Conoce a Dewey leemáslibros, el gato que inspiró el título de mi blog


1 de mayo de 2016

“OTRA VIDA” de S. J. Watson, una relación peligrosa de sexo, pasión y sumisión.



“Mi vida está cayendo en espiral. Veo peligros por todas partes, estoy paranoica, histérica.
Pienso otra vez que ojalá se lo pudiera contar, pero ¿cómo?

Todo esto ha ocurrido porque quise abarcar más de lo que me correspondía. Más de lo que merecía.

Tuve una segunda oportunidad, otra vida, y no fue suficiente. Quería más. Y ahora si se lo cuento a mi marido, perderé a mi hijo”
Julia, madre y esposa feliz, recibe una noticia que lo cambiará todo, lo volverá todo del revés: su hermana Kate ha muerto, ha sido asesinada en un callejón de París.
Descubrí que adoraba a mi hermana, y pese a los años que nos llevábamos, llegamos a estar tan unidas como si fuéramos gemelas, el vínculo entre nosotras era casi físico
Kate, además, es la verdadera madre de su hijo Connor, porque cuando éste nació, ella era incapaz de cuidar de él. Por eso, Julia y su marido Hugh decidieron adoptarle.
Me remonto a la última llamada de mi hermana. A las dos de la madrugada, para ella incluso más tarde, allá en París. Parecía fuera de sí. Supuse que estaba borracha. Quier recuperar a Connor. No sabe por qué no le permito que viva con ella. No es justo y, porcierto, ella no es la única convencida de que Hugh y yo nos estamos comportando de una manera egoísta e imposible.
No hay ningún indicio del móvil, ni robo, ni agresión sexual, y la policía anda muy despistada. Cuando Julia descubre que Kate frecuentaba una web social de contactos, decide investigar por su cuenta y riesgo,  metiéndose de lleno, en una oscura y peligrosa relación, que pondrá en peligro todo lo que adora: su matrimonio, su hijo, y hasta su propia existencia.

Porque en la vida y más aún en el mundo del cibersexo, a menudo nada es lo que parece...

¿Conseguirá Julia desenmascar al asesino de su hermana y no caer en el intento?¿Y su matrimonio? ¿Se hundirá, o podrá salir a flote?

16 de abril de 2016

"LA AMIGA ESTUPENDA" de Elena Ferrante, un verdadero alegato a la amistad.



“¿Sabes lo que es la plebe? En ese momento supe lo que era la plebe con mayor claridad que años antes.

La plebe éramos nosotros, ese disputarse la comida y el vino, ese pelearse para que te sirvieran el primero y mejor, ese suelo mugriento por el que los camareros iban y venían, esos brindis cada vez más vulgares.

La plebe era mi madre, que había bebido y ahora se aflojaba apoyando la espalda contra el hombro de mi padre, serio, y se reía con la boca abierta de par en par de las alusiones sexuales del comerciante de metales. 
Ésta es por encima de todo la historia de una larga y grandísima amistad entre dos mujeres, que puede ser catalogada de muchas maneras, excepto como "perfecta". Unas veces maravillosa y otras incluso destructiva, porque "imperfectas" son una buena parte de las amistades

Ambas son totalmente diferentes y opuestas la una de la otra, como la noche al día. Aunque algo sí tienen en común: les gusta escribir y sueñan algún día con ser escritoras.
No siento nostalgia de nuestra niñez, está llena de violencia. Nos pasaba de todo, en casa y fuera, a diario, pero no recuerdo haber pensado nunca que la vida que nos había tocado en suerte fuese especialmente fea. La vida era así y punto; crecíamos con la obligación de complicársela a los demás antes de que nos la complicaran a nosotras.
 Lila, la aparentemente más inteligente, la que siempre destaca por encima de los demás, la que no necesita de nada ni de nadie con su a veces casi imperceptible crueldad innata.
Cada uno de sus movimientos indicaba que no servía de nada hacerle daño porque, sea cual fuere el cariz que tomaran las cosas, ella habría encontrado el modo de causarte mucho más daño a ti. Lila era mala; en algún lugar secreto dentro de mí seguía pensándolo. No solo me había demostrado que sabía herir con las palabras, sino que habría sido capaz de matar sin vacilaciones.
Y Elena (Lenú), la buena, la estudiosa, la más normal. Influenciada siempre por el efecto seductor de su "amiga estupenda", por su superioridad y su mundo. Un mundo que siempre acaba superponiéndose al suyo.
Tuve que reconocer que lo que yo hacía por mí sola no conseguía acelerarme el corazón, solo  lo que Lila tocaba se convertía en importante. Pero si ella se alejaba, si su voz se alejaba de las cosas, las cosas se manchaban, se cubrían de polvo. Era un temor antiguo, un temor que no había superado: el miedo de que al perderme trozos de su vida, la mía perdiera intensidad e importancia.
 Porque todos sabemos que la infancia y sobre todo la adolescencia, y las experiencias sufridas en ella, siempre marcan y ayudan a forjar las relaciones duraderas, esos lazos que pueden llegar a ser para toda la vida.

  ¿Hasta donde llevarán Lila Y Lenú su peculiar y tempestuosa amistad?

15 de marzo de 2016

"LA BUENA LETRA" de Rafael Chirbes, un relato intimista y familiar, sobre los estragos de la guerra


“Por entonces aún no teníamos luz eléctrica, y las habitaciones estaban siempre llenas de sombras que la llama del quinqué no hacia más que cambiar de forma y de lugar.

Cuando después de dejarme en la cama, mi madre se iba llevándose el quinqué, la luz de la luna resbalaba en la pared de enfrente y se escuchaban crujidos en los cañizos del techo.

Yo cerraba los ojos, me escondía bajo las sábanas y fingía no escuchar esos ruidos. Pero, en aquellas noches, vivía a la espera de algo terrible.”
Ana escribe a su hijo al que considera perdido, contándole detalles de tiempos pasados, cosas que nunca antes le ha contado ni ni a él, ni a nadie. En el ocaso de su vida, le vienen a la mente tantas vivencias..., algunas buenas, otras no tan buenas.
Qué tiempos más bonitos, cuando estábamos todos juntos y nos reíamos y no nos faltaba lo indispensable. Los viejos tiempos me quemaban la memoria con luces multicolores. Las tardes a la puerta de casa con las amigas, los paseos por el campo, con el sol cayendo detrás de los montes y dejando una raya roja entre los pinos, las meriendas en la playa, y las risas, y los bailes en la plaza.
De aquellos días oscuros y difíciles de la postguerra española, cuando el hambre y la escasez venían a complicar todavía más las inevitables rencillas familiares y el miedo se colaba en silencio hasta lo más profundo de los huesos.
Nos habíamos convertido en mulos de noria. Empujábamos, ciegos y mudos, buscando sobrevivir, y, a pesar de que nos dábamos todo unos a otros, era como si sólo el egoísmo nos moviese. Ese egoísmo se llamaba miseria. La necesidad no dejaba ningún resquicio para los sentimientos. Cada noche me preguntaba si es que los demás no se daban cuenta de que la miseria no nos dejaba querernos. Era como vivir entre ciegos.
Recuerda con nostalgia infinita a aquellos que se quedaron por el camino, a aquellos que no fueron capaces de salir adelante, que sucumbieron a los horrores de la guerra y a sus devastadoras consecuencias.
Fueron mi vida. Gente a la que quise.Cada una de sus ausencias me ha llenado de sufrimiento y me ha quitado ganas de vivir. A veces salgo a caminar por Bovra y cambio una y otra vez de rumbo para hacer el trayecto más largo. Sé que los busco a ellos.
En Bovra..., una ciudad del levante español, ahora irreconocible para ella
No consigo completar los huecos que el tiempo ha ido dejando en la ciudad. Camino hasta que empieza a oscurecer y entonces apago aún más la luz del sol muriente y dejo la ciudad en penumbra, tal como permanece en mis recuerdos de aquellos años tristes.
Ana está muy sola, en una casa llena de goteras y poblada de recuerdos que la persiguen, pero que también la identifican. Siente que ha luchado, que ha resistido, pero también siente que tanto esfuerzo no ha servido para nada. Después de una vida entera, ya tan solo le queda esperar...

19 de febrero de 2016

"LA LEY DEL MENOR" de Ian McEwan, un tremendo dilema ético y moral



“Señor Henry, explique al tribunal por qué Adam se niega a recibir una transfusión.

-Tiene que comprender -dijo- que la sangre es la esencia de lo humano. Es el alma, la vida misma. Y así como la vida es sagrada, también lo es la sangre.

Enunció estas frases no como si fueran convicciones valiosas, sino hechos probados.

 -Entonces, si la sangre es un don, ¿por qué su hijo rechaza la que quieren darle los médicos?

 -Mezclar tu sangre con la de un animal o la de otro ser humano es una infección, una contaminación. Es un rechazo del maravilloso don del Creador. Por eso Dios lo prohíbe específicamente en el Génesis, en el Levítico y en los Hechos”
 La protagonista de esta historia, es la jueza de familia Fiona Maye, una mujer que siempre ha ejercido su profesión al margen de los altercados que juzga a diario, pero que ahora, en la infancia de la vejez, los está sufriendo en sus propias carnes.
Maridos rapaces contra mujeres codiciosas que maniobran ambos como países al final de una guerra, llevándose de las ruinas los despojos que podían antes de la retirada definitiva. Madres que impiden a sus hijos ver a su padre, a pesar de las órdenes judiciales; maridos que pegan a su mujer y a sus hijos, un cónyuge o el otro, o los dos, borrachos, o drogadictos, o psicóticos; niños, forzados a cuidar de padres incompetentes, niños que han sufrido auténticos abusos, sexuales, mentales o ambos

Su matrimonio entra en crisis cuando su marido Jack, de repente, decide que quiere vivir otras experiencias, otras aventuras, porque se encuentran en un punto, en el que más que una pareja, parecen ser hermanos.
Fiona. Me he convertido en tu hermano. Es agradable y bonito y te quiero, pero antes de caerme muerto quiero vivir una gran relación apasionada

Para complicarlo todo aún más, le encargan la resolución del caso de Adam, un chico que padece leucemia y necesita una transfusión urgente, pero que debido a las prohibiciones de sus creencias religiosas, se niega a recibir la sangre. Porque Adam Henry y sus padres, son miembros de los testigos de Jehová y él está dispuesto a poner en riesgo su propia vida. A la jueza le tocará decidir si los médicos deben inyectarle los medicamentos en contra de su voluntad.
No se cuestionaba la inteligencia de Adam. Sus conocimientos sobre las Escrituras, tal como las entendía y propagaba su secta, eran rigurosos. Era importante tener en cuenta que casi tenía dieciocho años, pero aun así seguía siendo un menor. Por consiguiente, correspondía a su señoría decidir el peso que concedía a la voluntad del chico

Hundida en sus propios problemas, la profunda tristeza, la inevitable rabia, y la oscura sensación de vacío que produce el abandono, deberá lidiar también con el conflicto moral de lo que tiene entre manos.

Porque,

¿Qué es más importante, el derecho de cualquier persona, menor o adulta a decidir vivir o morir por sus convicciones, o seguir a rajatabla las leyes y recomendaciones de la medicina tradicional? He ahí el dilema...