“La contienda pronto fue conocida como la «guerra biológica». Aquel conflicto había empezado para terminar de una única manera: acabar con toda la humanidad.
Según los científicos, dicha guerra no pasaría a los anales de la historia jamás, simplemente porque no quedaría nadie para contarla.
Permitieron crear nuevos genes programados en microorganismos infecciosos para aumentar así su resistencia a los antibióticos y su virulencia y alargar su permanencia en el medio ambiente, que era el principal escollo que había que salvar. Todo ello llevó a la creación de nuevas cepas de agentes biológicos.
La humanidad había cavado su propia tumba creando o resucitando a seres como aquéllos, que sin duda estarían esparcidos por el mundo, ajenos a cualquier pacto entre países, a cualquier paz”
Según los científicos, dicha guerra no pasaría a los anales de la historia jamás, simplemente porque no quedaría nadie para contarla.
Permitieron crear nuevos genes programados en microorganismos infecciosos para aumentar así su resistencia a los antibióticos y su virulencia y alargar su permanencia en el medio ambiente, que era el principal escollo que había que salvar. Todo ello llevó a la creación de nuevas cepas de agentes biológicos.
La humanidad había cavado su propia tumba creando o resucitando a seres como aquéllos, que sin duda estarían esparcidos por el mundo, ajenos a cualquier pacto entre países, a cualquier paz”
Puede que el mundo haya tocado fondo y en un barrio cualquiera, quizás los tres últimos habitantes de la ciudad o incluso del planeta, sobreviven como pueden: Patrick con su perro y sus vecinos de enfrente, Peter y su hija Ketty.
Quizá todo el puto mundo esté lleno de esa especie rara de zombis y hayamos dejado de ser la especie predominante para convertirnos en el plato especial de la casaPatrick y Peter fueron buenos amigos en un pasado no demasiado lejano, pero ahora, incluso en las extremas circunstancias que tienen que sufrir, no se tratan, ni siquiera se dirigen la palabra.
Y así, en el omnipresente infierno blanco de Maine, ambos por separado, lucharán por salir adelante teniendo que hacer frente a los dolorosos sucesos de sus vidas anteriores.
Una vez puesta en marcha la maquinaria del recuerdo, es imposible pararla; aunque los engranajes se encuentren herrumbrosos y viejos, y chirríen hasta hacer sangrar los oídos, y parezca que puedes meter una palanca y hacerlo saltar todo por los aires deteniendo el diabólico aparato.
¿Qué fue lo que les distanció? ¿Podrán olvidarse de las viejas rencillas del pasado y unirse para luchar contra los zombies, o continuarán alimentando rencores?