Conoce a Dewey leemáslibros, el gato que inspiró el título de mi blog


28 de agosto de 2016

“ÉRAMOS MENTIROSOS” de E. Lockhart, un accidente, un secreto, mentiras y… una verdad espeluznante.


¡Bienvenidos a la hermosa familia Sinclair! Aquí no tenemos delincuentes. No tenemos adictos. No tenemos fracasados.

Los Sinclair somos atléticos, altos y guapos. Somos demócratas adinerados.

Somos los Sinclair.
No nos falta de nada.
No nos equivocamos.

Vivimos, al menos en verano, en una isla privada frente a la costa de Massachusetts.

Quizá no necesitéis saber nada más...
La narradora y protagonista de esta novela, Cadence, nos presenta de esta manera a los suyos. Ella es la nieta mayor del poderoso Harris Sinclair y heredera de la fortuna de esta  familia que se reúne todos los veranos en la isla Beechwood (Nueva Inglaterra), donde se alzan tres mansiones para cada una de las hijas del abuelo: Windemere para Cady y Penny (su madre), Red Gate para la tía Carrie y Cuddledown para la tía Bess.

Juntos pasan cada año unas vacaciones maravillosas de sol, baños de mar, cenas en el jardín, y confidencias en el tejado. Son siete primos, pero solo cuatro tienen una relación muy especial y se hacen llamar Los Mentirosos: Cadence, Mirren y Johnny, de su misma edad y Gat, el mejor amigo de Johnny que, pese a no ser un Sinclair, siempre regresa a la isla.
Somos mentirosos. Somo hermosos y privilegiados. Estamos agrietados y rotos. Siempre hemos sido nosotros cuatro, los Mentirosos. Siempre lo seremos. Da igual lo que ocurra cuando vayamos a la universidad, nos hagamos mayores o nos forjemos una vida; da igual si Gat y yo estamos juntos o no. Da igual adónde vayamos, siempre podremos sentarnos en fila en el tejado de Cuddledown y contemplar el mar. Esta isla es nuestra. Aquí, en cierto modo, somos jóvenes para siempre

Todo es idílico hasta el verano número quince, que marcará un antes y un después. La abuela ha muerto, el abuelo está desquiciado y las tías no hacen más que pelearse entre ellas por la suculenta herencia. Además, Cady sufre un accidente y se despierta tirada en la playa con una lesión cerebral traumática, que a partir de entonces le producirá unas terribles jaquecas. Y entonces, los Sinclair ya no serán perfectos, empezarán a equivocarse, a tener delincuentes, adictos y fracasados.

Ella no recuerda lo que realmente ha ocurrido y parece que todos han hecho un pacto de silencio para no contarle la verdad.
Necesito que me cuentes qué ocurrió antes del accidente. Y después. Siempre dices que no fue nada importante, pero algo debió de pasarme aparte de golpearme la cabeza durante un baño nocturno

El verano diecisiete la familia vuelve a reunirse, aunque las cosas ya no son como eran antes. Incluso Los Mentirosos han perdido la frescura e inocencia de antaño. Lo que callan parece ser más importante que lo que cuentan:  verdades a medias y un pesado e incómodo silencio.
El silencio es una capa protectora sobre el dolor

Cady intentará recuperar imágenes mentales, fogonazos de aquella tarde-noche fatídica y de esa“verdad”que le es esquiva y que todos le ocultan.

¿Qué ocurrió verdaderamente ese día? ¿Conseguirá recordarlo todo?

23 de agosto de 2016

"PHOBIA" de Wulf Dorn, miedos, fobias y suplantación de identidades

“Ya he dado el primer paso, se repitió. Había llegado el momento de dar el segundo. Cerró los ojos un instante y se preparó para lo que estaba a punto de realizar.

Se repitió una vez más que su plan era correcto. No iba a cometer errores. Al contrario, lo que tenía pensado cambiaría el mundo.

No todo el mundo, eso era cierto, sino más bien un micromundo, pero... ¿no dicen los que saben que para alcanzar algo grande hay que empezar por algo pequeño?

Tenía miedo, pero eso estaba bien. El miedo lo espolearía. Sería su motivación. El miedo lo ayudaría a seguir adelante y completar su transformación”
Sarah sufre una fobia por la que tuvo que abandonar su trabajo de correctora de textos en una editorial. Miedos y más miedos que ni tan siquiera ella entendía, a no dar la talla, al fracaso y últimamente también a quedarse sola en casa con su hijo, sin su marido.
“Era el mismo miedo que le sobrevino tras su ascenso y se apoderó de ella volviéndola incapaz de abrir la puerta de su despacho, o de abrir la boca ante un grupo de compañeros de trabajo”

Una de esas noches en las que Stephen está de viaje de negocios, un hombre desconocido con la cara deformada llega a casa de los Bridgewater, haciéndose pasar por él. Ha venido en su coche, trae su maletín de trabajo, lleva puesta su ropa, se comporta exactamente como él lo haría y dice las mismas cosas que él diría. Pero no es Stephen.
“Lo más inquietante era su rostro, la expresión de su cara. Aunque... no, eso no es una cara. Es una caricatura. Una deformidad. ¡Dios! El rostro del desconocido estaba plagado de marcas y cicatrices que a la luz de la nevera aún abierta le conferían un aspecto ciertamente fantasmal”

Aunque no parece querer hacerles daño, ella se ve obligada a saltar desde una ventana para ir a pedir ayuda, porque teme por su vida y sobre todo por la de su hijo.

Pero a Sarah la policía no la cree y para colmo, el verdadero Stephen sigue sin aparecer, como si se le hubiera tragado la tierra.

Totalmente desesperada y sin saber ya qué hacer, un día se reencuentra con un antiguo buen amigo de la universidad, el psiquiatra el doctor Mark Behrendt, al que hace mucho tiempo que no ve y que también arrastra su propia fobia: su novia fue atropellada delante de sus narices sin que él pudiera hacer nada por evitarlo.

Mark ha regresado a Londres para asistir al entierro de su antiguo director de tesis, el doctor Otis. Juntos, él y Sarah  intentarán averiguar el paradero de Stephen, pero estarán solos en esto, ni siquiera la policía les ayudará.

¿Conseguirán desenmascarar al hombre de la cara marcada que está suplantando la personalidad del marido de Sarah? ¿Averiguar cuales son sus motivos? ¿Volverán a ver a Stephen con vida?