Conoce a Dewey leemáslibros, el gato que inspiró el título de mi blog


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19 de abril de 2013

"TE LLEVARÉ A UN LUGAR DONDE TODO ES POSIBLE" de Laurent Gounelle

Sandro vive amargado desde hace más de un año, constantemente invadido por sentimientos de cólera y deseos de venganza contra los indígenas que asesinaron a su mujer. Una venganza que le amordazaba la conciencia y le estrangulaba el alma.

Así no podía seguir. Tenía que hacer algo para llevarla a cabo. Para ello contrata a tres matones, Krakus (el malo, malísimo), Marco y Alfonso (antiguos guerrilleros expertos en supervivencia) para que le guíen por la selva amazónica, hasta su calculado objetivo, porque ellos ya estuvieron en aquel "lugar"

¿Imagináis un mundo sin jerarquías, sin miedos, sin malas noticias, en el que se disfruta el presente intensamente, cada instante, sin pensar en lo que harás dentro de cinco minutos, dentro de una hora o la semana que viene? ¿Un mundo plenamente fundido y vinculado con la madre naturaleza, donde todos son sinceros, te respetan y te quieren por lo que eres, nadie te juzga y no necesitas bienes materiales para ser feliz?.

Esa es exactamente la forma de vida de los indios, sus raíces ideológicas milenarias, son… libres.

¿Y la meta de Sandro? Despojarles de esa libertad, de su bienestar, de su equilibrio.

¿Que artimañas usará para tales fines? ¿Conseguirá Sandro volver a ser feliz y recuperar su tan ansiada paz interior?

16 de octubre de 2011

"NO ME IRÉ SIN DECIRTE ADÓNDE VOY" de Laurent Gounelle

La vida de Alan Greenmor nunca ha sido fácil, una infancia sin la figura paterna, una adolescencia agobiada por una madre, cuyo único aliciente en la vida es darle a él el futuro que ella no tuvo y para terminar de colmar el vaso, el abandono reciente de su novia Audrey sin darle explicación alguna. 

A estas alturas, siente como una losa ese amplio historial de fracasos y abandonos que le persigue y que le incita a acabar con todo, a preparar su muerte.

Curiosamente, en un artículo de una revista sobre el derecho al suicidio, ha conocido el sitio ideal para llevar a cabo su plan: el único punto de la torre Eiffel libre de vigilancia, en los baños de mujeres del lujoso restaurante de la segunda planta “Le Jules Verne”, un lugar grandioso para morir...

Y cuando estaba a punto de dar el paso, una tos..., unas palabras, ¡vamos salta!  Y una mano temblorosa tendida en el mejor de los momentos, a cambio de un trato, un compromiso: “Tú renuncias a quitarte la vida y yo me ocupo de ti, de volver a ponerte en el buen camino, de hacer de ti un hombre capaz de gobernar su vida, de resolver sus problemas, e incluso de ser feliz. A cambio, deberás comprometerte a hacer todo lo que yo te diga. Deberás comprometerte... con la vida”.

Desde ese momento, Yves Dubreuil, su misterioso salvador, comienza a imponerle una serie de retos, algunos más duros que otros, con el supuesto fin de ayudarle a recuperar las riendas de su vida, sin doblegarse a los deseos de los demás.

"— ¿Mi primera tarea?

—Sí, tu primera misión, si lo prefieres. Lo que tendrás que hacer en espera de otras instrucciones.

—No estoy seguro de comprenderlo.

—Has vivido cosas que, en cierta manera, se han grabado en ti y condicionan la forma en que ves el mundo, en que te comportas, tus relaciones con los demás, tus emociones... El resultado de todo ello es un verdadero desastre, hablando claramente. Te causa problemas y te hace desgraciado. Tu vida será mediocre mientras la vivas así, por lo que hay que obrar ciertos cambios..."

Pero en realidad, ¿cuales serán sus verdaderas intenciones? ¿Quiere obtener algo más de él? ¿Conseguirá Alan, liberarse del compromiso, de su atadura con Dubreuil algún día? ¿Y a cambio de qué?

En el camino de su evolución personal, de su recuperación psicológica, Alan se debate entre las rachas de optimismo y alegría por los logros conseguidos y el temor de fondo a los posibles motivos ocultos que pueda tener ese hombre, del que nada sabe y que ha irrumpido tan fuerte en su nueva existencia.  

Algo sobre el autor

Según nos cuenta en la entrevista concedida al diario ABC en este mes de Octubre, el autor fue un niño modelo, un estudiante modelo y un trabajador modelo con un buen salario, hasta que se dio cuenta de que esa vida no le hacía feliz. Laurent Gounelle encontró su camino a los 40. 

En plena crisis existencial, el autor del bestseller mundial «El hombre que quería ser feliz» (Maeva), convertido rápidamente en un bestseller internacional, se fue a EE.UU. a estudiar Psicología y descubrió cómo esta disciplina podía mejorar la vida de las personas.

Especialista en desarrollo personal, lleva más de catorce años recorriendo el planeta para conversar con los mejores en todo lo que atañe a la psicología y a las distintas formas de mejorar nuestra vida. Gounelle sabe extraer lo más relevante de cada cultura y adaptarlo en sus libros haciéndolos asequibles, reconfortantes. Parece que todas sus novelas siguen el mismo patrón, con una especie de maestro providencial que enseña a sus protagonistas a alcanzar la felicidad a través del pensamiento positivo y la evolución personal.

Mi conclusión final

Para ser sincera, lo que atrajo poderosamente mi atención hacia este libro fue la Torre Eiffel ocupando gran parte de su cubierta y poder comprobar que toda la trama sucedía en París. El haber estado recientemente y por dos veces en esa maravillosa ciudad, también tuvo algo que ver en mi elección. Me apetecía tanto enfrascarme en una historia narrada en un trasfondo parisino...

Toda la novela gira en torno a los dos personajes más importantes: Alan el protagonista, con su vida hecha añicos y Dubreuil, salido de la nada, que pretende ayudarle a recomponerla. Los demás, son personajes sin importancia, que si bien deben estar ahí, pasan bastante desapercibidos. 

Ya desde el primer capítulo, consigues meterte en la piel de ese desgraciado que quiere suicidarse  y que no deja nada tras de sí, ni un amigo, ni un pariente ni una afición... nada.

Su comienzo es trepidante, con un ritmo muy intenso que ya promete y aunque reconozco que a veces decae un poco, consiguió mantenerme en todo momento interesada en saber si Alan conseguirá cumplir los retos impuestos, para llegar algún día a romper su forzado compromiso, después de su supuesto reencuentro con la vida.

El autor logra en todo momento, que te pongas en el lugar de nuestro protagonista, con cada una de sus lecciones a través de su viaje interior, pasándolo unas veces verdaderamente mal y otras sonriendo con deleite ante las situaciones tan cómicas en las que se ve inmerso.

El final, me ha gustado. No se han dejado cabos sueltos y se han resuelto todas las dudas que te envuelven durante toda la lectura (igual que le sucede a Alan)

Aunque encasillado como "narrativa extranjera contemporánea", bien podría estar en la sección de autoayuda de cualquier biblioteca. Es una lectura muy recomendable, por gratificante y que nos aporta recetas sabias para disfrutar más de la vida, nuevas formas de afrontar y encarar situaciones, relaciones personales complicadas, conseguir nuestras metas, por difíciles que nos parezcan, aumentar nuestra autoestima y algo fundamental, no dejarnos influenciar por lo que los demás piensen sobre nosotros. 

¿Te has preguntado alguna vez si llevas la vida que realmente te gustaría llevar? Tanto si estás pasando por momentos difíciles, con inseguridades, sin saber afrontar ciertos problemas, como si te sientes feliz, contento contigo mismo y con tu vida, te recomiendo su lectura, porque seguro que te va a dejar buen sabor de boca.

Aquí os dejo el primer capítulo, a mi parecer muy, pero que muy intenso, por si os apetece echarle un vistazo y el audiopresentación de la novela.

Y un vídeo con una entrevista del canal Periodista Digital TV, a Laurent Gounelle, en la que se habla del argumento del libro, de los personajes, etc




Engendrado en París, pero ciudadano norteamericano de nacimiento, Alan ha sido abandonado por sus dos padres, el natural y el adoptivo. Su madre, que lo último que desea es ver reflejado en él sus propios errores, que hace lo posible y lo imposible por darle una carrera universitaria, fallece el día después de su diplomatura como contable. Es como si al ver ya cumplidas todas sus expectativas, se hubiese dado permiso a sí misma para morir...

Alan, regresa a sus orígenes y pronto encuentra trabajo en Dunker Consulting, una empresa de consultoría, donde priman los resultados económicos a corto plazo y las mentiras para ascender puestos en el ranking empresarial, sobre el bienestar de sus trabajadores. Su papel de juez en busca de candidatos o perfiles para puestos de trabajo, le ahoga, le asfixia.

Su suerte cambia cuando conoce a Audrey. Con ella encuentra por primera vez la felicidad y pasa cuatro meses inolvidables a su lado. Pero como según el dicho popular "todo lo que empieza acaba", igual que entra de forma repentina, sale de su vida, sin motivos aparentes.

A partir de aquí, la idea del suicidio empieza a adquirir forma en su mente. Y el día elegido, en el segundo piso de la Torre Eiffel, Yves Dubreuil, le agarra en el último momento, casi cuando ya estaba suspendido en el vacío y le hace aferrarse a la vida, a cambio de comprometerse a hacer todo lo que él le pida, con la idea de ayudarle a encauzar su vida.

Comienzan las pruebas a cual más rocambolescas, todas con el mismo objetivo: el de aprender a lograr lo que se quiere en el día a día, sin temor a contrariar a la gente, familiarizándose con situaciones incómodas, para finalmente llegar a comprobar que las actitudes de los demás para con él, están condicionadas por su propio comportamiento. Para que os hagáis una idea, tiene que realizar este tipo de acciones: visitar tres panaderías al día, decir que quieres algo y luego buscar un pretexto para rechazarlo y pedir otra cosa, volver a rechazarlo y así hasta una tercera y una cuarta cosa, para al final decir que no quieres nada. O entrar en una relojería, probarse una quincena de relojes, hacer muchas preguntas y volver a salir sin comprar nada.

Como curiosidad, voy a resaltar dos grandes triunfos de Alan  que me han llamado bastante la atención, en ambos casos por los métodos usados para alcanzarlos:

1.- Como consigue dejar el tabaco: Cada vez que Dubreuil le manda un sms, él debe fumarse un cigarro, le apetezca en ese momento o no, se encuentre en la situación que se encuentre. Y claro, le bombardea con mensajes a todas horas, incluso de noche, para que el hecho de fumar se convierta en una pesadilla y asqueado, acabe por aborrecerlo:

"Buenos días, soy yo Alan. Ya... ya no puedo más. Deje de enviarme mensajes todo el tiempo. Voy... voy a reventar. Se lo suplico, déjeme dejarlo. Ya no quiero fumar en absoluto, ¿me oye? ya no soporto sus cigarrillos. Déjeme dejarlo..."

2.- Como consigue vencer el miedo a enfrentarse a Stalin, el perro guardián de Dubreuil: Una noche se cuela en su mansión, para intentar averiguar lo que pone sobre él en una libreta que lleva su nombre y que presentía encerraba algo importante. Y así es, cuando la tiene entre las manos, es consciente de un hecho impactante: el encuentro en la Torre Eiffel, el día de su pretendido suicidio, no fue fortuito. Además, lo sabe todo de su vida, hasta los detalles más íntimos. Cuando intenta salir, Stalin ya está suelto y para llegar a la verja, debe de pasar delante de él:

"¿Me atacaría Stalin si no tuviera miedo de él? ¿Como reaccionaría si permaneciese sereno, relajado, e incluso confiado? Es mi única salida... Stalin me aterrorizaba ¿Hasta que punto su maldad era inducida por la visión que yo tenía de él? ¿Mi pavor era el fruto de su agresividad o... su desencadenante? ¿Tendría el valor de enfrentarme a mi miedo, de dominarlo y luego ir hacia él? Inspiré profundamente, luego exhalé despacio todo el aire contenido en mis pulmones. Comencé de nuevo, la respiración profunda. Cada espiración me ayudaba a relajarme cada vez más. Stalin es un amigo, un buen perro... estoy bien... me siento bien... confío en mi mismo... confío en él, lo quiero y él también me quiere... todo va bien... Comencé a andar despacio, respirando pausadamente, cada vez más relajado. Continué andando mientras ignoraba al perro, orientando mi pensamiento hacia la agradable noche, la quietud del jardín. En ningún momento mi mirada se posó en él y sin embargo vi por el rabillo del ojo que levantaba la cabeza. Continué avanzando, manteniendo mi sentimiento de confianza y mi calma. El buen perro no se movía. Acabé trepando la verja, antes de esfumarme en la noche"

Por una parte feliz por los logros que va consiguiendo, por otra y como telón de fondo, siempre el miedo por el desconocimiento de las verdaderas intenciones de su bienhechor. Sus temores se acrecientan cuando descubre que Yves Dubreuil no existe. Su verdadero nombre es Igor Dubrovski, un médico psiquiatra expulsado del colegio de médicos en el pasado y con un proceso judicial del que salió absuelto, todo por unos métodos de ejercer la psiquiatría calificados como "peligrosos" por la prensa de entonces.

Este descubrimiento es el detonante definitivo para que Alan decida llevar a buen término la última misión encomendada, la que le dará la libertad y cortará los lazos de su compromiso. Para esta idea descabellada y a priori imposible (hacerse con la presidencia de Dunker Consulting), sólo dispone de tres semanas y después una última cita en el mismo lugar donde se encontraron por primera vez, en el restaurante Le Jules Verne de la Torre Eiffel.

Y como para darle la razón en sus reincidentes palabras "si quieres puedes”, sí que pudo. Filtrando a la prensa las mentiras constantes de las que se valía la empresa, como divulgar puestos de trabajo inexistentes e inventados, hace que el valor de las acciones caigan en picado y ya con todo a su favor, consigue que los accionistas le proclamen Presidente de Dunker Consulting, después de escuchar su charla tan convincente y ante todo sincera, prometiendo una gestión transparente, más humana, con perspectivas de ganancias a largo plazo, donde prevalezca el bienestar y la ilusión de los trabajadores. Por fin se sentía libre...

Con ganas de hacerle múltiples preguntas que resolvieran todas sus dudas, acude a la última cita con Dubrovski. El lugar le trae tantos recuerdos...

"Cuanto camino recorrido desde ese día... Cuantas emociones, tensiones, angustias, pero también esperanzas, progresos, avances... Por supuesto no había cambiado como persona. Pero tenía la sensación de haberme liberado de mis cadenas, como un barco suelta las amarras que lo retienen en el muelle. Había descubierto que la mayoría de mis miedos, no eran sino una creación de mi mente. La realidad adopta a veces la forma de un dragón aterrador, que se desvanece en cuanto nos atrevemos a mirarlo de frente. Bajo la influencia de Igor, había domesticado los dragones de mi existencia y ésta me parecía ahora poblada de ángeles benévolos".

La solución a todas sus dudas sobre él, es sencilla y a la vez complicada: Dubrovski era su padre. ¿Como se llegó a dicha situación? Años después de haberle concebido, se encariña de la hija de una de sus criadas, desempeñando con ella el papel de padrino y protector. Sabéis quien era esa niña? Nada más y nada menos que Audrey. Arrepentido por haberle abandonado de pequeño, investiga sobre su paradero, tardando más de quince años en encontrar su rastro y cuando le encuentra, le pide a su protegida que le vigile muy de cerca, para conocer cada uno de los detalles de su vida. Pero la chica, a fuerza de seguirle y observarle, se enamora perdidamente de él, negándose a seguir remitiéndole informes sobre Alan. Y entonces es cuando comienza la relación entre ambos.

Aunque más tarde Dubreuil la convence para que por su bien, le abandone sólo por un tiempo, el tiempo necesario para dirigirle en el camino de rehacer su vida.

El final me pareció impactante: el enterarse de que su propio padre le había enseñado a dejar sus miedos a un lado, a recuperar la confianza en sí mismo y su autoestima, su reencuentro con Audrey y el emotivo entierro con la música de Rajmáninov acompañándole en su última morada

Frases y párrafos que quiero recordar

“No hay grandes problemas. No hay más que personas pequeñas”.

“El único dueño de tu suerte eres tú"

“Deberás aprender a no doblegarte ante lo que espera la gente de ti, a no plegarte siempre a sus criterios, sino atreverte a mostrar tus diferencias, a veces cuando éstas resulten molestas e incómodas. En resumen, abandonar la imagen que deseas dar a los demás y aprender a no preocuparte mucho lo que opinen de ti”.

“Cuando ya no tenemos ganas de evolucionar empezamos a morir muy lentamente... Si se decide seguir aprendiendo y evolucionando, uno sigue siendo joven. Si quieres seguir siendo joven toda la vida, continúa evolucionando, aprendiendo, descubriendo y no te encierres en costumbres que anquilosan tu mente

“Durante mucho tiempo se creyó que el número de neuronas disminuía con la edad de manera irreversible hasta el final de nuestra vida, pero muy recientemente se ha probado que éstas podían seguir creándose de adultos”

“Voy a confiarte un secreto. Un secreto para que te permitas relacionarte con cualquier persona, incluso de una cultura diferente. Establecer contacto y hacer que en seguida esa persona tenga ganas de escuchar tus palabras, de respetar tu punto de vista, aunque sea diferente del suyo."Abraza el universo de tu prójimo y se abrirá a ti". Abrazar el universo del otro, es interesarte en él hasta el punto de querer experimentar lo que supone estar en su piel, intentar pensar como él. Cuando logres esto, estarás en condiciones de sentir con bastante precisión lo que el otro sentirá y comprender auténticamente a esa persona

“Uno se hace daño a si mismo cuando piensa en el deseo de venganza. Cuando uno rumia su venganza, siente una energía ciertamente muy estimulante, pero es una energía negativa, destructiva, que nos corrompe. No salimos de ella más fuertes. Habrá muchas menos guerras el día en que los hombres dejen de querer vengarse”.

“Tu ira produce una energía, una fuerza y esa fuerza puede ser canalizada y empleada para actuar y servir a tus intereses, mientras que la venganza no te aporta nada en absoluto, no hace más que destruir”

“Si todo nuestro entorno tiende a hacer críticas negativas, reproches, la autocrítica se instala en nuestros hábitos de pensamiento. Lo que hace falta es crear nuevos hábitos en la mente asociados a emociones positivas, hasta que se generen nuevos lazos neuronales, se refuercen y finalmente se vuelvan preponderantes. Pero eso lleva su tiempo. Todas las noches, antes de dormirte, vas a tomarte dos minutos para pensar en la jornada que acaba de terminar y anotar en algún sitio tres cosas que has realizado y de las que estás orgulloso. No se trata de proezas. Pueden ser pequeñas acciones, aunque por otra parte no se trata obligatoriamente de una acción, puedes estar satisfecho de la manera en que has reaccionado frente a algo, de lo que has sentido, de haber mantenido la calma en situaciones que normalmente te enfadan”

2 de julio de 2011

"REINVENTARSE: TU SEGUNDA OPORTUNIDAD" de Mario Alonso Puig

Hacía tiempo que no leía un libro de este estilo, de los clasificados como "autoayuda" en la biblioteca y ya lo estaba echando de menos, porque aunque no todos me han gustado, alguno sí que me ha ayudado a ver la vida de distinta manera, a pensar de forma más positiva y a comprender un poco más el funcionamiento de nuestra mente y la conexión entre la misma y nuestro cuerpo, algo cada día más demostrado y confirmado por la ciencia. 

Este autor, médico y cirujano, que además tiene un amplio currículum en cuanto al conocimiento del cerebro se refiere, como vemos en su página web, nos viene a confirmar el conocido dicho "nada es verdad, nada es mentira, todo es del color del cristal con que se mira".

Para expresar en pocas palabras el mensaje conjunto que me ha transmitido, nada mejor que el siguiente supuesto con el que seguramente todos estemos familiarizados, tanto desde el lado positivo como desde el negativo: imaginemos un mismo suceso trágico en la vida de dos personas distintas, una optimista y otra pesimista. Seguramente el impacto causado en ambos distará bastante, porque será analizado desde muy distintas perspectivas. El optimista sufrirá un tiempo, pero poco a poco irá remontando, encontrándose con el lado positivo de su vivencia, con el aprendizaje que toda experiencia nos aporta. ¿Y el pesimista? Probablemente pasará toda su vida rememorando ese suceso que le marcó, hundido, sin poder salir a flote, sin ser capaz de vivir su presente, anclado siempre en el pasado.

Y es que como Mario Alonso nos explica, "reinventarse no quiere decir convertirse en alguien distinto a quien sé es, sino sacar a flote nuestro verdadero SER. Es en este nuevo espacio de posibilidades donde afloran la creatividad, la sabiduría y la energía que transforman por completo nuestra experiencia, trayendo una mayor serenidad, ilusión y confianza a nuestras vidas. Está en nosotros, en el ejercicio de nuestra libertad personal, hacer elecciones que paulatinamente nos lleven a transformar nuestra forma de mirar".

La segunda parte del post, es una recopilación de frases y párrafos, que he querido plasmar para poder recordar y releer en el futuro, algunas claves que me ayuden a no perder el optimismo.

El autor ha querido resaltar:
-- La importancia de “cambiar la forma de pensar“. Hoy sabemos que cambiando la forma de pensar, cambiamos los circuitos cerebrales. También sabemos que las personas ancladas en una mentalidad negativa favorecen la muerte neuronal y que aquellas que han decidido enfocarse en lo positivo, generan nuevas neuronas a partir de células madre cerebrales. Los seres humanos cuando cambiamos nuestros programas mentales más limitantes por otros que lo son menos, modificamos físicamente la estructura de nuestro propio cerebro. Todo ser humano puede si se lo propone ser escultor de su propio cerebro. Una de las cosas más difíciles de hacer es mantener una mente abierta a la hora de explorar algunos conceptos que desafían nuestra forma habitual de pensar.  Hay facetas de la realidad que, si alcanzáramos a verlas, nos revelarían muchas cosas que añadirían años a nuestras vidas y calidad de vida a nuestros años.

-- La importancia de
el lenguaje que usamos para con los demás y para con nosotros mismos“. Todos usamos las palabras para interpretar lo que nos sucede. Es a través de nuestras interpretaciones y de las valoraciones de aquellas cosas que nos pasan, como vamos generando nuestras certezas y convicciones que a nivel inconsciente poco a poco, van configurando nuestra identidad, nuestra personalidad. El lenguaje no sólo describe, sino que crea nuestra realidad. Las palabras abren "cajones emocionales" de manera rápida y automática. El tipo de "cajones emocionales" que abren depende de las experiencias que asociemos a esas palabras. Son fascinantes algunos de los estudios científicos que se han hecho para medir el impacto que las palabas tienen en  nuestra propia fisiología, en nuestro cuerpo, por producir niveles muy elevados de cortisol en sangre, que a la vez produce cambios muy profundos en el funcionamiento del cerebro y del cuerpo. Por eso, hay que procurar modular los vocablos que utilizamos y que nos decimos a nosotros mismos, porque las palabras tienen un enorme poder a la hora de afectar al tipo de experiencias que creamos en nuestro subconsciente. Las palabras no se las lleva el viento, sino que crean realidades. Busquemos palabras para ayudar y no para anular. Los resultados nos sorprenderán.

-- La importancia de “la respiración “. Los ejercicios de respiración son muy importantes para ayudar a desprendernos de esas corazas emocionales que hemos desarrollado a lo largo de los años. Si sencillamente cerramos un minuto los ojos y nos concentramos en los movimientos de la respiración, incluso contándolos o haciendo unas cuantas inspiraciones profundas, veremos cómo experimentamos unos momentos agradables de calma paz y serenidad. El simple hecho de parar los pensamientos perturbadores que con tanta frecuencia invaden nuestra consciencia, tiene un claro efecto saludable, porque nos produce relajación corporal. Cuando estemos tensos o confusos, lo primero que tenemos que hacer para sentirnos serenos y confiados es tomar el control de la respiración. Las personas que aprenden y practican ciertas metodologías respiratorias mantienen estados de ánimo mucho más positivos que quienes no lo hacen.

-- La importancia de “dormir bien”. Deberíamos dormir un promedio de siete u ocho horas cada día, porque durante el sueño, el sistema inmunitario es especialmente activo, con lo cual patrulla y destruye aquellos agentes nocivos que se han introducido en nuestro cuerpo. Cerrar los ojos entre 10 y 20 minutos después de comer, tiene un efecto beneficioso demostrado en múltiples estudios, mejora el estado de ánimo, la capacidad de concentrarnos, la eficiencia y la salud.

-- La importancia de “perdonarnos a nosotros mismos”. Aprender a perdonarse es un paso imprescindible para sanar las heridas que hay en nuestra alma. Todas esas heridas han dejado un rastro en nuestra memoria. Hoy, gracias a la investigación científica, sabemos que la memoria, en su enorme complejidad, no almacena únicamente el recuerdo de hechos que ocurrieron en el pasado, sino que lo que almacena son sensaciones, emociones, vivencias. El pasado no es algo rígido e inmutable, sino que es tremendamente maleable. Si lo percibimos como rígido e inmutable es porque siempre lo valoramos desde la misma perspectiva, bajo los mismos parámetros. Debemos tener presente que entre cualquier hecho que ocurra y su respuesta emocional, estará siempre nuestra forma de evaluar esa situación.

-- La importancia “aceptar los hechos que nos suceden”. La aceptación o la reconciliación con la realidad, que nada tiene que ver con la resignación, impulsa a la acción, a ser uno plenamente consciente de que sí es capaz de dar una respuesta a lo sucedido y nos abre la posibilidad de buscar el otro lado de la moneda, la oportunidad oculta en dicha situación. Debemos preguntarnos ¿qué puede haber de valor en lo que me está ocurriendo? Como alguien dijo una vez: "si miras al sol no podrás ver la oscuridad”. Decirle sí a la vida, tiene mucho que ver con dejar de adoptar el papel de víctimas, dedicando nuestro valioso tiempo a buscar culpables.

-- La importancia de “renunciar a aquellos sentimientos que sólo nos aportan negatividad”. Reacciones como la ira, el resentimiento, el deseo de venganza, la desesperanza, la ansiedad o la angustia, cuando se mantienen en el tiempo y dejan de ser emociones, para convertirse en estados de ánimo, tienen efectos muy adversos en nuestra salud, dañando nuestro sistema inmunitario entre otras muchas cosas.

-- La importancia de “la meditación”. Si cerramos los ojos y tratamos de mantenernos en el presente, no quedando envueltos en pensamientos o historias del pasado, o en ideas sobre lo que vamos a hacer o nos pueda ocurrir en el futuro. Un sistema eficaz para mantener la atención centrada en el aquí y el ahora, es fijarnos en los movimientos de la respiración, porque la respiración tiene lugar en el presente. Cuando nos demos cuenta de que ya no estamos prestando atención a nuestra respiración, sino que hemos quedado envueltos literalmente en un pensamiento o emoción, la clave es no enfadarse en absoluto ni sentirse culpable, sino con suavidad y a la vez con firmeza, llevar la atención de nuevo a la respiración. El silencio no es la ausencia de sonido sino de ruido. Sólo cuando paramos el torrente de pensamientos que nos bombardea, podemos escuchar esa voz que no surge de la cabeza, sino del corazón.

-- La importancia de “cuidar nuestro cuerpo”. El cuerpo es el inconsciente y por eso cuando usted cuida su cuerpo, cuida su mente y cuando cuida su mente, también cuida su cuerpo.

Para reinventarnos, nos propone además de una buena dosis de paciencia y persistencia, concentrarnos en:
 
-- La certeza de que ningún hecho, por razonable que nos parezca, puede dar lugar a que albergue en nuestro interior pensamientos negativos, que a su vez pongan en marcha emociones disfuncionales. Para ello cuando notemos que empezamos a albergar algunos de esos pensamientos, debemos hacer una pausa, respirar hondo 3 o 4 veces y evitar de la mejor manera posible que esos pensamientos o emociones nos vuelvan a atrapar. Enfocarnos en lo que queremos, no en lo que tememos.

-- Aceptar las situaciones en las que nos veamos envueltos, abriéndonos a la posibilidad de qué detrás del panorama que estemos viendo ante nosotros en ese momento, hay un espacio nuevo, otra realidad que de momento no llegamos a ver.

--Dirigir nuestra atención de manera radical hacia lo positivo, hacia lo que nos puede aportar dicha experiencia, por mala que nos resulte. Si un pensamiento es tan insistente, o una emoción tan intensa que sentimos que es imposible no quedar envuelta en ellos, en ese caso lo que hay que hacer es prestar atención a las reacciones corporales que nos producen y ponerle un nombre "miedo" "tristeza" "incertidumbre". La clave aquí es no resistirse, ya que el empleo del esfuerzo o la voluntad es contraproducente.  No debemos rechazar el pensamiento o la emoción como malos o indeseables, debemos experimentarlos sin juzgarlos, como un explorador que intenta localizar la raíz mas profunda de lo que está experimentando. Veremos como poco a poco se irá disolviendo.
 
Así conseguiremos:
 

--Dejar de sufrir: experimentar el dolor, pero no el sufrimiento. Hay dolor cuando hay una pérdida, pero no debemos pensar reiteradamente en una cosa hasta que nos arruine la vida.

--Desapego emocional: experimentaremos la emoción, pero sin quedar atrapado en ella.

--Hacer desaparecer la ilusión del tiempo: sólo existe un presente continuo, sólo está el aquí y ahora.

--Trascender los hábitos, las reacciones automáticas, los patrones habituales de respuesta, que hemos ido creando subconscientemente a partir de sucesos, hechos, emociones sentidas, experiencias. Porque parte de las experiencias que hemos acumulado a lo largo de nuestras vidas, son esenciales para la supervivencia y por lo tanto están muy bien donde están. Sin embargo otras experiencias son profundamente limitantes. Estas son las que más nos interesa conocer y comprender porque, cuando las cambiamos, nuestro cerebro también cambia y se hace más capaz.

La tarea de sobrevivir tiene mucho que ver con la capacidad de resolver problemas, tomar decisiones, afrontar obstáculos y aprender de los errores

¿Es el milagro el que da lugar al creyente o es el creyente el que da lugar al milagro?


3 de abril de 2011

"DE QUÉ HABLO CUANDO HABLO DE CORRER" de Haruki Murakami


Entre mis libros preferidos destaca "Kafka en la orilla" de este mismo autor japonés, que tuve el placer de saborear hace año y medio o así, y ni que decir tiene que lo disfruté página a página. Me cautivó su manera de narrar la historia, sus personajes fantásticos, una mezcla curiosa entre la realidad y la ficción, con un interminable poder de imaginación (y no estoy exagerando).

Dejó en mí el firme convencimiento de continuar descubriéndole. Y me pregunto cómo he podido estar tanto tiempo sin leerme otro libro suyo.

Pero no ha sido por falta de ganas. Simplemente mi trabajo diario en la biblioteca hace que no pueda evitar sentirme atraída por los numerosos títulos y autores que van cayendo en mis manos. Os confieso que es un vicio inevitable para mí y al mismo tiempo creo que una suerte. Lo repito, un vicio…        

Y esta especie de autobiografía, "memorias" como él la llama, me ha dado la oportunidad de conocerle algo mejor, sobre todo en sus dos facetas más importantes, la de escritor y la de corredor de fondo. Me ha permitido conocer como fueron sus comienzos en ambos aspectos, sus ideas, sentimientos, anécdotas divertidas, las satisfacciones y decepciones sufridas, así como enraizar en mí la certeza de que el trabajo con el cuerpo y con la mente son complementarios, se relacionan entre sí, porque ambos necesitan de una fuerte motivación interna.

En definitiva, nos describe la influencia que el esfuerzo invertido, en el hecho de correr a diario durante sus últimos 25 años de vida, ha supuesto en su cuerpo, en su mente y en su capacidad creativa como novelista. 

“De qué hablo cuando hablo de correr” es un libro corto, ameno, que se lee en dos sentadas. Para titularlo, Murakami se ha inspirado en el volumen de relatos cortos de Raymond Carver “De que hablamos cuando hablamos de amor”   


¿Cómo se convierte alguien en un novelista que corre?




Algunos párrafos y frases del libro:

 “Yo no me hice novelista porque alguien me lo pidiera o me lo recomendara. Me hice novelista por iniciativa propia. Del mismo modo que, uno no se hace corredor porque alguien se lo recomiende. En esencia, uno se hace corredor sin más. Unas personas valen para unas cosas y otras para otras. Obligar a correr largas distancias a personas que no desean correr, o que  por su constitución, no están hechas para ello, es una tortura sin sentido”

“Las diferencias generan pequeños roces cotidianos y, a veces, la combinación de varios de esos roces se transforma en un gran malentendido. Como consecuencia de ello, se reciben a veces críticas infundadas. Te puedes sentir profundamente herido. Sin embargo, a menudo que uno acumula años, poco a poco va adquiriendo conciencia de que esas heridas y esa dureza son en cierta medida necesarias, para la vida”

“Cuando recibo una crítica infundada de alguien, corro un poco más de distancia que de costumbre. De este modo me agoto un poco más. Entonces vuelvo a tomar conciencia de que soy una persona débil y con limitaciones. Me doy cuenta de ello de un modo físico y desde lo más hondo de mi ser. Cuando me enfado, oriento el enfado hacia mí. Cuando siento rabia, redirijo hacia mí esa rabia para intentar mejorar. Me esfuerzo por tragar todo ese silencio, para después intentar liberarlo en esos recipientes que son mis novelas, como una parte más de una historia”

“Ya he dicho que tiendo a engordar un poco en cuanto me abandono. Bien pensado, quizás esa tendencia a engordar con facilidad sea, por el contrario beneficiosa: me refiero a que, en mi caso, para no aumentar de peso he tenido que hacer intenso ejercicio a diario, cuidar mi alimentación y moderarme”  

“La vida es esencialmente injusta. De eso no cabe la menor duda. Pero creo que incluso de las situaciones injustas es posible extraer lo que de “justicia haya en ellas”

“La mayoría de los métodos que conozco para escribir novelas, los he aprendido corriendo cada mañana. Tengo la impresión de que si, cuando decidí hacerme escritor, no se me hubiera ocurrido empezar a correr largas distancias, las obras que he escrito, serían sin duda bastante diferentes”

“El semblante de la gente que corre largas distancias es parecido en cualquier parte del mundo. Todos dan la impresión de pensar en algo. Tal vez no piensen en nada, pero parecen tener la mente fija en algo”

“¿Acaso nuestros sentimientos desaparecen y se pierden así sin más, de un modo tan frustrante, cuando muere nuestro cuerpo?”

“Los tiempos individuales, el puesto en la clasificación, tu apariencia, o como te valore la gente, no son más que cosas secundarias. Para un corredor como yo, lo importante es ir superando, con sus propias piernas y con firmeza, cada una de las metas. Quedarse convencido a su manera de que ha dado todo lo que tenía que dar y de que ha aguantado como debía. Ir extrayendo alguna enseñanza concreta de las alegrías y los fracasos”

“Si algún día quisieran grabarme un epitafio y pudiera elegir yo las palabras, me gustaría que dijera lo siguiente:

                                               HARUKI MURAKAMI
                                                   Escritor (y corredor)
                                                       (1949-20??)       
                                   Al menos aguantó sin caminar hasta el final

“Y por último quiero dedicar este libro a todos los corredores con los que hasta ahora me he cruzado por los caminos de todo el mundo, así como a todos los que alguna vez adelanté o me adelantaron en el curso de una carrera. Si no fuera por vosotros, sin duda yo no hubiera podido seguir corriendo hasta ahora”