Aprovecho esta entrada cuya finalidad es echar un poco la vista atrás en el blog, para desearos a todos, a los que me seguís asiduamente, a los que pasáis por aquí de vez en cuando, a los que siempre comentáis, a los que comentáis sólo algunas veces, y a los que no comentáis nunca:
Y muchas gracias por estar siempre ahí...
Y ya dicho esto, comienzo mi repaso por el año que nos dejó:
En total han sido
20 libros leídos, por una parte parecen pocos, pero por otra parte si tenemos en cuenta el poco tiempo del que dispongo para dedicarle a mi mayor hobby, pues creo sinceramente que no está nada mal.
Ha habido de todo: unos me han emocionado, otros me han gustado sin más, otros he conseguido acabarlos a duras penas, e incluso debo reconocer que he abandonado más de uno, que evidentemente no reseño. Y es que debo contaros que trabajando en una biblioteca y teniendo a mi disposición tantos y tantos libros, si alguno no consigue ilusionarme, haciéndome desear esos pequeños momentos especiales del día que saco para leer, directamente lo abandono, no pierdo el tiempo y cojo otro. Algunos pensaréis que quizás me pueda estar dejando en el tintero algo interesante y puede que tengáis razón. Pero no puedo evitarlo, con una lista tan grande en mi cabeza de lecturas pendientes, si alguno me aburre, se acabó, lo cierro y ¡a otra cosa mariposa...!
Algo parecido, pero a la vez muy curioso me sucedió con una gran obra, "Cien años de soledad" del genial García Márquez. Pues llevaba varios años en la estantería de mi casa y en una de esas en las que estaba desesperada por no tener nada entre manos (antes de trabajar en la biblio), lo cogí y empecé con él. A los pocos días, me aburría tanto que lo volví colocar en el estante del salón.
Y uno o dos añitos después, viéndome en la misma situación anterior, lo intenté de nuevo, sin demasiadas expectativas y para que veáis lo que son las cosas..., no sólo conseguí terminarlo, sino que me encantó y hoy figura entre mis preferidos.
Siempre me he preguntado que pudo pasar, como pudo ocurrir algo tan extremo. Pasando de no poder con él, a maravillarme su historia, su forma de narrar, en fin, todo. Puede que en cada momento de nuestra vida necesitemos un tipo de libros, o de formas de narrar, o tal vez nuestra disposición en el momento, o nuestro estado de ánimo, sean influyentes a la hora de nuestra percepción...