Conoce a Dewey leemáslibros, el gato que inspiró el título de mi blog


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4 de julio de 2011

"CONTRA EL VIENTO DEL NORTE" y "CADA SIETE OLAS" de Daniel Glattauer



















Una historia de amor como tantas otras, pero con una peculiaridad que la hace muy especial: ha sido construida sobre unos cimientos cibernéticos, como una casa virtual empezada por el tejado.

Emmi Rothner y Leo Leike se encuentran en el ciberespacio por error. Un error del destino, que consigue enganchar a ambos en una aventura mental, una relación adictiva, con matices de fantasía, incertidumbre y curiosidad, por esa atracción sentida en la distancia.

Creí que ese estilo de narración en forma de emails, no iba a conseguir captar por completo mi atención y me equivocaba, porque aunque desde el primero hasta el último capítulo, todo son correos electrónicos, los diálogos son brillantes, inteligentes, astutos, a veces tiernos a veces irónicos, con cierto toque de picardía que me hizo sonreír en múltiples ocasiones y que consiguió atraparme por completo.

Lo más deseado por ellos (y por mí), ese encuentro siempre pospuesto por el miedo a la decepción, al fracaso, al falso ideal creado de la persona amada, por ¿irreal?

¿Se verán por fin las caras nuestros protagonistas? ¿Conseguirá el influjo de la palabra escrita, unificar sus destinos? ¿Vencerá el amor?

Los dos libros, uno continuación del otro, son cortos, se leen rápido, sobre todo porque una vez que los empiezas, no puedes parar de leerlos.

Una lectura muy refrescante para el verano, que recomiendo encarecidamente…

Con ¿final feliz?


Emmi escribe un email a la editorial Like para dar de baja la suscripción a su revista. La omisión de una letra al escribir la dirección, hace que lo reciba erróneamente en su buzón Leo Leike.

Desde entonces comienzan a intercambiar correos de forma asidua, a veces varios al día, a veces uno al día y otras veces, cada varios días.

Ella (34 años), felizmente casada con Bernhard, con dos hijos aportados por éste al matrimonio, pero a los que adora, se dedica a crear páginas web. Y él (36 años), soltero, recién terminada su relación con Marlene, es profesor de psicología del lenguaje en la universidad, y se dedica en ese momento, a estudiar el lenguaje del correo electrónico. ¿Qué casualidad, no?

Sin darse apenas cuenta, se ven dependiendo el uno del otro, exigiéndose esos mensajes diarios de los que no son capaces de prescindir, cayendo en picado uno, en las redes emocionales del otro.

Al final de “Contra el viento del norte”, el marido de Emmi se entera de esta peculiar relación. Siendo consciente de la obsesión de ella por Leo y teniendo muy presente la posibilidad de perderla, le escribe un email a éste, invitándole, o mejor dicho suplicándole, que de una vez por todas tenga un encuentro con su mujer y después desaparezca para siempre de sus vidas. 

Esta primera parte acaba con la primera cita frustrada y con el traslado, o mejor dicho la huida de Leo a Boston, conmovido por las súplicas de Bernhard, luchando contra la idea de romper un matrimonio.

El segundo libro “Cada siete olas”, comienza con varios meses de intercambio de mensajes entre Emmi y el “administrador del sistema” de Leo. Pero al final, él vuelve a dar señales de vida y retoman el contacto ahí donde lo dejaron, aunque las cosas han cambiado un poco.

Leo ahora vive con Pamela, y Emma y Bernhard intentan con desesperación que todo funcione.

A pesar de que cada uno intenta construir su vida por separado, por fin llega el ansiado (sobre todo para el lector) encuentro. En contra de lo que ellos esperan, no resulta decepcionante, sino emocionante, definitivo, seguido después por unos cuantos más…

Y a mí sí que me hubiera decepcionado un final distinto, porque éste tenía que ser por fuerza, un final feliz.