Conoce a Dewey leemáslibros, el gato que inspiró el título de mi blog


14 de febrero de 2011

"LA QUINTA MUJER" de Hennig Mankell


Tengo una amiga que es adicta a los libros de este autor. Se los ha leído todos.
 
Ella me empezó a meter el gusanillo en el cuerpo regalándome "El chino" un libro que yo recomiendo encarecidamente, pero que no incluye al inspector Wallander entre sus páginas.

Al cabo de un tiempo, también me regaló "El hombre inquieto" (que todavía no he leído), el último de la saga de este famoso inspector.

Y aunque las novelas policíacas no son en verdad mis preferidas, quise previamente introducirme un poco en su vida, decantándome por éste, el mejor con diferencia, según algunos de sus más fieles seguidores.Y no me ha defraudado.

Realmente no sé si será el mejor, o uno de los mejores, pero al menos a mi me ha encantado. . Me ha enganchado desde el comienzo la forma que tiene de resolver sus casos, asi como la manera de entremezclar su vida personal con sus pesquisas.

Su padre acaba de fallecer, cuando en la ciudad Sueca de Yastad, aparecen tres hombres salvajemente asesinados: un ornitólogo, vendedor de coches y poeta, un vendedor de flores apasionado de las orquídeas y por último un investigador en la universidad de Lund.

¿Que relación tienen estas tres personas entre sí, porqué el asesino las ha elegido a ellas y que tienen en común? Todos han sido, en algún momento maltratadores de mujeres.

El equipo al completo de Kurt Wallander, va siendo consciente de las ansias de venganza que subyacen en tales macabras acciones.

Y las sospechas iniciales de la implicación de una mujer vengadora, se terminan por corroborar.


13 de febrero de 2011

"EL FRÍO MODIFICA LA TRAYECTORIA DE LOS PECES" de Pierre Szalowski


Un título así no podía dejarme indiferente. 

Desde el principio sospeché que podía encerrar un tema cuanto menos curioso y no me equivoqué. 

Ante todo es un libro positivo, muy positivo, que te deja buen sabor de boca y una sensación de profundo optimismo.

Es el primer libro de este autor canadiense que en la cubierta nos explica: "opté decididamente por un tono alegre y optimista, para hacer de mi novela un soplo de esperanza y amor"

Y además de conseguirlo, nos transmite algo importante para afrontar la vida como nos viene: cualquier suceso que a priori nos puede parecer nefasto, es posible que con el tiempo comprobemos que ha sido el precedente de algo maravilloso.

Y así es como una gran tormenta de hielo cambia por completo las vidas de todos los protagonistas de esta historia.

Es navidad, Quebec, año 1998, todo comienza cuando al niño de once años sin nombre, (digo "sin nombre", porque en verdad no se le nombra en todo el libro), sus padres le anuncian que se van a separar. Todo su mundo parece desmoronarse y le pide ayuda al cielo.

A partir de entonces, comienza a llover hielo y todo se complica para ellos.

Los otros personajes son:

-- Julie, la maciza del vecindario, de profesión prostituta
-- Boris y sus peces
-- Simon y Michel, una pareja de homosexuales, cuya mayor aspiración es dejar de esconderse y gritarle al mundo que se aman
-- Alexis, un hombre resentido, que odia a la humanidad y para él todo son "maricones y judíos de mierda" y su hijo Alex, que crece pensando que no tiene madre.

Durante los días que dura la gran tormenta, la mitad del vecindario se queda sin electricidad, y los vecinos que hasta entonces no habían intercambiado más de dos palabras seguidas, se ayudan, se conocen, se apoyan.

Julie le ofrece su casa a Boris, un científico ruso que nunca antes se había enamorado, porque "lo único que le interesaba desde siempre era su propia persona y sus peces" y que hace un estudio para su tesis: "un pez en un acuario siempre sigue el mismo recorrido, así mismo, debe modificar su camino ritual cuando llega un nuevo inquilino. Tu no escoges tu camino, los demás lo hacen por ti" Para ello es vital que la temperatura de el agua no descienda de los 32 grados, si ello llegase a suceder, algunos peces podrían modificar su camino y echar por tierra toda la teoría defendida en su tesis.

Simon y Michel cobijan a Alex y Alexis en su casa y además comparten con ellos su secreto más íntimo. Por fin se sienten libres...


Y el niño sin nombre ve como sus padres vuelven a estar juntos. 

Todos ven cumplidos sus sueños. ¡Bendita tormenta!

Nueve años después, todos se reúnen de nuevo para recordar juntos la "crisis del hielo"en aquel fatídico mes de enero de 1998.

27 de noviembre de 2010

"SEDA" de Alessandro Baricco


De un tiempo a esta parte, tengo la costumbre de leer dos libros al mismo tiempo. Uno tocho y pesado para leer en casa tranquilamente en el sofá o en la cama y otro fino, ligero y de tapas blandas, para llevar en el bolso cuando salgo de casa.

Y "Seda" es uno de estos últimos, que por ser fino, se lee en dos sentadas. Las críticas que había leído con antelación, siempre habían sido buenas, o más que buenas y esto, unido a que ya disfruté mucho con otro libro de este mismo autor, también descrito en este blog ("Novecento, la leyenda del pianista en el océano"), hizo que me decidiera a saborearlo.

Y realmente lo he saboreado. Me gustaría saber explicar lo que este novelista, dramaturgo, y periodista italiano me transmite, con su estilo tan particular, siempre mezclando narrativa con cuento, un toque de ficción y poesía, que te hace percibir un tono musical y etéreo en cada una de sus frases.

Ambientado en el año 1861, Lavilledieu, un pueblecito de la Francia meridional que vivía de el comercio de la seda.

Hervé Joncour compraba y vendía gusanos y sus huevos. En aquella época, casi todos los viveros europeos sufrían la epidemia de pebrina, que malograba el cien por cien de los mismos. Por eso, todos los años, a principio de enero, partía rumbo a Asia, Egipto, abandonando a su mujer Héléne durante unos pocos meses.

"Atravesaba mil seiscientas millas de mar y ochocientos kilómetros de tierra. Seleccionaba los huevos, discutía el precio, los compraba. Después, retornaba. Atravesaba ochocientos kilómetros de tierra y mil seiscientas millas de mar y volvía a Lavilledieu, generalmente el primer domingo de abril, generalmente a tiempo para la misa mayor"


Pero muy pronto la epidemia se extiende por el mundo y Baldabiou, el mayor terrateniente del pueblo, dueño de siete hilanderías, llegó a la conclusión de que la única manera de tener huevos sanos era comprarlos en Japón. 


Hervé fue el elegido para tamaña empresa, preguntando al enterarse: "¿Y donde quedaría, exactamente, ese Japón? Baldabiou levantó el extremo de su bastón, apuntando con él más allá de los tejados de Saint-August y dijo: siempre recto, hasta el fin del mundo"

Y así, en su primer viaje a Japón, conoció a un hombre peculiar, Hara Kei, el que le iba a proporcionar los huevos de los gusanos de seda y a aquella mujer,
"de ojos sin sesgo oriental, cuyo rostro era el rostro de una muchacha" y a la que nunca llega a escuchar su voz    

En el segundo viaje, ella le entrega una hoja de papel, con unos ideogramas dibujados en japonés. A su regreso a Lavilledieu, visita a madame Blanche, una japonesa dueña de un burdel, que en los dedos, como si fuesen anillos, llevaba unas pequeñas flores de color azul intenso. Se la tradujo:
"regresad o moriré", decía la nota.

En el tercero, ella le buscó:
"Se acercó, le cogió una mano, se la llevó a la cara, la rozó con los labios y después... desapareció en la noche, como una pequeña luz que huye"  

Cuando llega el momento de hacer el cuarto y último viaje, Japón está en guerra y es peligroso entrar en el país. Tanto Baldabiou como su esposa intentan disuadirlo, pero él insiste en que quiere volver a ese país. 


Y vuelve, viéndola por última vez en una caravana que huye de su aldea, pero "Hervé Joncour no sintió que ninguna explosión deshiciera su vida" y regresa junto a Héléne con un puñado de huevos inservibles, muertos.

Seis meses después de su regreso, recibe un sobre color mostaza con siete hojas de papel, con tinta negra e ideogramas japoneses.

Vuelve a ver a madame Blanche, para que se la traduzca. La carta empieza de la siguiente manera:
"Sigue así, quiero mirarte, yo te he mirado mucho, pero no eras para mi, ahora eres para mi, no te acerques te lo ruego, quédate donde estás, tenemos una noche para nosotros y yo quiero mirarte, nunca te he visto así, tu cuerpo para mi, tu piel, cierra los ojos y acaríciate, te lo ruego" Y acaba así:"No nos veremos más, señor. Lo que era para nosotros lo hemos hecho, y vos lo sabéis. Creedme, lo hemos hecho para siempre. Preservad vuestra vida resguardada de mí. Y no dudéis ni un instante, si fuese útil para vuestra felicidad, en olvidar a esta mujer que ahora os dice, sin añoranza, adiós".

Al cabo de unos años Héléne muere y un día
"al acudir al cementerio, halló, junto a las rosas que cada semana depositaba sobre la tumba de su mujer, una coronita de minúsculas flores azules" 
 No se lo pensó dos veces y comienza a buscar a madame Blanche que ahora vive en París. Cuando la encuentra, le dice nada más verla: "aquella carta la escribisteis vos, ¿verdad?. Tras un silencio, contesta: Aquella carta la escribió Héléne. La traía ya escrita cuando vino a verme. Me pidió que la copiara en japonés. Quiso incluso leérmela, aquella carta. Tenía una voz muy hermosa. Y leía aquellas palabras con una emoción que no he conseguido olvidar. Era como si fueran de verdad suyas. ¿sabéis Monsieur?, yo creo que ella hubiera deseado, más que cualquier otra cosa, ser "aquella mujer". Yo se que es así"
Historia mágica, melancólica, tierna, seductora.