Conoce a Dewey leemáslibros, el gato que inspiró el título de mi blog


31 de agosto de 2018

"INVISIBLE" de Eloy Moreno, una historia triste, dura, pero muy reveladora sobre el acoso escolar.



“Soy capaz de respirar debajo del agua todo el tiempo que quiera, de hecho creo que sería capaz de vivir bajo el agua si me apeteciera. 

Bueno, también tengo otros poderes, puedo oír cualquier conversación desde muy lejos, puedo ver perfectamente en la oscuridad; soy capaz de ir mucho más rápido que el resto de las personas. 

Pero a pesar de todos esos poderes los monstruos seguían allí, se iban pero volvían de nuevo, así que decidí buscar un nuevo poder, uno tan grande que no pudieran hacerme nada. Y finalmente lo encontré. 

—¿Cuál es ese poder? —Soy capaz de hacerme "invisible"
Érase una vez un muchacho "exinvisible" ingresado en un hospital por algo muy gordo que le ha pasado (exinvisible porque desde que ha despertado parece que ya es visible para todo el mundo).

Todavía no le ha contado a nadie que le ha ocurrido exactamente y tampoco todo lo que sufrió antes del accidente. Por eso, los padres deciden que una psicóloga le visite cada día para intentar averiguarlo.
Creo que lo mejor que puedo hacer es simular que soy alguien normal, muy normal. Porque a veces decir la verdad no es la mejor opción. Sobre todo si esa verdad es tan increíble que puede parecer mentira. Así que voy a mentir, bueno, no voy a mentir, pero no voy a contarle nada de lo que me ha pasado.
Ella le va tirando de la lengua y él niño va soltando y va soltando. Poco a poco la psicóloga se va enterando del horror, con horror de cuándo empezó a ser acosado por el chico de los nueve dedos y medio, porque la envidia es muy mala y el acosador, a pesar de ser el más mayor de la clase, el más alto, guapo y rico, en realidad lo único que desea es ser como el empollón exinvisible. También le cuenta que casi todos los compañeros le reían las gracias cuando le tiraba cosas a la espalda, le empujaba, se burlaba de él delante de todos, le cogía el bocadillo y se lo pisoteaba.
Cada día sabe que, al llegar al instituto, comenzarán los insultos, los empujones, las risas… actos que casi siempre ocurrirán con gente delante. Sabe también que, en cuanto se siente en clase, empezarán a tirarle objetos a la espalda. Hace tiempo que ya ni siquiera intenta esquivarlos, pues tiene la espalda tan llena de costras que apenas siente nada. 
Los que no se las reían, se convirtieron también en monstruos porque no le seguían el juego pero tampoco hacían nada por ayudarle, por defenderle, miraban hacia otro lado por miedo a represalias, a que el matón de turno cambiara de objetivo.
Es curioso y triste que haya tantos monstruos en esta sociedad, los que hacen y los que miran, los que ríen y los que graban el vídeo… 
Y como a fuerza de practicar y practicar consigue desarrollar sus superpoderes parecidos a los de los  superhéroes de los cómics que lee, incluso llegó a hacerse invisible a los ojos de todos, o más bien de casi todos, ya que a veces sus poderes no le funcionaban y él no entendía qué podía estar fallando.
¿Cómo te hiciste invisible? —Bueno, fue por casualidad, un día en el que había monstruos por todas partes, comencé a desear poder desaparecer de allí, me concentré, me acurruqué… y de pronto, cuando abrí los ojos me di cuenta de que los monstruos habían dejado de verme. Miraban a todos lados menos a donde yo estaba. Los tenía delante de mí, pero no me veían… Y se fueron sin saber que yo seguía allí. A partir de aquel día me he dedicado a mejorar mi técnica para poder desaparecer siempre que quiera.
Excepto la profesora de literatura que sí se da cuenta de todo e intenta de alguna forma ayudarle, ninguno de los mayores parecía enterarse de nada, ni sus padres, ni  los padres de sus amigos, ni los profesores, ni la directora del instituto que, aún siendo advertida de que algo puede estar pasando, se tapa los ojos, porque tan solo le importa el prestigio del centro.
Bueno —contesta aliviada la directora—, quizá no hay que darle más importancia, quizá solo son cosas de críos…, seguro que solo son tonterías.

¿Conseguirá la maestra protegerle de los monstruos? ¿Qué le ocurrió realmente al chico exinvisible, porqué está en el hospital?

24 de agosto de 2018

“GALA-DALÍ” de Carmen Domingo, “DALÍ-GALA” tanto monta, monta tanto.


“Cuando Gala lo conoció, Dalí era un guapo y atractivo joven que llevaba un clavel detrás de la oreja y que miraba atemorizado a las mujeres sin saber cómo dirigirse a ellas. Comía sardinas y se las ponía en el pelo y después olía muy mal, pero Gala supo de inmediato que lo hacía solo para provocar.

Qué sabrían ellos de locura. Salvador era alguien especial, muy especial, tanto que solo alguien como él cuando hablaron de la locura fue capaz de contestar algo que lo acercaba a los genios: «La diferencia entre un loco y yo es que yo no estoy loco».

Y era cierto. Gala había entendido de inmediato cuál era su «locura», era su obsesión por la pintura, por el detalle, por que uno no puede pintar los sueños solo con grandes brochazos, tiene que detallarlos al máximo, y que todo eso estaba metido en su cabeza, solo había que ayudarle para que lo dejara salir, para que la belleza quedara atrapada en todos y cada uno de sus lienzos”
Estamos ante una biografía novelada sobre Elena Dimitrievna Diakonova (que se hacía llamar Gala) y Dalí, aunque centrada quizás un poco más en Gala. El tramo de vida que la autora nos relata va, desde que la joven rusa sale de su casa por vez primera para ser ingresada en el sanatorio para tuberculosos Clavadel en Suiza, hasta su muerte en 1982.
La impresión que tenía el recién llegado al atravesar la puerta por vez primera era que en Clavadel la vida se detenía para intentar engañar a la enfermedad y que esta pasara de lado sin fijarse en nadie.
En dicho hospital conoce al que después se convirtió en su primer marido y posteriormente en un referente del surrealismo francés, el joven poeta Paul Éluard. Al cabo de un tiempo, en plena guerra mundial se casan y ella queda embarazada de Cécile, siendo todos acogidos en casa de la adinerada familia de Paul en París, donde se van introduciendo en un grupo de artistas: los surrealistas comandado por André Breton.

Muy pronto, Salvador Dalí, un pintor en ese momento poco conocido con el que Paul había congeniado, les invita a los tres a Cadaques a pasar un verano. Salvador desde el principio se siente fascinado por Gala, pero a ella le sucede todo lo contrario, no le cae nada bien, le parece un tipo antipático e insoportable, del que odia sobre todo su particular risa histérica y su humor escatológico (lo escatológico permanecería para siempre en su obra y en su vida).
No era solo una más de las chicas que había visto, era una diosa. Nunca hasta entonces había visto a nadie igual. Esa belleza andrógina lo trastocó con tan solo una mirada. Esa imagen le bastó para saber que sentía algo que nunca antes había sentido por una mujer
Pero esto solo es al principio, ya que muy pronto Gala se da cuenta del potencial artístico de Dalí y de que están hechos el uno para el otro, que son tal para cual.
Entendiendo en ese mismo momento que el universo de Dalí se movía por distintos derroteros que el de los demás y pensando que quizás sí tenía que ver algo con el suyo.
Dalí está obsesionado con ser tan famoso como Picasso, a quien ni siquiera conoce todavía en persona, pero del que sabe que ha hablado bien de uno de sus cuadros y ella se propone ayudarlo a llegar a la cima.
Sabía que el arte de Salvador podía ir mucho más allá, superaba con creces a todos aquellos pintores que se llamaban a sí mismos surrealistas, no le cabía duda, pero era muy frágil la línea que separaba la locura del arte, el arte de la locura, y tenía que saber si Salvador era capaz de mantenerse entre las dos sin cruzarlas
Paul y su hija regresan a París, pero ella se queda en Cadaqués, y nunca más se separó de Dalí Los primeros años pasaron muchas penurias económicas (a pesar de que Paul les ayudaba dándoles dinero), pero gracias a su astucia e inteligencia, no tardó demasiado en hacerse famoso y sus pinturas surrealistas llegaron a ser muy cotizadas.
Salvador era un genio, bien lo sabía ella, pero no tenía dinero. Y sin dinero no se podía vivir. 

8 de agosto de 2018

“LA BUENA HIJA” de Karin Slaughter




“Las lágrimas le inundaron los ojos y se deslizaron por su cara. Un grito se le atascó en la garganta.

No podía dejarse dominar por el pánico. No podía ponerse a gritar ni agitar los brazos porque nadie acudiría en su ayuda. Volverían a dispararle. Y, si suplicaba por su vida, solo conseguiría acelerar su muerte.

Respiró hondo, trémulamente. Se sobresaltó al darse cuenta de que el aire penetraba en sus pulmones. ¡Podía respirar!”
Dos hombres encapuchados entran en la casa de los Quinn, buscando al padre, Rusty Quinn, un abogado famoso y odiado en Pikeville por defender y sacar de la cárcel a peligrosos delincuentes.

Pero él no se encuentra en ese momento y en su lugar estaban ellas, las tres, Gamma y sus dos hijas, que en realidad no debían estar, el lugar y el momento equivocado.
Su padre siempre tenía algún caso entre manos, y siempre había gente que le odiaba por ello. No había ni un solo presunto delincuente en Pikeville, Georgia, al que RustyQuinn no defendiera. Traficantes de droga. Violadores. Asesinos. Atracadores. Ladrones de coches. Pederastas. Secuestradores. Ladrones de bancos. Los sumarios de sus casos se leían como novelas de kiosco que siempre acababan igual: es decir, mal. Los vecinos del pueblo apodaban a Rusty «el abogado de los condenados»
A sangre fría matan a la madre delante de las dos niñas (de un tiro en la cabeza) y luego las obligan a internarse en el bosque con ellos. La obsesión de la mayor es proteger a su hermana pequeña, incitarla a salir corriendo.
Corre Charlie, corre, no mires atrás, tú solo corre. 
 Allí, al pie de la fosa ya cavada y preparada, le pegan un tiro en la cabeza a Sam y la entierran viva. Y Charlie corre, no deja de correr, intenta huir de la pesadilla, lejos, lo más lejos posible, escapar aunque después vaya a tener sentimiento de culpa y remordimientos toda su vida. Las dos consiguen salvarse, sobrevivir al horror pero ¿a qué precio?

Pasados casi treinta años de “aquello”, otro atroz suceso sacude Pikeville: una adolescente mata, o supuestamente mata a varias personas en el centro de enseñanza del pueblo y Charlie se ve involucrada en el asunto, estando de nuevo en el lugar y el momento equivocado. Sam, que lleva tiempo viviendo en EEUU, regresa al que fue su hogar y se reencuentra con su padre, que pretende volver a ejercer de abogado del diablo defendiendo a la presunta asesina del instituto y con su hermana, a los que hace años no ve.

Estando los tres juntos de nuevo, es inevitable que vuelvan los fantasmas del pasado, es inevitable revivir "aquello" y que salgan a la luz secretos y lo que realmente pasó aquel fatídico día que les volvió a todos la vida del revés

¿Habrán conseguido olvidarse del terror? ¿Conseguirán Sam y Charlie ser felices?