“Nada se parece a un buen filete de carne humana. Nada iguala esa sensación única de deglutir un trozo de alguien igual a ti.
Deberíais probarlo. Dejar a un lado ese absurdo prejuicio que las sociedades han construido a lo largo de los milenios.
Somos miles de millones los que poblamos este planeta. Carne erguida sobre dos piernas que siempre se desaprovecha. Y no una carne cualquiera, no...
Estamos construidos con el sabor más intenso, más sugestivo y más fascinante de los que jamás han sido concebidos
Deberíais probarlo. Dejar a un lado ese absurdo prejuicio que las sociedades han construido a lo largo de los milenios.
Somos miles de millones los que poblamos este planeta. Carne erguida sobre dos piernas que siempre se desaprovecha. Y no una carne cualquiera, no...
Estamos construidos con el sabor más intenso, más sugestivo y más fascinante de los que jamás han sido concebidos
Alicia, una mujer atractiva, inteligente y muy eficaz en su trabajo, regenta junto a su hermano Ismael (digamos el menos capaz de la familia y el típico cero a la izquierda), una galería de arte en la ciudad. Un buen negocio que además de servirles como tapadera, les permite de vez en cuando (no muy a menudo para no llamar demasiado la atención) hacer lo que más les gusta hacer: matar y comer carne humana.
Oculta al mundo que eres, desde que tuviste uso de razón, caníbal. Te comes a la gente. Le sonríes cordialmente y, después, te la comes sin experimentar remordimiento alguno. No deseaba otra cosa en la vida. Lo deseaba con fruición. Un gran filete tostado por fuera y crudo por dentro. Delicioso.
Como Centenario parece que no se quiere privar de nada, también tiene su asesino en serie, Víctor Soldado, que ya ha actuado en varias ocasiones y que planea matar también a Alicia. ¡Pobre chico! Se está metiendo directamente en la boca del lobo… Y además no sabe que el inspector Mario Monge, sospecha de él y de sus macabros planes para con la delicada e indefensa galerista.
Yo mato gente, ¿sabes? Chicas. Chicas delgadas, menudas, guapas y rubias como tú. De hecho, me encantaría matarte, Alicia. De hecho, me encantará matarte, Alicia. Te reservo para un momento selecto y primoroso. Eres demasiado bella, demasiado angelical como para desperdiciarte en un apresuramiento.
También hay un secuestro en el que participa Ismael, deseoso siempre de vivencias extremas y una pareja que demuestra su amor a bocados, con ofrendas de trocitos de ellos mismos para saciar su “hambre a borbotones".
Y enmedio de todo este elenco de circunstancias locas y descabelladas...
¿Podrá el inspector evitar lo que parece inevitable? ¿Cómo acabará todo?