“Demasiados casos, uno tras otro, entraban sin pausa. Todo era un caos, la gente se mataba en cada esquina, a cada instante.
El nuestro es un país homicida: se recurre a la violencia con una frecuencia preocupante y se alardea de ello; para algunos la violencia rezuma atractivo. Homicidios y Desaparecidos. Las personas también desaparecían, como los bolis en los sofás, como horquillas y pinzas de la ropa.”
El nuestro es un país homicida: se recurre a la violencia con una frecuencia preocupante y se alardea de ello; para algunos la violencia rezuma atractivo. Homicidios y Desaparecidos. Las personas también desaparecían, como los bolis en los sofás, como horquillas y pinzas de la ropa.”
Un mechón de pelo y nueve palabras: «Esta era ella. Este, su pelo. Yo, su asesino». Ten cuidado con lo que ocultas. La aparición de un mechón de pelo junto a un inquietante anónimo provoca la reapertura del «caso Alicia», la joven asesinada hace quince años en un monte de Cantabria; el hecho podría confirmar una terrible sospecha: ¿y si el autor del crimen no fuera el hombre encarcelado por ello hace más de una década? La eficiente y metódica inspectora Herreros se verá obligada a liderar la investigación entre un Bilbao opresivo y un Madrid frenético mientras seguimos los pasos en primera persona del inspector Brul, su jefe y mentor, el hombre que mantuvo una relación con la víctima meses antes del suceso.