagrado
Serena Conti es una italiana que vive en Madrid con su marido Bruno, en los años 50. Cuando éste fallece en extrañas circunstancias, ella sorprendentemente se convierte en médium
Empezó a ver el fantasma de su marido y a comunicarse con él. Era raro el día en que Serena no se despertaba sintiéndolo a su lado, en la cama. Se trataba de un espíritu poco posesivo, que le pedía que aliviara el luto y que rehiciera su vida, por lo que no tardó en recuperar su apellido de soltera
Con el fin de poner a disposición de los demás su preciado talento, empieza a colaborar con la policía (concretamente con el comisario Roberto Iríbar) en la resolución de casos complicados, al ser capaz de comunicarse con los muertos.
De esta forma, descubren los restos de cinco cuerpos pertenecientes a unas niñas, antaño brutalmente asesinadas y deshuesadas por un carnicero que se dedicaba a despachar carne por el día y trocear chicas de noche y que consiguió huir de España sin que nadie le descubriera.
Pero en la misma casa, además de los huesos, también están sus fantasmas, que solo Serena podía visualizar. Para no sentirse tan sola, las adopta y se las lleva a vivir con ella, pasando a formar parte de su peculiar y fantasmal familia.
Formaban una extraña comitiva; Serena la encabezaba orgullosa y las niñas, invisibles para casi todo el mundo, avanzaban ebrias en un mundo solar por el que apenas se podían desenvolver. Desde ese día la italiana, cuya cordura ya estaba puesta en entredicho por muchos, afianzó su reputación de persona fuera de sus cabales. Se dejó llevar por un extraño instinto maternal y les hablaba en público, sin percatarse de que lo que sus ojos veían no podía verlo
En 1975, dos periodistas, Mariana y Adrián,sacan a la luz aquellos crímenes sin resolver y empiezan a investigar la casa encantada donde todavía habitan esas almas en pena y que ha permanecido cerrada e inaccesible desde la muerte de la madre (adoptiva).
Como es lógico, la casa de Serena no tardó en ganarse la fama de estar encantada. Se veían siluetas extrañas en las ventanas y los sirvientes contaban historias inexplicables
Por involucrarse demasiado, ambos empiezan a experimentar inquietantes sucesos paranormales que les aterran, como un mal de ojo del que no pueden librarse. Y es que parece que a ellos también les ha llegado el influjo y la maldición de la diosa Cibeles.
¿Sacarán algo en claro acerca del crimen de la carnicería, el asunto de la médium italiana y la casa encantada de Lagasca? ¿Que pasará con las niñas?